(83ª parada)
"¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no deja recogidas a las noventa y nueve para irse por los montes a buscar la que se le ha perdido?"
(Evangelio según Mateo, cap. 18: 12)

Ahora, el lector podría preguntarse a cuento de qué viene esta breve reseña de un apartado de la lejana historia nipona. Pues se trata de explicar el título de este post. Me dispongo a ello:
"cien": porque, sumando-sumando, compruebo que se cumple con éste el centésimo post de close2u. Un motivo de celebración, debido a esa afición que nos entra por los números redondos. Supongo que será por tener diez dedos en ambas manos que los sistemas decimales han sacado ventaja a los hexadecimales (tan del gusto de los ordenadores) o a los duodecimales (tan utilizados por otras culturas y en otros tiempos) y nos es más fácil contar "digitalmente" de diez en diez que de dieciséis en dieciséis o de doce en doce. Así, diez veces diez nos permite llegar a cien. Y diez veces cien harían mil, número que se me antoja demasiado lejano al ritmo de posteo en que estoy marchando.
"rōnin": precisamente, por aplicación metafórica de lo explicado al inicio del post. Porque close2u es la bitácora-terapia de un errante, un guerrero que perdió el favor de su señor, acostumbrado a errar en las varias acepciones que tiene la palabra. Así comenzó la cosa: creando un espacio en que verter aquellas ideas de raindrop que encontraban mal acomodo en su cabeza y que luchaban por salir afuera. Y, de este modo, sin rumbo fijo, a veces dando vueltas, o marchando con destino incierto, raindrop ha ido dejando tras sus espaldas cien textos, por muchos de los cuales también sus lectores amablemente han querido transitar.
En este mismo momento, recuerdo aquella escena de la película Forrest Gump en que el indescriptible Forrest, corriendo de costa a costa de los Estados Unidos, acaba arrastrando tras de sí a una prole de gentes con intenciones aparentemente bastante diferentes a las del accidental líder del grupo. Puede ser algo parecido a lo que sucede con los blogs, donde también aparece un apartado de "seguidores", con la importantísima diferencia de que el bueno de Forrest no se relacionaba con sus seguidores (y de ahí el estupor de éstos al rematar el curioso episodio de la vida de Gump) y, sin embargo, creo que una de las grandes satisfacciones de quien inicia un blog es la de entablar relaciones con sus lectores (¡benditos comentarios!) que incluso pueden devenir en lazos de lo más entrañable. Aquí es donde yo me paro un poco (estilo Forrest, pero que nadie se alarme, que seguiré… aunque tentaciones haya todos los días para dejar de viajar y volverse a casa) y en el sosiego de la parada aprovecharé para pedir disculpas por mi negligencia con los comentarios en las últimas entradas. He tardado mucho en responder y este tipo de cosas hace que se pierda algo de la posibilidad de diálogo que sería deseable que se estableciera en esa ventanita que abrimos después de leer cada entrada. Quizás, a veces nos acostumbramos a fichar en los comentarios como quien ficha al llegar y al salir del trabajo, como un mero formalismo, pero no era éste el sentido que debiera tener ese espacio en que nos sentamos todos y compartimos nuestras impresiones. Desde luego que cada cual, haciendo uso de su libertad (faltaría más), se comportará como le pida el cuerpo, ya sea en la línea meramente formalista o a través de comunicaciones más profundas. En esto no voy a entrar, ya bastante agradecido estoy con quien se toma la molestia y el tiempo de escribir unas palabras para todos. Cualquier cosa vale si se observan las mínimas reglas de cortesía, educación o respeto.
En esta entrada cien sí me gustaría que los lectores tuvieran todo el protagonismo y, quien quiera, que me deje comentarios acerca de cuál ha sido la entrada de todas las anteriores que le haya impactado más, o que le haya resultado más provechosa (por el motivo que sea), o que más haya disfrutado, o que... (¡eso!). Y, a ser posible, que pudiera compartir (si es que se puede decir públicamente, claro) el motivo por el que ha sido así. Estaré encantado de leer todas vuestras aportaciones. En ocasiones, gracias a algunas herramientas que se incrustan al blog, he podido leer cuáles son las entradas más visitadas y qué palabras o frases llevan, a través de los buscadores, a incautos exploradores hasta las frágiles redes de close2u. Es interesante. Pero ahora me gustaría que fueran los asiduos (más que los visitantes ocasionales, que no suelen dejar mensajes) los que tuvieran la palabra. Os espero.
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Der Wanderer über dem Nebelmeer (El caminante sobre el mar de nubes) Caspar David Friedrich, 1818, óleo sobre tela, 74’8 x 94’8 cm - Kunsthalle, Hamburgo |