"Sentado solo, en el bosque de bambú,
toco el laúd, silbo largo tiempo.
Al bosque profundo la gente no lo conoce,
la luna brillante viene y acerca su claridad".
(Wang Wei, 699-759)
La brisa de la tarde rumorea entre los tallos huecos y las briznas de hierba. Viene de donde quiere, va hacia donde quiere. Nunca se sabe.
Indiscreta, juega con la ropa y los cabellos. Juguetona, acaricia el rostro.
Le respondo con otra caña, la única manera de convertir en dulce melodía el fuego indómito que ruge en mi interior. Vapores mezclados en el viento. Susurran ambos.
Mi aliento inunda la flauta. Se introduce desde la embocadura, se agita, se retuerce, traza remolinos, se emociona en el interior del tubo. Luego, escapa de su alma, tan cálida, y expira en la tibieza del bosque. Se diluye en el éter.
Y es en el momento en que muere, el instante definitivo, cuando alcanza la belleza y encuentra el sentido de su efímera existencia.
Los huracanes tampoco se sabe de dónde proceden y podemos responder y provocarlos arrasando a inocentes, que nada tienen que ver con ellos.
ResponderEliminar(Poético tu texto. Estupendo, me estás mal acostumbrando)
Los huracanes no saben de música, creo. Se dedican más a poner todo patas pa'rriba.
EliminarSon unos exagerados xD
abrazos
Y junto a su aliento parte de tu interior, fuego sublimado en melodía que alcanza su mayor belleza al morir, al existir efímeramente.
ResponderEliminarPrecioso, en la entrega del alma a la música y en la mezcla maravillosa del artista, la naturaleza y la música en el alma de quien lee.
Besos raindrop y gracias
Lo has captado y lo has expresado a la perfección ^^
Eliminarbesos (y gracias a ti, por supuesto)
Con este precioso relato me has hecho evocar la bellísima acuarela de Fortuny, "El idilio". La tenía guardada por ahí para hacer alguna entrada con ella, pero creo que ha encontrado el lugar adecuado.
ResponderEliminarBesos.
http://www.museodelprado.es/coleccion/galeria-on-line/galeria-on-line/obra/idilio/
Me parece una imagen acertadísima. Gracias por compartirla :)
Eliminarbesos
que lindo... yo lo aplico a mi instrumento: el piano. Acariciarlo ya es todo un placer....
ResponderEliminarSí, ya lo creo.
EliminarEl problema es transportarlo hasta el bosque de bambú...
Pero, bueno, si es en el salón de casa también está bien :)
besos
Que suerte tenéis los músicos que podéis transformar el viento en poesía...Si yo toco la flauta -y nada de dobles interpretaciones :)- seguro que solo hará piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
ResponderEliminarSaludos!
Hum, sí, qué suerte tienen los músicos jajajaja
EliminarEn destreza tocando la flauta puede que estemos igual xD
besos
Qué bonito... Enseguida he pensado en una ninfa y un fauno, cuyas pupilas no dejan de esquivarse y perseguirse a un tiempo, sumergidos en ese bosque.
ResponderEliminarMe ha encantado :). ¿Tocas? ¿También? :)
Besos
Yo tocaba a la que tocaba la flauta (estuve casado con una flautista y me transmitió toda su pasión por el instrumento).
EliminarLa imagen que evocas es como la que Ana (más arriba) ha querido compartir ^^
besos
Ohhhhhhhhhhh Rain, hoy ¿sabes que hago? me instalo en tu bosque de bambú, me siento debajo de ellos, y escucho tu música y me lleno de la fragancia del aroma de este bosque, no se si habrá algo en esta vida... que me guste más que un bosque...asi es que hoy...tu espacio es magia para mi. GRACIAS por este regalazo amigo.
ResponderEliminarAbrazotedecisivo lleno de afecto
Hay sitio en el bosque ^^
EliminarGracias a ti por estar aquí.
besos
y después el silencio, hermoso.
ResponderEliminar...aunque siempre quedará algún eco resonando en los oídos y en la mente.
Eliminarbesos
La flauta es un instrumento que me trae malos recuerdos, nos obligaban a aprender en clase de música y se me daba fatal.
ResponderEliminarQué mal cuando un profesor o las circunstancias académicas nos hacen odiar una materia o una actividad, y qué bien cuando sucede exactamente lo contrario y amamos para siempre algo que nos hace felices.
Eliminarbesos
Huellas de un lector que recoge la cálida melodía de tu lirismo...enhorabuena y un abrazo de azpeitia
ResponderEliminarAquí seguiré tocando.
EliminarBienvenido y gracias por tu visita.
un saludo
La música tiene alma.... y el silencio se apropia de los dos. Precioso texto Rafa.
ResponderEliminarBesos guapo!
No sé si la música tiene alma o si la música es alma.
EliminarMe gustan los instrumentos de viento por ese juego del aliento, el alma, el remolino juguetón... ^^
besos
Con el aliento que proviene del alma se escriben palabras muy bellas, muy.
ResponderEliminarSolo hay que leerte para saberlo.
Besos y abrazos
Me haces feliz, muy
Eliminar^^
abracibesos
Bueno, sin negar el halo poético que invade al texto y sin afán de menospreciarlo, a mi me vino a la mente mis 21 churumbeles/as de 10 años los jueves a las 12 yendo para música sopleteando la boquilla de la flauta y mi dolor de cabeza, acumulado mientras en el recreo los más rezagados en el dominio de esta habilidad me rodean y yo voy indicando a cada uno como sus deditos están mal colocados encima de los agujeritos del instrumento para así superen el trago que supone "dar la canción" ante el profe de música.
ResponderEliminarSiento, Rafa, se tan prosaica pero los caminos de las sinapsis neuronales son inescrutables, meu home.
Que bonito amigo. Eso para todos los instrumentos de aire.
ResponderEliminarMuy poético, si señor!!!
Besos amigo.