- Vamos a ver, Winston, ¿cómo afirma un hombre su poder sobre otro?
Winston pensó un poco y respondió:
- Haciéndole sufrir.
- Exactamente. Haciéndole sufrir. No basta con la obediencia. Si no sufre, ¿cómo vas a estar seguro de que obedece tu voluntad y no la suya propia? El poder radica en infligir dolor y humillación. El poder está en la facultad de hacer pedazos los espíritus y volverlos a construir dándoles nuevas formas elegidas por ti. ¿Empiezas a ver qué clase de mundo estamos creando? Es lo contrario, exactamente lo contrario de esas estúpidas utopías hedonistas que imaginaron los antiguos reformadores. Un mundo de miedo, de ración y de tormento, un mundo para pisotear y ser pisoteado, un mundo que se hará cada día más despiadado. El progreso de nuestro mundo será la consecución de más dolor. Las antiguas civilizaciones sostenían basarse en el amor o en la justicia. La nuestra se funda en el odio. En nuestro mundo no habrá más emociones que el miedo, la rabia, el triunfo y el auto-rebajamiento. Todo lo demás lo destruiremos, todo.
(George Orwell, "1984")
"El miedo es el camino hacia el Lado Oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento. Percibo mucho miedo en ti".
(Yoda a Anakin Skywalker, en "Star Wars, episodio I: La amenaza fantasma")
Podrán superarse todos los miedos. Quizás sí, quizás no. Hay miedos que se enquistan al tratar de superarlos y de tanto chocar y chocar contra ellos acaban por convertirse en fobias. Otros miedos alcanzan la masa crítica que provoca la reacción en cadena que los aniquila. Ante el precipicio del terror, algunos miedos son arrojados al vacío de la desesperación. Quizás sí, quizás no. Pero seguro que siempre existirán las debilidades, las flaquezas, dispuestas a ser explotadas por cualquiera que esté interesado en obtener alguna siniestra ventaja con ello. Clark Kent carga para siempre con su impotencia frente a la kryptonita. Aquiles conserva permanentemente su punto débil en el talón. Sus debilidades no hacen de ellos unos cobardes, pero sí los convierten en objetivos atacables por Lex Luthor o Paris, sabedores de su vulnerabilidad.
Los miedos que no se pueden vencer son las fisuras por las que se introduce la fatalidad. En la novela 1984, George Orwell delinea con pasmosa clarividencia una distopía que se alimenta del miedo, convertido en odio, dolor y humillación, herramientas útiles para el control de masas enteras, individuo a individuo, a través de sus temores más íntimos y personales. La determinación de Winston Smith para dar la espalda a un sistema asfixiante es aniquilada en una estancia del "Ministerio del Amor". Una sala de tortura que representa una lucha imposible de vencer entre una persona y un régimen de opresión y control. Solo el Gran Hermano te podrá librar de las ratas, Winston. Él será el dueño de tus miedos y tú sucumbirás a su férreo control.
Si de veras existe la habitación uno cero uno en lo más recóndito de la mente, entonces estoy perdido... porque alguien tiene la llave de ese refugio de espantos y no soy yo. Un caballo de Troya metido en la cabeza y de su vientre sale toda una legión de monstruos invadiéndola. Aquiles a merced de una flecha del carcaj de Paris, saeta de temores que pueden herir mortalmente su frágil talón.
Vaya, me ha recordado mucho a la peli "Origen". No sé si la has visto, pero va exactamente de estas cosas, gente que se mete en la mente de los demás. Precisamente el prota tiene en una habitación de su mente a su esposa fallecida. Es bastante liosa, pero quizá te guste.
ResponderEliminarAh, sí que vi esa peli. Se metían en la mente de las personas a través de los sueños o algo así. No recuerdo mucho los detalles del argumento, pero recuerdo que me impresionó mucho la imagen de la ciudad plegándose sobre sí misma. Incluso le valió una reseña en una página-web de arquitectura.
Eliminarbesos
Probablemente exista una 101, y la llave que es capaz de abrirla también. Que esto ocurra dependerá de tantas variables que por lo general no concurren y la puerta permanecerá cerrada. Lo peor, imagina que fuésemos nuestro propio Paris...
ResponderEliminarBesos.
Aunque esa suma de variables haga poco probable la apertura de la puerta (asunto que no tengo tan seguro), la sola posibilidad de que eso ocurra ya es muy inquietante.
Eliminarbesos
Orwell fue un gran pensador que supo plasmar de manera sencilla realidades muy profundas. La habitación 101 existe, sí, no tengo la menor duda. ¿La llave? ¿estás seguro? :)
ResponderEliminarBueno, sí... "llave" por decir algo. La puerta se puede abrir de una fuerte patada. Los que vayan a usarla como cámara de tortura no se andarán con tantos miramientos.
Eliminarbesos
Yo quiero esa habitación. Abrazotedecisivo y buena semana
ResponderEliminarUy, ¡terrible en extremo! Un lugar de tortura es demasiado desagradable como para desearlo.
Eliminarbesos
Y si fuésemos capaces de mirar en esa habitación, en diferentes tiempos, veríamos los miedos, fobias, de manera distinta.........porque los miedos, fobias, nos llevan a terrenos que todos hemos experimentado alguna vez en la vida, llegando a asumir de forma natural procesos que no lo son, deberíamos conquistar esa habitación, abrir esa puerta y dejar que se marchen. ¿ Quien tiene la llave?.
ResponderEliminarbesos
Todo en la cabeza está sujeto a cambios constantes. Es una cualidad de lo orgánico.
EliminarLa llave, ay, la llave...
besos
Esa habitación existe, no tengo la menor duda y a menudo se abre, normalmente es fácil cerrarla, aunque no con llave (que no tengo nada claro que exista).
ResponderEliminarLo que es cierto es que debilidades y miedos son sinónimo de estar vivo, así que bienvenidos sean esos miedos y debilidades...mientras podamos vencerlos...
(psss raindrop, si encuentras la llave, muestrame el camino)
Besos!
Si encontrara la llave, lo mejor sería que no hiciera copias y guardarla en absoluto secreto. Los puntos débiles, cuanto menos se exhiban, tanto mejor.
Eliminar"sinónimo de estar vivo", eso me ha gustado. Aunque hay muchos niveles en esto de la existencia ;)
besos
Miedo.. no siempre tiene una connotación negativa, pues en el más primitivo del comportamiento, es decir el animal que somos y llevamos dentro, es un escudo de defensa ante un peligro desconocido. Ojalá de todas maneras, esos miedos que reflejan tu escrito estuviesen alojados todos juntitos en una habitación... no lo tengo tan claro. Creo que son tan capullos que se aprovechan de las demás habitaciones del cerebro humano y van y vienen a su antojo, sin pedir permiso... ;-)
ResponderEliminarNo, desde luego, miedo no siempre es algo negativo. Pero lo es en particular cuando un omnímodo régimen opresor lo utiliza como herramienta de abuso a los ciudadanos.
EliminarQuizás esa habitación se parezca mucho a la amígdala cerebral. Pero habría que preguntarle a Orwell ;)
besos
Corcho raindrop, hoy que me da por volver al mundillo bloguero y vas tú y me metes el miedo en el cuerpo con la habitación 101 de marras... que susto más grande. Encantado de volver a leerte y ver que por aquí nada ha cambiado y la calidad sigue imperando :-)
ResponderEliminarHola, ¡estás de vuelta!
EliminarAhora estoy algo más distanciado de los blogs. Leo poco y ya me he planteado dejar de escribir.
Son etapas, ya sabes :)
un fuerte abrazo