"Hasta entonces había creído que todo libro hablaba de las cosas, humanas o divinas, que están fuera de los libros. De pronto comprendí que a menudo los libros hablan de libros, o sea que es casi como si hablasen entre sí. A la luz de esa reflexión, la biblioteca me pareció aún más inquietante. Así que era el ámbito de un largo y secular murmullo, de un diálogo imperceptible entre pergaminos, una cosa viva, un receptáculo de poderes que una mente humana era incapaz de dominar, un tesoro de secretos emanados de innumerables mentes, que habían sobrevivido a la muerte de quienes los habían producido, o de quienes los habían ido transmitiendo".
(Umberto Eco, "El nombre de la rosa")
Hace varios años, Juan Luis Cano y Guillermo Fesser (es decir, Gomaespuma) habían creado un divertido spot radiofónico para una campaña de promoción de la lectura. Empezaban intentando seleccionar las palabras más bonitas de nuestro idioma. Juan Luis citaba "madre". Oh, sí, comentaban, hermosísima palabra, no hay otra con un significado tan importante... Y entonces Guillermo mencionaba "libro". Qué gran palabra, le respondía Juan Luis. ¿Y por qué te gusta esa palabra? Guillermo le respondía: Es que yo, después de tantos días trabajando, hoy libro.
Quizás algo disparatado como promoción de la lectura, pero ellos son así. Lo de Gomaespuma es humor, no hay que darle más vueltas, pero he conocido algún caso real que daría mucha más risa si no fuera porque iba en serio. El que se lleva la palma se me va quedando lejano en el tiempo, aunque imposible de olvidar. Recién salida la primera generación de las Playstation, mi amigo B ya la tenía chipeada, incluso con algunos juegos en japonés (¡qué locura era moverse por los menús!), y aquello era lo nunca visto en calidad de gráficos. Un domingo por la tarde nos juntamos en su casa para jugar unas partidas. Estábamos solos en la casa, así que nos acomodamos en el salón y conectamos el aparato en la enorme pantalla del televisor para darle más emoción al asunto. Después de un rato (aquí, la relatividad del tiempo me impide concretar si fueron varias horas o unos pocos minutos), vuelve de un paseo su padre y se mosquea porque le tenemos ocupado el televisor. Mi amigo le responde que nos dé unos minutos para terminar una partida y que se entretenga con otra cosa mientras tanto. Respuesta de su padre: "Sí, no querrás que coja un libro".
Tal cual. Así sucedió y esa fue la frase. Mi amigo y yo nos quedamos ojipláticos perdidos e hicimos serios esfuerzos para no estallar en una carcajada que aumentara aún más el cabreo de su padre. Bueno, pasados los años, todavía seguimos utilizando la frase de marras para hacer alguna gracia, en plan de guasa.
Pero aquí he venido a hablar de libros, parafraseando al señor Umbral. De libros, en general, sin entrar en títulos en concreto. Hablar de libros (en general) es hablar de escritores y de lectores (también en general), porque los libros solos, cerrados y olvidados en una estantería o en una biblioteca, son demasiado lujo como para servir de elemento decorativo. Hablar de escritores y de lectores es hacer referencia a las relaciones que se establecen entre desconocidos a través de las letras y los espacios entre ellas, es hablar de acciones y reacciones a grandes distancias en el espacio pero también en el tiempo. Esto ya es para maravillarse.
Hay muchos tipos de lectores: los compulsivos, los selectivos, los todoterreno, los exhibicionistas, los discretos, los atentos, los despistados, los incisivos, los superficiales... Cada cual elige su manera. A pesar de todo, en ocasiones suceden cosas inexplicables. Por ejemplo, he conocido algunos lectores compulsivos, de los que se pasan la mayor parte del día leyendo, pero que luego escriben con algunas faltas de ortografía o errores de sintaxis. Algo que me resulta raro. Me decía un amigo que es imposible atravesar un campo embarrado sin que puedas evitar que el barro se te adhiera a los zapatos. Lo mismo con las lecturas: ¿cómo atravesar el campo de los libros sin que se te pegue algo? No sé, quizás hay gente que pasa tan rauda, que no se le pega todo lo que sería de esperar. Hace tiempo que practico la lectura pausada y la relectura. No tengo un cupo de libros que leer al año, no necesito correr como pollo sin cabeza para dar un informe o cubrir una reseña. Ahora me gusta leer de la misma manera que me alimento. Saboreando, paladeando, aprovechando, digiriendo, sin empachos. Y comer variado. Libro no es solo novela. Entiendo que la narración de historias es algo que nos acompaña a los humanos desde la noche de los tiempos. Gustan los relatos, de palabra, por escrito, en imágenes. Novelas, películas, series... han nutrido la fantasía de las personas durante generaciones. Pero la literatura es mucho más que el mero relato. Además de que dentro del género novelístico hay multitud de subgéneros, me gusta espaciarme en otros géneros distintos: poesía, ensayo, teatro... Es posible que de la lectura de poemas me haya llegado esa tendencia a la lectura pausada, a sentir muy adentro lo que es capaz de transmitir un autor a través de sus escritos. Emociones, sentimientos, pensamientos, concentrados en palabras.
Otra costumbre que ya no practico es la de recomendar libros concretos a personas cuyas preferencias ignoro. El gusto es algo muy personal y los libros no transforman por igual a cada uno, así que he desistido de proponer lecturas a personas que apenas conozco. Embarcarse en una lectura es aventurarse en un ejercicio de metamorfosis personal, de mayor o menor calado, pero metamorfosis a fin de cuentas. Ahí encuentro otra de las maravillas de la lectura: no me digas qué lees, sino muéstrame cómo te ha cambiado lo que lees.
Pero sobre todo esto se pueden decir tantas cosas... No hay una única ley. Hay tantas leyes como lectores. Se lee para formarse, para informarse, para entretenerse, para emocionarse. No hay límites. Dijo René Descartes que leer un buen libro es como conversar con las mejores mentes del pasado. ¿Quién da más?
Si no existieran los libros, yo no sé quién sería. Les debo mucho a los libros y por eso me gusta celebrar un día como el de hoy. Por profunda gratitud, hoy y (por supuesto) todos los demás días del año.
Pero mejor que hablar de libros es leerlos.
¿Qué haces hoy aquí leyendo un blog? Mejor que sea un libro.
Quizás algo disparatado como promoción de la lectura, pero ellos son así. Lo de Gomaespuma es humor, no hay que darle más vueltas, pero he conocido algún caso real que daría mucha más risa si no fuera porque iba en serio. El que se lleva la palma se me va quedando lejano en el tiempo, aunque imposible de olvidar. Recién salida la primera generación de las Playstation, mi amigo B ya la tenía chipeada, incluso con algunos juegos en japonés (¡qué locura era moverse por los menús!), y aquello era lo nunca visto en calidad de gráficos. Un domingo por la tarde nos juntamos en su casa para jugar unas partidas. Estábamos solos en la casa, así que nos acomodamos en el salón y conectamos el aparato en la enorme pantalla del televisor para darle más emoción al asunto. Después de un rato (aquí, la relatividad del tiempo me impide concretar si fueron varias horas o unos pocos minutos), vuelve de un paseo su padre y se mosquea porque le tenemos ocupado el televisor. Mi amigo le responde que nos dé unos minutos para terminar una partida y que se entretenga con otra cosa mientras tanto. Respuesta de su padre: "Sí, no querrás que coja un libro".
Tal cual. Así sucedió y esa fue la frase. Mi amigo y yo nos quedamos ojipláticos perdidos e hicimos serios esfuerzos para no estallar en una carcajada que aumentara aún más el cabreo de su padre. Bueno, pasados los años, todavía seguimos utilizando la frase de marras para hacer alguna gracia, en plan de guasa.
Pero aquí he venido a hablar de libros, parafraseando al señor Umbral. De libros, en general, sin entrar en títulos en concreto. Hablar de libros (en general) es hablar de escritores y de lectores (también en general), porque los libros solos, cerrados y olvidados en una estantería o en una biblioteca, son demasiado lujo como para servir de elemento decorativo. Hablar de escritores y de lectores es hacer referencia a las relaciones que se establecen entre desconocidos a través de las letras y los espacios entre ellas, es hablar de acciones y reacciones a grandes distancias en el espacio pero también en el tiempo. Esto ya es para maravillarse.
Hay muchos tipos de lectores: los compulsivos, los selectivos, los todoterreno, los exhibicionistas, los discretos, los atentos, los despistados, los incisivos, los superficiales... Cada cual elige su manera. A pesar de todo, en ocasiones suceden cosas inexplicables. Por ejemplo, he conocido algunos lectores compulsivos, de los que se pasan la mayor parte del día leyendo, pero que luego escriben con algunas faltas de ortografía o errores de sintaxis. Algo que me resulta raro. Me decía un amigo que es imposible atravesar un campo embarrado sin que puedas evitar que el barro se te adhiera a los zapatos. Lo mismo con las lecturas: ¿cómo atravesar el campo de los libros sin que se te pegue algo? No sé, quizás hay gente que pasa tan rauda, que no se le pega todo lo que sería de esperar. Hace tiempo que practico la lectura pausada y la relectura. No tengo un cupo de libros que leer al año, no necesito correr como pollo sin cabeza para dar un informe o cubrir una reseña. Ahora me gusta leer de la misma manera que me alimento. Saboreando, paladeando, aprovechando, digiriendo, sin empachos. Y comer variado. Libro no es solo novela. Entiendo que la narración de historias es algo que nos acompaña a los humanos desde la noche de los tiempos. Gustan los relatos, de palabra, por escrito, en imágenes. Novelas, películas, series... han nutrido la fantasía de las personas durante generaciones. Pero la literatura es mucho más que el mero relato. Además de que dentro del género novelístico hay multitud de subgéneros, me gusta espaciarme en otros géneros distintos: poesía, ensayo, teatro... Es posible que de la lectura de poemas me haya llegado esa tendencia a la lectura pausada, a sentir muy adentro lo que es capaz de transmitir un autor a través de sus escritos. Emociones, sentimientos, pensamientos, concentrados en palabras.
Otra costumbre que ya no practico es la de recomendar libros concretos a personas cuyas preferencias ignoro. El gusto es algo muy personal y los libros no transforman por igual a cada uno, así que he desistido de proponer lecturas a personas que apenas conozco. Embarcarse en una lectura es aventurarse en un ejercicio de metamorfosis personal, de mayor o menor calado, pero metamorfosis a fin de cuentas. Ahí encuentro otra de las maravillas de la lectura: no me digas qué lees, sino muéstrame cómo te ha cambiado lo que lees.
Pero sobre todo esto se pueden decir tantas cosas... No hay una única ley. Hay tantas leyes como lectores. Se lee para formarse, para informarse, para entretenerse, para emocionarse. No hay límites. Dijo René Descartes que leer un buen libro es como conversar con las mejores mentes del pasado. ¿Quién da más?
Si no existieran los libros, yo no sé quién sería. Les debo mucho a los libros y por eso me gusta celebrar un día como el de hoy. Por profunda gratitud, hoy y (por supuesto) todos los demás días del año.
Pero mejor que hablar de libros es leerlos.
¿Qué haces hoy aquí leyendo un blog? Mejor que sea un libro.
A mí también me gusta leer, desde pequeña, si no me gustase leer tampoco me gustaría escribir y no tendría blogs.
ResponderEliminarDicho esto reconozco que nunca recuerdo cuándo es el día del libro, pero no pasa nada, mis libros ya están acostumbrados a que no les felicite : )
De eso se trata: cada vez que se abre un libro y se le dedica tiempo ya se lo está felicitando de alguna manera, de la mejor de las maneras.
Eliminarbesos :)
pues yo voy a ir a abrazar unos cuantos. Porque me han regalado horas de nostalgias, alegrias, imaginación misterio y hasta terror...
ResponderEliminarclaro, creo que a veces sin querer uno aunque escriba y escriba se siente solo es algo que haces en solitario
la diferencia de un libro es que con su literartura te sientes acompañado.
:D
Será porque leer es una actividad compartida. Si hay un lector es que antes ha habido un escritor.
Eliminarbesos :)
Empece a leer muy tarde (salvo los pocos años de escuela), pero los libros han sido mi mejor compañía.
ResponderEliminarUn beso
En estas cosas, no es importante cuándo se haya empezado, sino lo mucho que se sigue disfrutando.
EliminarComo tú lo estás haciendo ;)
besos
Bueno, hay blogs con calidad de libro. Te dejo aquí una palabra que me encanta y que va en relación a la pasión por los libros: lletraferit (traducción menos hermosa: letraherido). Un abrazo!
ResponderEliminarEsa palabra me la apunto. Me encanta conocer palabras nuevas con significados tan sugerentes :)
Eliminarbesos
"Los libros son como un hogar. En ellos podemos refugiar nuestros sueños para que no mueran de frío." (La lengua de las mariposas)
ResponderEliminarTu blog también es un libro... ¿Que no? Páginas de sentires, pensares, impresiones, etc... encuadernadas virtualmente. Ya te digo, aquí... leyendo un libro :-)
Entender un libro como un hogar es una de las descripciones más bellas que se pueden hacer de los libros. ¿No es cierto? :)
Eliminarbesos
Un libro puede ser muchas cosas en cada mano que lo sujeta, un instrumento para concebir ideales, experimentar vivencias, promover ilusiones, crear nuevos mundos, poder aprender……………………... es una puerta hacia la libertad.
ResponderEliminarUn beso de libro
Leer nos hace más libres, de eso tengo pocas dudas.
EliminarRecuerdo una antigua publicidad de otra campaña de promoción de la lectura: Libres con libros. Un juego de palabras muy certero.
besos ;)
un blog, un libro... no dejan de ser plataformas para expresar y para que sean leidas... es solo la herramienta, la esencia está en las palabras.
ResponderEliminarHas omitido que también es lícito abandonar un libro que no te gusta, leerte el final antes de llegar si te apetece, releer fragmentos aislados o saltarte parrafos y descripciones interminables si no te gustan. La lectura es libre y por ello libre nos hace... si podemos elegir claro!
un beso.
He omitido muchas cosas porque ya he mencionado que hay tantas leyes como lectores. Sería inabarcable tratar cada una. Además, las leyes que sirven para unos no sirven para otros.
EliminarPor ejemplo, hay personas que se escandalizan cuando les digo que doblo las esquinas de las páginas de los libros, subrayo algunas frases o hago anotaciones marginales. Solo en mis libros, por supuesto. Entiendo que si algo se me pega a mí de ellos es lógico que también se les pegue a ellos algo de mí. Ah, y tengo la norma de no prestar libros. Me han perdido algunos (incluso alguno descatalogado) y no quiero que se repita.
Ya ves: cada lector, sus normas ;)
besos
Es difícil dar consejos, cualquiera, más complejo son aquellos en los que intervienen los sentimientos, los sentidos, la percepción o la predisposición, es posible que me atreviera aconsejar un libro que años atrás no lo hice y viceversa, pero de lo que no hay duda es que de todos he aprendido algo.
ResponderEliminarMe cuesta mucho dar consejos sobre libros, pero admito de buen grado los que recibo de otras personas. Creo que la tolerancia entre lectores es importante. Detesto la actitud de esos lectores que miran por encima del hombro a otros lectores porque no comparten sus mismos criterios. Suena raro, pero es que los hay. Conozco a algunos.
Eliminarun abrazo
Pues tu blog muchas, pero muchas veces deja sensaciones extraordinarias...como los buenos libros.
ResponderEliminarMi abrazotedecisivo
Muchas gracias, qué cumplido tan grande me haces :)
Eliminarbesos
Libros, siempre libros desde ese día en que abrí ese regalo de Reyes a mi hermana mayor "Platero y yo" Siete años y mi primer libro. Leído y releído, amado y guardado como tesoro. Y así seguí y así sigo. Y así ya me conocen en la cafetería: la mujer del libro.
ResponderEliminarEl primer libro que fue mío y solo mío era una colección de fábulas de Iriarte con unas ilustraciones magníficas. Lamentablemente no lo conservo. He buscado en librerías una edición como aquella, pero sin éxito. Una pena. Tengo un recuerdo extraordinario de aquel libro de infancia.
Eliminarbesos
Yo tampoco recomiendo libros, no siempre lo que me gusta le apasiona a otros ni lo que apasiona a otros me apasiona a mi,leer blog, es leer, hasta leer la prensa en leer, pero me ha gustado la frase donde dices, no me digas lo que lees si no como te ha cambiado la lectura. Recuerdo que leí un libro que se titula el Mapa fantasma,a todos luces a mi me parecía un tocho de cuidado, pero a medida que toda aquella información entraba en mi cerebro no podía dejar de leer e interesarme por un tema que volvió loco a toda mi familia.. las bacterias jajajajaj vale puedes reírte, ¿Qué pueden tener de interesante las bacterias? pues estoy fascinada con su mundo por ese libro. Aquí te dejo una experiencia con un libro, para que no se diga que te digo lo que leo y no lo que me provoca, como el "perfume" me agudizó el olfato y con "el médico" y su forma de describir las recetas de cocina campestre me fascinaba hasta el punto de entrarme hambre.
ResponderEliminarSi te has documentado sobre las bacterias, ya sabes que la vida humana sin las bacterias sería imposible. Ya ves, unos organismos tan diminutos, pero a la vez tan imprescindibles. Es un golpe al orgullo humano, ¿verdad?
EliminarLeer también nos hace más humildes :)
besos
Pues si, el planeta puede sobrevivir sin hombres sin animales y sin plantas, pero no sin bacteria.. Una lección de humildad enorme.
EliminarYo también me reconozco en esa afirmación: ¡¡No se quién sería sin los libros que he leído!!
ResponderEliminarMe gusta hablar de libros que me han conmovido: No se si les van a gustar a otros,pero se merecen la oportunidad de que otros los lean.
Los tesoros hay que compartirlos ;D
Ya sabes que hay tesoros que comparto y otros que no jajajaja
EliminarPero con los libros, intento enganchar por mi actitud hacia ellos. Lo que decía: mostrar cómo me han cambiado, porque la experiencia vivida es la mejor manera de convencer (o no) a otras personas.
besos