domingo, 27 de abril de 2008

tú y yo

(39ª parada)
"(...) de la misma forma que sois compañeros en las aflicciones, también lo sois en la consolación".
(2ª epístola de San Pablo a los Corintios, cap. 1: 7)

Hoy me ha dado por jugar a la batidora... así que he mezclado un par de vídeos que encontré en YouTube (¡¡pa'perderse... aquí hay de todo!!) con la canción que ambos tenían en común:
El primero, es un vídeo publicitario de unas chocolatinas (la parte publicitaria la he mandado al limbo). El segundo, es el fragmento restante del clip de Wannadies: you and me song, que es la banda sonora de este cortito de casi 3 minutos.
(...al final, el resultado lo he metido en el mismo saco sin fondo de youtube)


(por cierto, nene, ¿una cena romántica en la cocina???)

La satisfacción de encontrar compañía en el camino de la vida es una de las grandes recompensas del viaje. Es seguro que un gran anhelo del viajero es que alguien, al lado, le cante (de la forma que sea: con palabras, con hechos, con miradas...) ese hermoso himno you'll never walk alone. Aunque es el preferido de la hinchada del Liverpool, también el chaval aficionado del Manchester United puede sentir su fuerza, también él quiere caminar al lado de su hermanito, el futuro goalkeeper solicitado para la ocasión.
¿Y quién no? ¿Quién no agradece el aliento y el apoyo del compañero que viaja al lado y que hace más fácil, más delicioso, el sencillo transcurso de kilómetros y días?

Éste es mi pequeño pero sentido reconocimiento a todos los que me acompañáis en mi viaje y no permitís que camine solo. El sendero nos ha ido uniendo de alguna forma y ya os considero imprescindibles.

Gracias.

miércoles, 23 de abril de 2008

rcr·en·etsac

(sin parada)

Lo primero, aclarar el título. Así, sin más, pareciera que me he apoyado distraídamente sobre el teclado y me he negado a rectificar lo que sus cuadraditos han escupido a bote pronto. Pues no. Es el problema de las siglas: muy cortitas, para luego tener que explicar. RCR, por RCR arquitectes (el estudio que, en Olot, lejos del mundanal ruïdo, montaron Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta) y ETSAC por la Escuela (Técnica Superior) de Arquitectura de A Coruña. Todo claro: los RCR estuvieron hoy en la escuela coruñesa de arquitectura. Precisando, sólo estuvo Rafael Aranda (que, en la foto que adjunto, es el mushasho de en medio). Por lo visto, los RCR están a punto de comenzar la construcción del proyecto (ganaron el concurso nacional en 2004) de hotel-balneario y centro termal en Caldas de Reis (Pontevedra) y Aranda aprovechó la ocasión para responder a una invitación que la ETSAC le había hecho hace tiempo. Hasta el alcalde de Caldas (¡por favor, qué sonsonete!) estaba en el infame y canijo salón de actos de la escuela. Hubo que habilitar otras aulas con video-conferencia para asistir al evento... aunque uno, que es listo, se acomodó en una muy-bien-situada-butaca cerca de la plana mayor. Es lógico que las salas estuvieran abarrotadas, porque el buen hacer de los RCR genera un gran poder de convocatoria. Pienso que la conferencia estuvo bien, a pesar de que algún alumno despotricaba a la salida "este tío necesita clases de dicción". Y es que el bueno de Rafa metió a calzador un o sea entre cada dos o tres palabras (¡raindrop: te he dicho cien mil millones de veces que no exageres!). Pero, coñes, como buen tímido que es (aquí me adhiero, porque sé lo que es esto) algún latiguillo habría de tener, ¿no? Lo cierto es que se lo vio todo lo suelto que un introvertido es capaz de percibir y todo lo incómodo que un extravertido es capaz de percibir. Al margen de estas superficiales consideraciones de estilo, lo importante fue quedarse con la chicha del asunto. Y ahí voy.

Normalmente, en el blog no hablo de arquitectura. Me parece que en este campo sobra discurso y falta realidad. Soy de la opinión de Alberto Noguerol cuando nos insistía en sus clases que si lo importante y lo que se pretende cuando se aborda un proyecto es hacer algo bonito (muy simple, dicho así; pero es la realidad), pues hagámoslo y ya está. Basta de vender la moto. Así, sin ningún complejo, lo dijo también en la conferencia Rafael Aranda (y se agradece): su arquitectura (la de RCR) es una arquitectura de belleza y emoción. Belleza, en el sentido que aglutina equilibrio (conseguido a partir de los contrastes), serenidad y sobriedad. También, sutileza en el tratamiento de los materiales para lograr la máxima expresividad de cada uno de ellos. Y todo apoyado en la geometría y la materialidad. Este discurso sería muy vacío si no estuviera avalado por obras como el restaurante Les Cols y sus pabellones anexos en Olot, el parc de Pedra Tosca en Les Preses, la casa M-Lidia en Montagut, la guardería Els Colors en Manlleu... Algunas de las fotos à droite pertenecen a estos proyectos.

Al margen de estas cuestiones (de poco "interés general", supongo), quería destacar una guinda: Rafa resaltó una cita del filósofo y escritor José Antonio Marina Torres (recomiendo la lectura de sus libros, por encima de la polémica con el asunto de la Educación para la Ciudadanía... él mismo se ha posicionado en contra del adoctrinamiento), que dice algo así: Una creatividad compartida permite a un grupo de personas que no son extraordinarias producir obras extraordinarias. No he citado textualmente... sólo de forma aproximada, pero conservando el sentido de la cita. RCR han llevado este principio a la práctica en todos sus puntos. Considero que son un ejemplo a imitar y que tal ejemplo es trasladable a muchas otras facetas de la vida. Sobre todo, en una sociedad tan individualista como la nuestra (afortunadamente, se vuelve a valorar cada vez más el trabajo en equipo). Genios, hay muy pocos. Y aun los genios necesitan soporte. Al resto sólo nos queda reconocer con humildad que un equipo de fútbol funciona mejor como equipo que como colección de figuritas. En el caso de RCR, la asociación de estas tres personalidades (digamos, no extraordinarias) ha llevado a una producción más equilibrada y menos estridente que si fuera el resultado de una sola persona. Su trabajo es un ir haciendo el camino: paso a paso (me encantan los caminos y recorrerlos... ¿se nota?). Sin que cada proyecto sea un grito que grite aún más fuerte que el anterior.
Y es que le sobran decibelios a la arquitectura del siglo XXI...

post scríptum
Hoy ha sido Sant Jordi/San Jorge... M'extraña que las feministas todavía no hayan puesto el grito en el cielo con esta celebración sexista que asigna rosas pa'las mujeres y libros pa'los hombres. ¡¡REBELIÓN!! A partir del año que viene:
-> años pares - libros para hombres y rosas para mujeres
-> años impares - libros para mujeres y rosas para hombres
Y a partir de ya mismo, que cada cual regale lo que le venga en gana ;D
(felicidades a los premiados... estoy buscando en qué día cae san raindrop)

domingo, 20 de abril de 2008

la mala educación

(38ª parada)
“Repetirás estas palabras a tus hijos y hablarás de ellas cuando estés en tu casa, andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes”.

(Libro del Deuteronomio, cap. 6: 7)

Nada que ver con la película de Almodóvar. Todo que ver con las sensaciones que me transmite nuestro actual sistema educativo.
Pasado el tiempo de elecciones y viendo las ganas de pactos que han quedado después de recontados los votos, me parecía más oportuno escribir ahora sobre este tema que antes (cuando las cosas pintaban ya tan crispadillas que era difícil hacerse entender: ¡no se siembra el camino de chinchetas, sólo se desea la solución de los problemas reales!). Lo que está claro y debe quedar claro es que la Educación (con mayúscula) es uno de los grandes asuntos sociales, que trasciende el mero partidismo con que la clase política suele afrontar sus responsabilidades. Responsabilidades que no lo son de un partido cocreto o de una forma de entender la política, sino que son las responsabilidades de todos (toda la sociedad, toda la ciudadanía), encomendadas a nuestros representantes.

En primer lugar, creo conveniente citar un artículo de Arturo Pérez Reverte, publicado en El Semanal de 26 de diciembre de 2007 (mal momento, porque era cuando ya se iban afilando cuchillos para la campaña electoral). Insisto en que no me mueve ninguna intención partidista. Me llega a enfermar la poquísima (o nula) autocrítica y la actitud gremial con que se llega a opinar de ciertos temas. Como socialdemócrata, creo que descuidar la Educación es un suicidio social y que hay que estar dispuestos a leer y asumir ciertas críticas, si nos ayudan a una reflexión serena y a una toma de decisiones. Es posible que las incendiarias palabras de don Arturo no ayuden, en ocasiones, a la reflexión serena. Hay que dejar que reposen algo. Él es un tipo con poca diplomacia verbal.
Recuerdo un detalle que demuestra lo poco que se muerde la lengua: aterrizó triunfante en un programa de una cadena de la televisión pública, tras su periplo como corresponsal de guerra y, después de varias emisiones, estaba tan hastiado del morbo del programa en cuestión que llegó a decir en antena que le sorprendía tanto regusto de la audiencia por la casquería (más o menos). Fue su autodespido: no volvió a presentar ese espacio por decisión propia.
Las formas pueden disolver los contenidos, los árboles pueden impedir ver el bosque, pero ya somos mayores para hacer lecturas sosegadas y separar el grano de la paja. Éste es el artículo, que va dirigido a... (lo dice en el propio artículo):

PERMITIDME TUTEAROS, IMBÉCILES
Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros. Refraneros casticistas analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda. Presidente de este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos. Ministros y ex ministros –aquí matizaré ministros y ministras– de Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera. No quiero que acabe el mes sin mentaros –el tuteo es deliberado– a la madre. Y me refiero a la madre de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis posible que este autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda todavía. De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza, y los alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas.

Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa 2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana –que, es cierto, deberían ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural–, pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y Cataluña. Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso histórico». O una ministra de Educación, la señora Cabrera, capaz de afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de maravilla, que «el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien» y que éste no ha fracasado porque «es capaz de responder a los retos que tiene la sociedad», entre ellos el de que «los jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms». Con dos cojones.
Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente –recuérdame que te lo comente la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia Española–. Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres», aunque tampoco estuvo mal lo de «hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos». Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes, Quevedo, Galdós, Clarín o Machado; la gente buena, la culta, la preparada, la que por fin va a sacar a España del hoyo vendrá en los próximos años, al fin, gracias a futuros padres felizmente formados por tus ministros y ministras, tus Loes, tus educaciones para la ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y tus alumnos de cuatro suspensos y tira p’alante. Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos. Niet. La tiene el bajo rendimiento educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco, Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la gente que estudió bajo el franquismo: Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre los que generacionalmente me incluyo.
Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado.


La Educación (puede que incluso más que el sistema de pensiones o la sanidad pública, por ejemplo) no es asunto que deba estar sometido a bandazo tras bandazo, a cambios-de-parecer con borrón-y-cuenta-nueva. Nuevo gobierno: nuevos planes de estudios, nuevo sistema. Esto es un error descomunal. Nuestros vecinos finlandeses entendieron que el correcto funcionamiento de la enseñanza pasa por el acuerdo colectivo. Y este acuerdo colectivo (precisamente, por ser fruto del consenso social) debe ser respetado por cualquier gobierno que asuma la responsabilidad de dirigir al país. Si no está dispuesto a esto, es mejor que no se presente a unas elecciones.

Para poner a punto las bisagras mentales en esta materia, recomiendo la lectura de este ->ARTÍCULO<- de Eduard Punset (escrito en su blog personal, el pasado 25 de marzo). He querido extraer estos párrafos:

(...) Una cosa es representar y otra, gestionar, y no tenemos el mejor sistema para ello. Sólo se gestiona adecuadamente desde la mayoría social y sólo se dan saltos adelante por consenso. La constitución del Estado del bienestar –impulsado por Bismarck en Alemania, los liberales en Inglaterra y la izquierda en Francia– es el ejemplo más patente. En un momento determinado, en cada uno de esos países se pusieron de acuerdo los representantes de las clases más adineradas y los de las clases trabajadoras en que no se podía dejar a su suerte a los eslabones más débiles de la cadena social. Sin el concurso de los dos, nunca se hubiera logrado. Lo demás son trifulcas, no verdaderos pasos adelante.
(...) En lugar de una carta al futuro presidente del Gobierno sugiero, humildemente, a los demás ciudadanos que impulsemos un movimiento de opinión centrado en tomar conciencia
de algo que, por desgracia, no ha calado ni en los gobiernos ni en la opinión pública.

Y, quizás, la clave esté en esas palabras: movimiento de opinión. Porque pareciera que nuestra educación está más interesada en el adoctrinamiento que en la formación de mentes libres, capaces de pensar por sí mismas, capaces de desarrollarse de forma autónoma, dispuestas a recorrer el camino de la felicidad bien entendida, del servicio a uno mismo y a los demás. Y no ser la voz de su amo.

Un antiguo proverbio chino dice: Si no cambias de dirección, acabarás en el lugar exacto al que te diriges. Si nuestra dirección fuera la correcta, entonces podría pensar que se trata (sin más) de hacer todo lo posible para no cambiar el rumbo y llegar al destino planeado de antemano. Pero visto lo visto, creo que estamos más a la deriva, moviendo el timón a un lado y otro, que en un rumbo correcto. Así que sólo me pregunto: ¿hacia dónde nos dirigimos?
Recuerdo haber leído hace años, en una revista donde se trataba de Educación: Estamos a una generación de la barbarie. El autor quería decir que la forma cómo se eduque a una generación puede suponer extraviar el testigo milenario y dar el carpetazo definitivo a una rica herencia cultural que no debiéramos abandonar. Y, lo peor, a una pérdida de valores que pudiera ocasionar el colapso de nuestra sociedad. Nada más parecido a "la barbarie".
Todo dependerá de nuestra capacidad para llegar a acuerdos de trascendencia. Aún estamos a tiempo, mientras una generación decisiva espera qué educación vamos a darle.

domingo, 13 de abril de 2008

océano de logs

(37ª parada)
"Llamó Dios a lo seco Tierra y al conjunto de las aguas llamó Mares. Lo vio y pensó: ¡qué bueno!".
(Libro del Génesis, cap. 1: 10)

Quedaron atrás los días en que apenas nadaba arriba y abajo por un curso de agua con sabor a lluvia y manantiales de montaña, jugando con una corriente previsible que siempre empujaba hacia un delta. Pensé, al fin, que el licor de mis ojos habría adaptado ya mis sentidos al agua salobre y, abandonando todo esfuerzo que me hiciera resistir, sucedió que fui arrastrado por un suave impulso hasta adentrarme en el océano.
Era éste un lugar que me inspiraba una buena dosis de respeto. Casi terror, diría... Había oído una y otra vez a algunos camaradas irreductibles del río decir que en el océano los peces de agua dulce son siempre los peces chicos y que los peces grandes del mar terminan comiéndose a los peces chicos. Terrible perspectiva para decidirse a atravesar la barrera salina... Yo mismo me había repetido aquella cantilena un sinfín de veces, por irreflexiva imitación, hasta acabar ubicando la leyenda hic sunt dracones sobre el abismo azul en mi mapamundi mental. Pero finalmente me encontré nadando en la región de los monstruos. Es posible que tuviera que ser así para que algunos paradigmas mal construidos pudieran derretirse como nieve al sol.

El océano es hermoso. En sus misterios y en sus evidencias. Se puede llegar a pensar que quien no ha lanzado nunca la mirada por detrás de sus puertas apenas conoce el mundo. En la inmensidad del mar, la vista alcanza unas cuantas aletas de distancia y, más allá de esto, sólo se tiene la visión nublada de los ancianos. En el río, lugar de distancias cortas, este efecto no me era perceptible; pero la atmósfera oceánica se hace borrosa en la lejanía. La enormidad de este lugar obliga a estar siempre en un continuo desplazamiento por la necesidad de superar la miopía. Y, así, la vida en el mar se convierte en un viaje más de la propia viajera vida.
He viajado poco todavía. Y he visto mucho. A veces, pienso que más de lo que puedo asimilar en un trayecto tan corto. Es la consecuencia natural de que todo esté en movimiento: si no llegas a otros lugares, otros lugares van llegando a ti.

He visto que el océano no tiene fronteras. Hay quienes construyen peceras en sus aguas, porque adoran los escaparates, la mera exhibición. Sin embargo, hasta los gruesos vidrios que se instalan en los mares son permeables.
También he conocido las autopistas del océano, las corrientes de desplazamiento. Las hay cálidas y las hay frías. Las hay que te acercan a compañeros de viaje y otras pueden alejarte, porque los destinos son muy variados. Aunque algunos creen que estos caminos siempre han estado y estarán en los mismos lugares, pienso que son más cambiantes de lo que se supone y que no puede saberse dónde surgirá una nueva corriente ni cuánto tiempo puede durar si llegara a desvanecerse, cosa que también es posible. He visto que hay formas de vida que generan corrientes y, lo más importante, si has descubierto una, aprovéchala, disfrútala. Mis favoritas, como poiquilotérmico que soy, son las cálidas. En estas corrientes hemos navegado especies muy diferentes para darnos cuenta de que, en realidad, nuestros genes no eran tan diferentes como suponíamos.
He visto miríadas de peces danzando en grupo y centelleando como si trataran de captar la atención de otros navegantes. Con destellos fugaces, como lo es el surco de luz que pinta una partícula consumiéndose en los cielos. Son minúsculos ejercicios de orgullo que llegan a seducirme con el recuerdo de las luciérnagas que visitaban las orillas de mi querido río.
A veces, he sentido sobre mí la caricia de un tentáculo. Otras veces, he visto cómo el brazo gelatinoso se posaba sobre un compañero de viaje. Hay calamares gigantes en el océano. Y, a pesar de que pueda haber terribles monstruos viviendo en las aguas, he conocido peces grandes que no comen peces chicos.
He visto lugares de ensueño. Entornos creados por asombrosas comunidades de peces que dan luz al agua con sus escamas. Es posible que la mejor explicación del fenómeno sea mi propia sugestión, pero qué hermoso es comprobar que el cielo también cabe dentro del océano. En sus aguas, he contemplado con admiración soberbios arrecifes de coral semejantes a galaxias en el éter, llenos de vida, llenos de brillo, llenos de emociones.
Todavía no he visto a Poseidón (¿será inaccesible para un pez de río?), aunque sí he podido ver sirenas y es cierto que su canto es irresistible. Por el contrario, decepcionantes me han parecido las estrellas de mar... Caídas del cielo para arrastrarse por el suelo, como si fueran viejas glorias que aspiran a ser viejas glorias.
He visto peces solitarios, navegando con rumbo y propósito. Imperturbables. Dejan una estela solemne, pero no parecen desear que otros la sigan.
En pocas ocasiones, algún pez abisal se deja ver cuando sale de la profundidad de lo oscuro. Al rato, muestra su malestar por la falta de presión y el exceso de luz y devuelve sus bioluminiscencias a los fondos más negros.
Un día, contemplé embelesado una entrañable criatura: un hipocampo. Otro día, reconocí a compañeros venidos del río. Otro día más, encontré un pez de mi misma especie, todo un hallazgo.

El océano es fascinante. Tanto que a veces es necesario que unas cuantas lágrimas saladas venzan al raudal de emociones. Ahora sé cómo hemos logrado entre todos que los mares tengan su sabor.

viernes, 11 de abril de 2008

escondido debajo de una piedra...

(sin parada)

Desde hace, más o menos, un par de semanas (poco antes de que se estrenara esa parodia lamentable titulada casi 300), debo ir por la calle con muchas precauciones, escondiéndome de los paparazzi... Ya se lo dije a Carmen (Electra): por favor, me parece bien que vayas a promocionar la peli (a mí, la peli me parece un bodrio... aunque eso no pueda decírselo así a la pobrecilla, con la ilusión que tiene); pero a mí no me líes en estos asuntos de famoseo... ya sabes que soy muy tímido y ¿cómo salgo luego a la calle? Tú estás acostumbrada, pero yo no...

En fin, sucedió lo inevitable: a la chica se le soltó la lengua (es comprensible, ¿quién puede resistirse a estos encantos?) y largó de plano. ¡Ay Karmyyyy!
Bueno, como todos os vais a enterar de una forma o de otra (o puede que ya estéis al tanto), aprovecho para ser yo mismo el que os presente el famoso vídeo de la entrevista de marras...

aquí está el VÍDEO (durante unos días)
estuve comprobando el enlace y ya no está activo... por un lado, es una pena; pero por otro, creo que la FOX me ha elevado a la categoría de mito urbano ;D
si alguien aún no ha visto el vídeo, sólo decir que, en él, Carmen Electra demuestra estar tan coladita por mis huesos que en plena entrevista (que le hacen acerca de la bodrio-peli) acaba enseñando un tatuaje encima del trasero con mi nombre y una foto mía que lleva en su bolso... casi ná

Nos leemos este fin de semana, cuando me despierte de algún que otro sueño ;D


Ohhhh, y ya que estamos: tenemos contador de post y comentarios para añadir a la barra lateral ^^

domingo, 6 de abril de 2008

open mind

(36ª parada)
"Si el árbol es cortado, aún queda de él esperanza; retoñará todavía y sus renuevos no faltarán".
(Libro de Job, cap. 14: 7)

Todas las personas nos acabamos catalogando de alguna forma; pero la que más me divierte es la distinción entre optimistas y pesimistas. La botella medio llena o medio vacía. Será porque, aunque siempre me he considerado un pesimista, toda la vida me ha gustado rodearme de optimistas y dejarme contagiar por su facilidad para ver el sol detrás de una gruesa capa de nubes. San Mario Benedetti ha celebrado una "frase reveladora" de la que no recuerda el autor (yo creo que se trata de Antonio Gala), pero dice algo así como que "el pesimista es un optimista, pero bien informado". Y, a pesar de esto, el escritor uruguayo se coloca mejor en el lado de los incurables del optimismo. Así lo ha expresado en más de una entrevista. Gran tipo, Don Mario.

El asunto es que este fin de semana me ha tocado convivir con un grupo de optimistas muy mal informados y he disfrutado como nadie. Entre estos amigos, el pesimismo parece vencido por incomparecencia... ¡Cuántas veces les habré oído decir "...y lo mejor aún está por llegar"! Hasta mi escepticismo ha tenido que hacer las maletas para buscarse más apropiado destino para este finde. Tant mieux! El pesimismo no conduce a nada: es un callejón sin salida. Creo que fue en un pueblo cercano a la ciudad de A Coruña, en San Pedro de Nós, que un grupo de personas intentó formar un club de pesimistas. Y digo "intentó" porque la cosa no llegó a funcionar. ¿El motivo? Ningún miembro del posible club tenía expectativas de que pudiera funcionar. Nadie creía en ello. Así es el pesimismo. Pero ¡cuidado! No hay que dejarse embaucar por nosotros, los pesimistas. Siempre tenemos respuestas para todo. Recuerdo una antigua historia que lo demuestra:
Sucedió hace muchos años en la estación ferroviaria de una ciudad, que estaban tratando de arrancar una vieja locomotora y se congregó un grupo de personas para presenciar el evento. Entre los asistentes, un pesimista insistía en una idea: "Es imposible... ¿Cómo va a moverse semejante masa de hierro y arrastrar todos esos vagones? El carbón no dará la fuerza necesaria... Nadie puede conseguir que esto se mueva". Pero no fue así. Después de que la caldera de vapor estuvo funcionando un buen rato, la máquina empezó a moverse lentamente al principio y fue ganando velocidad poco a poco. Las personas que rodeaban al pesimista comenzaron a mirarlo de reojo, esperando su reacción. La respuesta del pesimista fue: "Ahora sí que estamos metidos en un buen lío... ¡Nadie va a poder parar esto!".
Es así: tenemos respuesta para todo.

La despedida será compartiendo una breve frase que uno de mis mejores amigos (todo un padre para mí, la verdad) me dejó este mismo fin de semana. Estoy seguro de que no fue consciente de lo importante que me era escuchar aquello y creo que eso fue lo mejor: nada de arengas, nada de discursitos, nada de sermoncitos... Siempre me hace lo mismo. Me gusta escuchar su sencilla sabiduría. Dijo: La mente funciona como un paraguas, si no está abierta no sirve para nada.
Mente abierta, mano abierta, mirada a lo lejos, con perspectiva. Derribando las paredes que encierran al pesimismo, para que la libertad del pensamiento permita volar libre al optimismo.