Crees que el agua es igual en todas partes. Sí, eso es lo que piensa tu mente, pero no siempre las leyes de la razón funcionan como debieran hacerlo. El mundo encuentra lugares donde se retuerce y se vuelve del revés. Aquí, el agua es distinta. Y eso me convierte en único.
Hay aguas que riegan, aguas que separan, aguas que destruyen, aguas que son cobijo de vida... Empero, estas aguas son aguas terribles: aguas de la tragedia para los indecisos y del olvido para los pusilánimes. Aguas donde termina todo o todo vuelve a comenzar si tienes valor, si eres paciente, si pagas el precio convenido. En algún momento pasarás por aquí. Puedes permanecer en la orilla demasiado tiempo, dando vueltas, tratando de decidir, estancado, dubitativo. Es posible que no quieras proseguir. Es posible que te hayas acostumbrado a esta etapa y no avances más en el viaje. Es posible que desconozcas el significado práctico de pasar página.
Escudriño la orilla. Allí, una mujer. Era una ensoñación bien adornada, pero hoy se ha despojado de sus adornos. Era tiempo de abrir los ojos y se ha descubierto inane. Ya no quiere seguir aquí. Me está llamando. De paso, contemplo el despertar de un hombre avejentado: un trabajo improductivo que también quiere convertirse en otra cosa. Más allá, una dama grotesca con la moneda en su mano, una tarea inconclusa, está esperando su turno para emprender el tránsito. También veo que hay un muchacho, un noviazgo frustrante, que todavía no se decide a partir. En igual situación permanecen un ideal caduco, un hábito inveterado, una decepción aún sangrante, un resentimiento agrandado...
Quizás un día me vea a mí mismo en la orilla, entre la multitud. Puede que incluso me reconozca fácilmente, a pesar del gentío. Será doloroso verme en tal estado, como en un espejo, mas será el requisito para la liberación. El fin de una etapa, el camino nuevo, una despedida y un recomenzar.
Dirigiré mi bote sobre las aguas del río Aquerón y me diré las palabras que tantas veces he escuchado pronunciadas por mis labios. Pero esta vez será la definitiva, ya nunca más seguiré anclado a este lecho.
Soy el barquero del inframundo. Mi nombre es Caronte. ¿Traes tu óbolo?
John Roddam Spencer-Stanhope: "Caronte y Psique" (c. 1883) |
Yo soy algo más drástico, rara vez paso de página, si lo hago cambio de tomo.
ResponderEliminarseguramente algún dia en esa orilla del Aqueronte me reconozca...
ResponderEliminarespero que no halla tantos lastres que arrastre
o bien... traiga unas guirnalditas solamente un poco que me alegre la cabeza
Pues qué decirte Rain... este relato es una manera elegante de tratar un tema que me ronda hace un tiempo. No voy a decir que flirteo con Caronte ¡nonono! pero si que pienso en esa transición e intento gestionar la angustia de encontrar a alguien querido en esa orilla, esperando. No sé, quizá sea la edad, o que la angustia es un estado vital que siempre nos acompaña pero no lo vivo con tranquilidad. Imagino que pasará.
ResponderEliminarPEeeeeeeeeeeero, tu relato me ha encantado. Eres eficiente y suave con tus palabras y al menos puedo decir que me he sentido un poco como ese barquero.
Un beso compañero
Yo también ando como ese agua, estancada, y aún sabiéndolo es difícil avanzar, espero poder pasar página antes que después y no verme como esa mujer envejecida que al fin despierta de su largo letargo, ya con poco que hacer y tanto que reprocharse.
ResponderEliminarUna maravilla de entrada, me encanta tu forma de abordar ciertos miedos. Un besazo!!
Siempre me había imaginado a Caronte como un esqueleto con capucha, el de la imagen se parece al David de Miguel Ángel, pero con barba.
ResponderEliminarSergio
ResponderEliminarSi cambias de tomo, no es que pases de página ni de etapa: lo que haces es pasar de tapa.
Menos 1000 puntos para mí por un juego de palabras facilón xD
un abrazo
Jo
Sea como fuere, que sea un buen tránsito. Hay cosas que deben morir en uno mismo para que puedan nacer otras nuevas ^^
besos
Avellaneda
Hummmm... entiendo, entiendo...
De todos modos, el relato era solo una metáfora del símbolo. Es decir, mi propia versión de andar por casa de un relato mitológico de tono bastante grave. Por enredar un poco, nada más ^^
besos
Flor
Gracias.
Estancarse es como quedarse a la orilla del río Aquerón. Pero hay un momento (por el motivo que sea) en que uno decide dejar de vagar y cruzar las aguas para seguir adelante.
besos
Doctora
Cosas de los prerrafaelitas, que les iba mucho la marcha.
Aunque en los relatos suelen presentarlo como un vejete gruñón, nada de esqueleto encapuchado.
besos
Ayyyyy, joer, el óbolo!!! Sabía que se me olvidaba algo! ;P (Qué requete-filosófico te ahs puesto, ¿no? XDDDDDDD)
ResponderEliminarMe dejas pensando, nunca se me había ocurrido que Caronte soñara con su propia muerte.
ResponderEliminarQué ilustración tan bonita,
Saludos
Toma ya!
ResponderEliminarPlas, plas, plas...
Pasar página siempre, aunque releer a veces ayuda para coger impulso.
Besos y abrazos
No sé yo con qué quedarme, si irme al otro lado y campar a mis anchas por los campos Elíseos, perdiendo mi identidad y corroido por una felicidad que suena implantada o quedarme dando vueltas al otro lado, abotargado en mi propia pena pero sabiendo quién soy y quién me importa, aprendiendo de todos los que pasan a mi lado... difícil elección...
ResponderEliminarNo sé, quizás pase y en vez de beber del Lete, beba del Mnemósine... Aunque recordarlo todo y saberlo todo tampoco parezca un consuelo.
Un abrazo!!
Yo llegué hasta el río y pagué mi peaje por volver a intentarlo. Se pierde un poco pero merece la pena.
ResponderEliminarEnredando como el propio barquero eh?
Besos
Bonita entrada amigo. Pasar página? Yo cuando quiero pasar página, me compro un libro nuevo. Besos. ; )
ResponderEliminarYo cruzo charcos, me anclo a la orilla, me dejo llevar a la profundidad del mar por el vendaval,navego o me sumerjo en el agua...depende...todo depende de las aguas y de la compañía...tu post es precioso, relajante para mi diagnóstico de estrés, lo estoy pasando fatal, me pilló muy fuerte en la mandíbula y casi ni comer puedo, sólo sopitas y "agua" jajajaja, como la de tu entrada de hoy...pero poquito a poco me voy encontrando mejor y leer tus escritos, es para mi una terapia genial, asi es que mil gracias Rain por estar ahí y regalarnos estas preciosidades, a mi ahora por el bien d emi salud me toca quedarme en la orilla bien tranquilina.
ResponderEliminarAbrazotedecisivo lleno de afecto
Las audiencias que consigue aunar todo lo que circunda a la melancolía y el recuerdo, así como nuestra facilidad para ver el pasado con ojos miópes de cariño, nos desmienten para ser tan prágmaticos viajeros la mayor parte de las ocasiones. Salvo gran trauma pocos son los que quieren subir el primero en esa barca que simbolice lo nuevo.
ResponderEliminar"El río que nos lleva"...nadando a su favor, a veces en contra, en aguas mansas o peligrosas, con barquero o sin él; lo que sí está claro que deslizarnos por su corriente nunca nos saldrá de balde.
ResponderEliminarBso.
Speedy
ResponderEliminarSi no traes el óbolo, tienes que esperar una cola que ni te cuento. Unos cien años, más o menos xD
besos
Sonja
No sé si sueña con su propia muerte, pero se hace raro que no haya pensado en unas vacaciones (porque eso de estar toooooodo el pajolero día dándole al remo, y así toda la vida... ufff)
besos
River
Si coges un buen impulso, te puedes cruzar el Aquerón de un salto xD
besos
Efraim
Te toca elegir a ti ^^
un abrazo
Alexssa
Supongo que sí, que tiene que merecer la pena. Vivir siempre en lo mismo no parece el camino.
besos
Vicky
jajajaja venga: pues con libro nuevo :)
besos
Sara
¡Vaya, sí que te ha dado fuerte es estrés! Lo siento mucho.
Y menos mal que tienes tus escapadas a la montaña, que si no... uf, estarías realmente mal.
Cuídate mucho, eh.
un besote
Maeglin
Qué razón tienes. Ya había escrito Jorge Manrique en las Coplas a la muerte de su padre, aquello de "(...) cualquiera tiempo pasado fue mejor".
un abrazo
Ana
Cierto: nunca de balde. Y además del precio simbólico, está lo de aventurarse en lo desconocido.
besos
bueno yo siempre llevo el óbolo en el bolsillo aunque vamos que si hay overbooking el día que toque encantada pero vamos antes que quedarme ahí perdida en el limbo... espera que ahora tampoco hay limbo no? XP
ResponderEliminarabrazote
Eso es la vida, un río qué fluye y del que a veces nos salimos para quedar estancados en su orilla x un tiempo. Un río de aguas más tranquilas una etapa, más revueltas otra. Desde el que contemplamos paisajes bellos o paisajes áridos pero que no deja de fluir, no para aunque nos arrastre con todos nuestros lastres si nos empeñamos en no soltar.
ResponderEliminarBesazo grande