(área de descanso nº 181)
Después de recoger todos los trozos de la vajilla destruida en el post anterior, descubro con agrado que al menos una taza de té ha quedado intacta. No es mal momento para rellenarla con la bebida caliente y disfrutar de algo de serenidad, sorbo a sorbo.
Las cosas suceden así. Alguien me dijo una vez que el universo entero continuamente está conspirando para lograr tu felicidad. Dicho así, cuesta creerlo. Hay casos que parecen un complot en sentido opuesto... Empero, con el tiempo también he aprendido que somos transformados de acuerdo a lo que tenemos como objeto de nuestra contemplación y, también, que no es difícil que hallemos precisamente eso que estamos buscando con diligencia. Cuando algo llena nuestra mente, termina por colorear nuestros pensamientos según su propia sustancia. Hay quien prefiere la expresión todo es del color del cristal con que se mira. No sé si se trata exactamente de lo mismo, puede que haya algún matiz distinto, pero sirve como frase de apoyo.
Mientras pensaba cómo salir del pozo anímico en que me sumí después de la rotura de la vajilla, una antigua historia se cruzó en mi camino.
El relato es algo así:
Un campesino, agobiado por lo dura que se le hacía su vida, acudió a consultar a un hombre sabio de su aldea en busca de consejo. El granjero no tenía ni idea de cómo iba a sobrevivir y estaba dispuesto a rendirse. El hombre sabio le propuso una ilustración. Tomó tres recipientes, vertió agua en ellos y los colocó sobre el fuego de su cocina. Cuando el agua comenzó a hervir, echó en uno un pequeño manojo de zanahorias, en el otro unos huevos, y en el tercero un puñado de hojas de té. Dejó que el agua hirviera durante un tiempo y luego retiró los recipientes del fuego. Finalmente, depositó en tres cuencos el contenido de los recipientes.
- Dime qué ves -le preguntó al agricultor-.
- Zanahorias, huevos y té -obviamente, le responde este-.
Entonces, el hombre sabio le dice que pruebe cada uno de los cuencos y que extraiga sus propias conclusiones.
Las zanahorias, que eran de textura consistente cuando estaban crudas, se habían reblandecido por efecto del agua hirviente. En cambio, los huevos crudos, gelatinosos dentro de su cascarón, se mostraban ahora sólidos al pelarlos después de ser cocidos. Por último, el agua en que habían hervido las hojas de té se había convertido en una infusión aromática.
¿Cuál era el significado de todo esto? Lo que el sabio quería explicarle al campesino era que cada uno de estos tres ingredientes había experimentado la misma adversidad, el agua hirviendo, y sin embargo cada uno de ellos había reaccionado de una forma distinta.
Hay quien se muestra firme y decidido, pero tras verse expuesto a dificultades se acobarda y se vuelve pusilánime. Por el contrario, hay otros que aunque parecen frágiles se endurecen en la adversidad, y su interior tierno se hace más severo. Por último, hay personas tan especiales que, cuando son atrapadas por el conflicto, ellas mismas son capaces de transformar el medio en que se encuentran y convertirlo en algo mejor.
Es inevitable que la fatalidad, tarde o temprano, llame a la puerta. Cuando llega ese momento, por nuestra reacción se nos permite conocer de qué estamos hechos. Y conocida nuestra reacción, todavía podemos decidir cómo queremos actuar a partir de ese instante.
Por ahora, yo me quedo bebiendo mi taza de té.
Me llegan tus palabras al corazon.. Hay momentos y dias grises, a veces veo meses q se avecinan hostiles... Tantos esfuerzo y los frutos los recojen otros...
ResponderEliminarConvertirnos en pequeñas tazas de te...
Abrazos con aromatizados
Ei, qué historia más educativa, me encanta! ¿Te la contaron o te la inventaste? Es muy sabia. Pero yo le veo también otra lectura: fíjate, cada uno reacciona de una manera diferente a la adversidad del hervido, pero ¿es voluntario? no creo. La propia naturaleza de cada uno determina el resultado. Por mucho que la zanahoria quisiera lo contrario al ser tan dura en crudo el hervor la ablanda. Ir en contra de nuestra naturaleza también es cansino y frustrante...lo digo por mostrar un punto de vista distinto, no sé si estás de acuerdo...eso sí, sea como sea, que las bebidas calmas y aromatizadas nos acompañen...Besos!
ResponderEliminarHace tiempo también conté esta historia (a mi manera), pero cambié el té por el café.
ResponderEliminarNo me gusta ninguna de las dos cosas, pero el té me asquea hasta como huele... agua caliente... no jodas ;P
Preciosa reflexión, raindrop. :)
ResponderEliminar¿Me invitas a una tacita de ese aromático té? :D
Lectura muy recomendable. No conocía la ilustración. Con tu permiso la utilizaré.
ResponderEliminartoc toc ¿hay de jazmin? ;)
ResponderEliminarDefinitivamente, me gusta el té.
ResponderEliminar“El ritual del té, esta repetición precisa de los mismos gestos y de la misma degustación, este acceso a sensaciones sencillas, auténticas y refinadas, esta licencia otorgada a cada uno, sin mucho esfuerzo, para convertirse en un aristócrata del gusto, porque el té es la bebida de los ricos como lo es de los pobres, el ritual del té, pues, tiene la extraordinaria virtud de introducir en el absurdo de nuestras vidas una brecha de armonía serena. Sí, el universo conspira a la vacuidad, las almas perdidas lloran la belleza, la insignificancia nos rodea. Entonces, tomemos una taza de té. Se hace el silencio, fuera se oye soplar el viento, crujen las hojas de otoño y levantan el vuelo, el gato duerme, bañado en una cálida luz. Y, en cada sorbo, el tiempo se sublima.”
Muriel Barbery - La elegancia del erizo
Silvia
ResponderEliminarLo primero, decirte que me alegra mucho reencontrate por estos lugares virtuales. Pero mucho, mucho, eh ^^
Y luego, que sí, que si hay que convertirse en pequeñas tazas de té, será algo bueno.
Que te vaya bien, guapa :)
besos
Francesca
Sí, sí. También lo había pensado. Si eres mantequilla y te ponen al sol, te ablandarás. Si eres arcilla, te endurecerás. No depende de lo que decidas, sino de lo que seas. Peeeeero, afortunadamente somos personas con capacidad de decisión, no materiales o ingredientes de cocina. Y, además de lo que parece que traemos incorporado de serie, también podemos ir madurando y aprendiendo cosas nuevas. Es decir, que tenemos la capacidad de transformar nuestro carácter (quizás no tanto nuestro temperamento, pero sí el carácter). Y eso es una buena noticia. La educación puede dar frutos. No hay que morirse gruñones (por ejemplo) por haber nacido gruñones.
:)
(por cierto, la historia la conocía de hace tiempo, pero hoy mismo a una amiga le dio por compartirla conmigo... esas cosas que se hacen por casualidad, pero como si supiera lo que estaba necesitando, oye)
besos
Doctora
jajajaja ya veo que has tocado muchísimos temas ;)
En parte eres como una cajita de sorpresas y siempre me resultan agradables.
Por cierto, que tampoco soy nada adicto a las infusiones y cada vez que me ofrecen pienso lo mismo: no me apetece agua caliente. Dicho esto, ya puedes suponer que lo de tomarme una taza de té ha sido una licencia literaria. Aunque, mira, esta tarde fui a hacer la compra y me agencié un paquete de té. Creo que ha sido cosa del subconsciente ese. Quizás me acabe aficionando.
xD
besos
Samotracia
Invitadísima quedas ^^
Me animó mucho tu último post. Eso ya te lo dije allí y te lo repito aquí. Gracias a ti.
muacks!
Alex
Bueno, no necesitas mi permiso porque la historia (la de la zanahoria, el huevo y el té) no es de mi invención.
Jo
Hay de lo que tú quieras y de lo que tú seas ^^
muacks!
Ana
Una cita muy apropiada para la ocasión, ya lo creo.
A disfrutar de ese té.
besos
Me han gustado mucho tus exquisitas reflexiones, por cierto que las comparto a pies juntillas, leerte ha sido como tomar un sorbo de aromático té.
ResponderEliminarMe han gustado mucho tus exquisitas reflexiones tan bien expuestas, las comparto a pies juntillas, no conocía la historia esta pero me encanta, es de las que se recuerdan, la primera frase del universo que alguien te dijo sí me recuerda a un libro de Coelho. Saludos!
ResponderEliminarMe encanta el té!
ResponderEliminarMe ha encantado el relato. Es cierto que cada cual reacciona de diversa manera ante los acontecimientos, incluso uno mismo reacciona diversamente dependiendo del momento en el que se encuentre.
Ha sido un placer descubrir tu blog
Espero que tu experiencia con el té supere a tu licencia literaria.
ResponderEliminarLo del té es un mundo, yo te lo recomiendo verde con hierbabuena al estilo moruno. Ya me contarás.
Sobre tu entrada, menos mal que añadiste el último párrafo¡ porque la enseñanza sobre las verduras no nos de la oportunidad de cambiar una vez destilada nuestra esencia, y eso no es propio de la naturaleza humana. Aunque no siempre la empleemos tenemos era capacidad de cambiar nuestro comportamiento, cosa que no se puede decir de la zanahoria ni del té.
Pero tu, que escribes con una exquisita sabiduría y diplomacia, has equilibrado el relato con tu principio y tu final.
Me ha encantado y también que después de los platos rotos llegue la calma.
Besos raindrop
PD: la hierbabuena a ser posible fresca, el té verde a granel (que no sea de sobre), la tetera pequeña y no te cortes con el azúcar y sobre todo, que el agua no llegue a hervir.
Maravillosa entrada!!!! Amigo por falta de tiempo suelo leer tus post de dos en dos, pues actualizas mas rápido de lo que yo pueda llegar...pero no me pierdo ni una.
ResponderEliminarComo te decía, tu entrada anterior me ocasionó un ligero nerviosismo por la situación en la que nos está llevando esta gente. Ahora he decirte que gracias a tu nuevo post me dejas un buenísimo sabor de boca. Solo me queda darte las gracias por tan excelente entrada. Es una inyección de sabiduría para mi conciencia.
Muchísimos besos amigo. Que disfrutes de tu té.
Valiosa lección la del post de hoy :). Y muy bien enlazada. Creo que es indudable que algo de eso hay y también algo de lo que dice Francesca, no se debe luchar contra la propia naturaleza (aunque siempre hay un margen de maniobra, no?). También creo que, a veces, nos pasan cosas malas (incluso terribles) que nos hacen transformarnos para mejor. ¿A caso no es una zanahoria cocida mucho más accesible para un niño que a penas tenga dientes?
ResponderEliminarPor otro lado, también alguien solía decirme que el universo conspiraba... a lo que yo siempre contestaba que era lo bastante insignificante como para que el universo ni se percatara de mi exitencia, ¡como para andar conspirando! Ahora pienso en esa persona y en como ha transcurrido la vida y tengo que darle la razón, aunque no conspirara para la felicidad, precisamente.
Besos
Pd. A mí tampoco me gustaban las infusiones. Empezé como tú... así que ¡bienvenido! jajaja
(También los hay fríos riquísimos. Te recomiendo el turco de manzana, además ahora para el verano mmm!!)
Raindrop; hace un tiempo yo me rendí, tiré la toalla, pero antes de tirarla del todo escribí y tú como muchas otras personas me ayudasteis... Hoy mismo estaba pensando lo muy afortunada que soy.
ResponderEliminarEs estupendo leerte, aunque a veces no comente:).
Un beso
Te invito yo a un té ¿como lo quieres?
Para mi un te verde con limón. En algún momento de mi vida he sido una zanahoria y en otra un huevo.
ResponderEliminarEs cierto que no todos reaccionamos al medio de la misma forma, que la adversidad nos afecta depende del material de que estemos hechos, pero como seres humano y no hortalizas tenemos el gran poder de transformarnos con algo de entrenamiento.
Te encontré por casualidad y... me quedo!
ResponderEliminarUn abrazo.
Excelente fábula, ¿es tuya?, con permiso la guardo; presenta una enseñanza clara de la fortaleza y debilidad humana frente a la adversidad, que obviamente obtiene respuestas distintas según cada cual. Pero eso es siempre en primer término, también cuenta el refranero popular que el agua acaba buscando su curso natural, y superados los miedos la esencia propia se mantiene. O eso creo.
ResponderEliminarHace tiempo, en una situación anímica distinta a la actual y de la que aseguro haber aprendido mucho, escribí una empanada mental siguiendo la célebre fábula de la rana y el escorpión.
P.d. En casa siempre tomo té, jamás café. Fuera de casa, excepto cuando sé que no es de sobrecito, siempre expreso.
interesante lo escribido me gusta. genio ( a )
ResponderEliminarOdio el agua pero como hay que beberla me decanté por el té hace milenios.Por supuesto, el té es la parte bonita de la historia pero yo, sin duda, me identifico con el huevo duro.
ResponderEliminarSonja
ResponderEliminarSeguramente la sacó de un libro de Coelho. Pero si me quedó grabada fue porque no me sonó a repetición, sino a algo que estaba viviendo en primera persona. Y eso lo cambia todo.
besos
Pikina
Sin duda. No tenemos programación para reaccionar como autómatas, aunque sí que pueden observarse ciertas tendencias dependiendo de cada cual.
Gracias y bienvenida.
besos
Alexssa
Tomo nota sobre los tés. Estoy neófito total y he empezado a tomar té verde (me han dicho que acelera el metabolismo y esas cosas jejeje).
Cierto que no somos hortalizas ni cosa por el estilo. El relato invitaba a la reflexión y si he podido poner mi granito de arena en este asunto, ya me doy por satisfecho ^^
besos
Vicky
Este post ha sido el contrapunto del anterior, que me había dejado un pésimo sabor de boca. Nada que no se arregle enjuagando con el té jajajaja
besos
xiana
Otra recomendación de té que me apunto. De momento, me siguen sabiendo a agua caliente con regusto a hierbas jajajaja
Está bien eso que apuntas de la zanahoria. Mira, no se me había ocurrido. Cuando se presenta una ilustración, las derivaciones que se pueden hacer son prácticamente ilimitadas ^^
besos
reina
Me alegra mucho leer esto que comentas :)
El té: como tú quieras, que yo estoy empezando y me da lo mismo uno que otro. Aún no le he cogido el gusto.
besos
Montse
Me gusta tu comentario. Creo que es importante tener en cuenta que no hay por qué responder siempre de la misma forma. Sino que el proceso es: darse cuenta de cómo reacciono de forma natural y, si no me gusta lo que acabo de analizar, sencillamente tratar de cambiarlo. Y tan feliz ^^
besos
Carol
Aquí eres bienvenida y aquí me seguirás encontrando ^^
besos
Sergio
No, la fábula no es de mi invención. En este caso solo he sido un canal de transmisión.
Es curioso, en cierta ocasión (hace ya muuuuchos años, allá por los comienzos de close2u) también escribí en este blog acerca de la fábula de la rana y el escorpión.
un abrazo
frank
Me alegra que te guste.
un saludo
pseudosocióloga
El agua "a pelo" es una bebida genial. Pero una vez calentada y teñida de hierbas me tiene menos gracia. No sé si fue mi madre con sus infusiones a la fuerza cuando era crío, que me hizo odiarlas un poco. Me saben a estar enfermo o algo por el estilo. Mal.
Si te endureces con las dificultades, recuerda que también es conveniente conservar algo de blandura que permita acoger a otras personas y no avinagrarse demasiado ^^
un besote