A veces uno encuentra lecturas, otras veces las lecturas lo encuentran a uno. Digo esto por una curiosa coincidencia que luego quedará explicada. Me gusta leer Historia. Las andanzas de los patéticos humanos a través de los siglos, siempre tropezando en las mismas piedras y poniendo la misma cara como si fuera la primera vez. Hace unos pocos días leía (de nuevo) acerca de un tal Cincinato, de nombre Lucio Quincio Cincinato. Y viene a cuento, con la que está cayendo.
Las gentes romanas de buena cuna tenían tres nombres. Como nosotros, que tenemos un nombre y dos apellidos, pero un poco distinto. Pongamos, por ejemplo, el caso de Nerón. Cuando nació, le pusieron el nombre de Lucio Domicio Enobardo. Lucio era su verdadero nombre, lo que sería entre nosotros el nombre de pila. Domicio servía para indicar la estirpe a la que pertenecía (la de los domicios) y Enobardo era el sobrenombre tradicional de la familia Domicia, y significaba literalmente "barba roja". Cuando su madre lo hizo adoptar por el emperador Claudio, su nombre cambió para llamarse desde entonces Tiberio Claudio Nerón. Y también en este caso, el primer nombre es el de verdad de la buena, mientras que Nerón (el nombre por el que más se le conoce) era el sobrenombre de la familia Claudia y quería decir algo así como "dios de la guerra". Volviendo a Cincinato, este nombre era un apodo que significaba "de cabellos rizados". Y allá a mediados del siglo V a.C., cuando Roma aún no era gran cosa, es cuando tienen lugar las particulares hazañas del héroe del pelo ensortijado.
A poco que se busque, se podrá leer en cualquier lugar acerca de la vida y obras de este personaje, así que no me extenderé en pormenores.
Cincinato era de familia noble (patricio, que decían ellos) y muy rico, pero su fortuna se evaporó a causa de un malentendido cuando su hijo fue acusado de haber cometido un asesinato. Para huir de la orden de detención y las vicisitudes del proceso, el hijo se alejó de Roma y dejó al padre en situación crítica: tuvo que desembolsar una pasta gansa para resarcir los daños y pagar la multa. Apenas le quedó un terreno y una pequeña vivienda junto al Tíber. Y allí me lo encuentran los enviados del Senado, arando su campo como un rústico más, cuando una situación peliaguda se cierne sobre Roma. Resulta que corriendo el año 458 a.C., los ecuos y los volscos (pueblos del centro de la península itálica, vecinos de los latinos y que, como "buenos vecinos" su principal entretenimiento consistía en darles por el saco) se levantan en armas contra Roma y son los ecuos quienes llegan a fumigarse toda la resistencia que algún incapaz dirigente militar romano consigue oponerles. Como Cincinato se había ganado buena reputación como cónsul, el Senado, después de la correspondiente votación, le propone el cargo de dictador. Hoy en día, escuchamos la palabra "dictador" y nos entra la cagalera con el recuerdo de siniestros personajes que copan el poder durante décadas. Pero según la ley romana, un dictador era un funcionario dotado de poder absoluto durante un periodo máximo de seis meses, designado en votación por el Senado en momentos muy difíciles y con el propósito de agilizar la toma de decisiones. Es decir, una muy provisional medida de urgencia. Bueno, pues hete aquí que Cincinato se presenta al día siguiente en el foro con la toga orlada de púrpura (la de dictador), se pone al frente de un ejército reclutado para la ocasión y aplica una táctica de cercar a los malosos enemigos (quienes a su vez tenían rodeados los restos del ejército romano inicial) con una empalizada en el monte Álgido. Allí tiene lugar la batalla decisiva. Al grito de "¡Sus vamos a meter tal golpiza que sus vais a defecar en los mismísimos calzones, so guiris!" (o algo similar), a los ecuos me los pillan entre dos frentes y se ven obligados a rendirse. Victoria romana por la vía rápida.
Y como ya es hora de ir recogiendo, vamos con algunas conclusiones.
- Conclusión número uno: Tomen nota,incompetentes señores políticos del siglo XXI. Aquí tienen el ejemplo de un tipo al que se le encarga que saque al país de una situación crítica, y va y lo hace. Sin campaña política para prometer el oro y el moro (promesas que no piensa luego cumplir) ni gaitas por el estilo. Res, non verba ("hechos, no palabras").
- Conclusión número dos: El cargo de dictador le permitía a Cincinato un mangoneo de seis meses, con su guardia de honor de lictores, sus banquetes en su honor, sus triunfos, sus restituciones... Pero a los seis días después de cumplida su misión, y habiendo dejado ya todo en su sitio, abandonó la toga de orla púrpura por sus ropas de campesino, dio las dimisiones y prefirió volverse a la vida humilde de su campo y su arado. De esta forma (y convenientemente agrandada su leyenda por Catón el Viejo), quedó el suyo como un ejemplo de entrega a su pueblo, de honradez y rectitud, sin enorgullecerse por los servicios prestados.
Y si salvar a tu país me parece ya algo heroico, el hecho de evitar sucumbir a las ambiciones personales en el cumplimiento del deber, y no quedarse a exprimir voluptuosamente las arcas del dinero público, es una hazaña estratosférica. Como mínimo.
Tomen buena nota también de esto,panda de malnacidos señores políticos.
De esta guisa, con fasces lictores en una mano y arado en la otra (foto inferior), se puede ver a Cincinato en una estatua que le dedicaron en la ciudad estadounidense de Cincinnati (en el estado de Ohio). Es evidente que el nombre de la ciudad está tomado del héroe romano. Al acabar la guerra de la independencia estadounidense, se creó la Sociedad de los Cincinnati, para honrar a personas como George Washington, que habían servido desinteresadamente en los días de la revolución americana.
Las gentes romanas de buena cuna tenían tres nombres. Como nosotros, que tenemos un nombre y dos apellidos, pero un poco distinto. Pongamos, por ejemplo, el caso de Nerón. Cuando nació, le pusieron el nombre de Lucio Domicio Enobardo. Lucio era su verdadero nombre, lo que sería entre nosotros el nombre de pila. Domicio servía para indicar la estirpe a la que pertenecía (la de los domicios) y Enobardo era el sobrenombre tradicional de la familia Domicia, y significaba literalmente "barba roja". Cuando su madre lo hizo adoptar por el emperador Claudio, su nombre cambió para llamarse desde entonces Tiberio Claudio Nerón. Y también en este caso, el primer nombre es el de verdad de la buena, mientras que Nerón (el nombre por el que más se le conoce) era el sobrenombre de la familia Claudia y quería decir algo así como "dios de la guerra". Volviendo a Cincinato, este nombre era un apodo que significaba "de cabellos rizados". Y allá a mediados del siglo V a.C., cuando Roma aún no era gran cosa, es cuando tienen lugar las particulares hazañas del héroe del pelo ensortijado.
A poco que se busque, se podrá leer en cualquier lugar acerca de la vida y obras de este personaje, así que no me extenderé en pormenores.
Cincinato era de familia noble (patricio, que decían ellos) y muy rico, pero su fortuna se evaporó a causa de un malentendido cuando su hijo fue acusado de haber cometido un asesinato. Para huir de la orden de detención y las vicisitudes del proceso, el hijo se alejó de Roma y dejó al padre en situación crítica: tuvo que desembolsar una pasta gansa para resarcir los daños y pagar la multa. Apenas le quedó un terreno y una pequeña vivienda junto al Tíber. Y allí me lo encuentran los enviados del Senado, arando su campo como un rústico más, cuando una situación peliaguda se cierne sobre Roma. Resulta que corriendo el año 458 a.C., los ecuos y los volscos (pueblos del centro de la península itálica, vecinos de los latinos y que, como "buenos vecinos" su principal entretenimiento consistía en darles por el saco) se levantan en armas contra Roma y son los ecuos quienes llegan a fumigarse toda la resistencia que algún incapaz dirigente militar romano consigue oponerles. Como Cincinato se había ganado buena reputación como cónsul, el Senado, después de la correspondiente votación, le propone el cargo de dictador. Hoy en día, escuchamos la palabra "dictador" y nos entra la cagalera con el recuerdo de siniestros personajes que copan el poder durante décadas. Pero según la ley romana, un dictador era un funcionario dotado de poder absoluto durante un periodo máximo de seis meses, designado en votación por el Senado en momentos muy difíciles y con el propósito de agilizar la toma de decisiones. Es decir, una muy provisional medida de urgencia. Bueno, pues hete aquí que Cincinato se presenta al día siguiente en el foro con la toga orlada de púrpura (la de dictador), se pone al frente de un ejército reclutado para la ocasión y aplica una táctica de cercar a los malosos enemigos (quienes a su vez tenían rodeados los restos del ejército romano inicial) con una empalizada en el monte Álgido. Allí tiene lugar la batalla decisiva. Al grito de "¡Sus vamos a meter tal golpiza que sus vais a defecar en los mismísimos calzones, so guiris!" (o algo similar), a los ecuos me los pillan entre dos frentes y se ven obligados a rendirse. Victoria romana por la vía rápida.
Y como ya es hora de ir recogiendo, vamos con algunas conclusiones.
- Conclusión número uno: Tomen nota,
- Conclusión número dos: El cargo de dictador le permitía a Cincinato un mangoneo de seis meses, con su guardia de honor de lictores, sus banquetes en su honor, sus triunfos, sus restituciones... Pero a los seis días después de cumplida su misión, y habiendo dejado ya todo en su sitio, abandonó la toga de orla púrpura por sus ropas de campesino, dio las dimisiones y prefirió volverse a la vida humilde de su campo y su arado. De esta forma (y convenientemente agrandada su leyenda por Catón el Viejo), quedó el suyo como un ejemplo de entrega a su pueblo, de honradez y rectitud, sin enorgullecerse por los servicios prestados.
Y si salvar a tu país me parece ya algo heroico, el hecho de evitar sucumbir a las ambiciones personales en el cumplimiento del deber, y no quedarse a exprimir voluptuosamente las arcas del dinero público, es una hazaña estratosférica. Como mínimo.
Tomen buena nota también de esto,
De esta guisa, con fasces lictores en una mano y arado en la otra (foto inferior), se puede ver a Cincinato en una estatua que le dedicaron en la ciudad estadounidense de Cincinnati (en el estado de Ohio). Es evidente que el nombre de la ciudad está tomado del héroe romano. Al acabar la guerra de la independencia estadounidense, se creó la Sociedad de los Cincinnati, para honrar a personas como George Washington, que habían servido desinteresadamente en los días de la revolución americana.
¿Servir desinteresadamente? ¿es posible en este siglo nuestro? ojalá...
ResponderEliminarEs posible en nuestro siglo, y la prueba es que existen muchas ONGs que trabajan de esa forma.
EliminarLo que parece más difícil es sanear el panorama político para que gente con miras amplias y ambiciones controladas pasen al frente.
pues anda que tambien me he metido un poco con esto de la historia y hablando de dictadores y heroes o... hombres al menos que dejaron una huella importante me encuentro que los mitos creados alrededor de personajes históricos, son de origen y fin político, pero demasiado distorsionada carente de objetividad
ResponderEliminarno vamos muy lejos y me dirás que porque defiendo a Porfirio Diaz. un dictador para muchos aca y desde luego un hombre que murio desterrado en paris sin poder siquiera volver a méxico por culpa d elos mexicanos...
es tano lo que hizo malo... enfermarse de poder
pero si muchas cosas buenas de origen humilde subiendo escaños en la politica sin promesas vanas puros hechos creció la industria ferroviaria, la de construcción, y otros planes de gobierno para gente necesitada ... independientemente que haya durado tanto en el poder...tardó tanto porque no hubo un hombre digno que pudiera ese tiempo hacerle sombra o lograr lo que el.
y sigue exiliado sus restos no pueden regresar a mexico una tontera puesto que unos que están vivos politicos ratas y alimañas esos deberian estar exiliados fuera del planeta
Hay casos y casos. Y en la Historia tendrás ejemplos de cada cual.
EliminarYa sabes que en España, cuando hablamos de dictadores, nos viene a la cabeza enseguida el que estuvo ahí colocado por sí mismo desde el 39 hasta el 75. Que se dice rápido. En Cuba pensarán en Fidel, un tipo que empezó como libertador y acabó como un tirano más.
Etcétera, etcétera... No importa lo que digan ser, el tiempo revela lo que realmente son.
Pues eso...
ResponderEliminarBesos
Sip. Eso mismo.
Eliminarmuacks
Buen intento y aproximación hacia los políticos, sólo tienen algún problema: 1) No lo vana a leer; 2) no lo van a entender; 3) no les importa/ interesa... antes prenden fuego como fue el gran incendio de Roma.
ResponderEliminarp.d. Me encantaría oír el grito de "Sus vamos a meter tal golpiza..." en genuino romano.
Estas cosas, aunque se las expliques como a un niño de 4 años, ni se van a enterar.
EliminarLes entra por un oído y les sale por el otro. Bueno, no, que la Física nos ha demostrado que el sonido no se propaga en el vacío xD
Ando algo flojo de latín antiguo, pero en otra ocasión me animo con la versión original para los gritos de guerra jajaja
Fe de erratas:
ResponderEliminar- sólo tiene algún problema.
- van a leer.
(parezco político)
Lo difícil es encontrar un Cincinnati, estaría estupendo
ResponderEliminarEsperemos que no estén en peligro de extinción, como tantas otras especies, porque sería una verdadera lástima.
EliminarLos Cincinatos han hecho grandes cosas cuando se ha necesitado que algo cambiara. Son esas personas que marcan la diferencia a gran escala.
Muy curiosa la historia, no conocía a este personaje, pero francamente no me la termino de creer del todo. La historia ensalza o arrastra a los gobernantes según le conviene, y si en ese momento interesaba que este señor quedase como un santo varón así fue.
ResponderEliminarUy, qué desconfiada... Bueno, es difícil exagerar virtudes de quien no tiene ninguna. Este buen señor algo habrá hecho bien, ¿no? ;)
EliminarMuy instructivo.
ResponderEliminarEl caso de Harry Truman también lo es, se fue con lo puesto, y al mrir solo tenía la casa que su mujer había heredado de sus padres.
Pero casos así, hay uno o ninguno por generación.
Hummmm... con Harry Truman tengo sentimientos encontrados (lo de las bombas atómicas, casos de corrupción brutal en su mandato, el asunto del macarthismo...). Pero, bueno, en lo que comentas seguro que fue intachable.
EliminarAlivia leer estas cosas, vamos que no era extraterrestre sino humano verdad?¿y tal mutación genética podría incluso volver a repetirse no? es una esperanza.
ResponderEliminarNo se, yo siempre he pensado que si te hacen un test psicotécnico para cualquier cosita, desde ser auxiliar administrativo a piloto ¿cómo es posible que para dirigir un país entero no?
Es una pena porque siendo la labor del político la más honrosa de todas quede así tirada por el barro, creo que es un trabajo vocacional, no sirve cualquiera, debería haber alguna forma de poder distinguir a los que entran en política por prestigio, por engrosar el bolsillo o por zanganear de aquellos a los que les mueve el ansia de ayudar verdaderamente.
Por otra parte, sucede como siempre, los que tienen poder abusan porque pueden, por lógica estadística de los millones de ciudadanos que nos dedicamos a criticarlos un gran porcentaje actuaría igual, y le sabe precisamente mal no estar en su lugar.
Que un día me quedé muerta cuando salió la conversación entre la vecindad y una va y dice "se lo llevan crudo, pues mira, sinceramente yo haría lo mismo".
Desde luego el político debería ser alguien con una carga ética especialmente pronunciada.
¡Jo, qué razón tienes con lo del psicotécnico!
EliminarAh, y eso de que un ciudadano-de-a-pie trincaría igual que un político-de-a-caballo si estuviera en su lugar, lo tengo muuuuuy seguro. Lo que faltan son oportunidades, nada más. O como decían en aquella peli que tanto me gusta, Nueve reinas: "No faltan putos, lo que faltan son financistas" xD
Por diossss necesitamos a uno de esos de pelo rizado en España ya!!!
ResponderEliminarPero no, desgraciadamente ya no quedan Cincinatos en ningún rincón del planeta snif, snif...
Besitos