"Llamó Dios a lo seco Tierra y al conjunto de las aguas llamó Mares. Lo vio y pensó: ¡qué bueno!".
(Libro del Génesis, cap. 1: 10)
Quedaron atrás los días en que apenas nadaba arriba y abajo por un curso de agua con sabor a lluvia y manantiales de montaña, jugando con una corriente previsible que siempre empujaba hacia un delta. Pensé, al fin, que el licor de mis ojos habría adaptado ya mis sentidos al agua salobre y, abandonando todo esfuerzo que me hiciera resistir, sucedió que fui arrastrado por un suave impulso hasta adentrarme en el océano.
Era éste un lugar que me inspiraba una buena dosis de respeto. Casi terror, diría... Había oído una y otra vez a algunos camaradas irreductibles del río decir que en el océano los peces de agua dulce son siempre los peces chicos y que los peces grandes del mar terminan comiéndose a los peces chicos. Terrible perspectiva para decidirse a atravesar la barrera salina... Yo mismo me había repetido aquella cantilena un sinfín de veces, por irreflexiva imitación, hasta acabar ubicando la leyenda hic sunt dracones sobre el abismo azul en mi mapamundi mental. Pero finalmente me encontré nadando en la región de los monstruos. Es posible que tuviera que ser así para que algunos paradigmas mal construidos pudieran derretirse como nieve al sol.
El océano es hermoso. En sus misterios y en sus evidencias. Se puede llegar a pensar que quien no ha lanzado nunca la mirada por detrás de sus puertas apenas conoce el mundo. En la inmensidad del mar, la vista alcanza unas cuantas aletas de distancia y, más allá de esto, sólo se tiene la visión nublada de los ancianos. En el río, lugar de distancias cortas, este efecto no me era perceptible; pero la atmósfera oceánica se hace borrosa en la lejanía. La enormidad de este lugar obliga a estar siempre en un continuo desplazamiento por la necesidad de superar la miopía. Y, así, la vida en el mar se convierte en un viaje más de la propia viajera vida.
He viajado poco todavía. Y he visto mucho. A veces, pienso que más de lo que puedo asimilar en un trayecto tan corto. Es la consecuencia natural de que todo esté en movimiento: si no llegas a otros lugares, otros lugares van llegando a ti.
He visto que el océano no tiene fronteras. Hay quienes construyen peceras en sus aguas, porque adoran los escaparates, la mera exhibición. Sin embargo, hasta los gruesos vidrios que se instalan en los mares son permeables.
También he conocido las autopistas del océano, las corrientes de desplazamiento. Las hay cálidas y las hay frías. Las hay que te acercan a compañeros de viaje y otras pueden alejarte, porque los destinos son muy variados. Aunque algunos creen que estos caminos siempre han estado y estarán en los mismos lugares, pienso que son más cambiantes de lo que se supone y que no puede saberse dónde surgirá una nueva corriente ni cuánto tiempo puede durar si llegara a desvanecerse, cosa que también es posible. He visto que hay formas de vida que generan corrientes y, lo más importante, si has descubierto una, aprovéchala, disfrútala. Mis favoritas, como poiquilotérmico que soy, son las cálidas. En estas corrientes hemos navegado especies muy diferentes para darnos cuenta de que, en realidad, nuestros genes no eran tan diferentes como suponíamos.
He visto miríadas de peces danzando en grupo y centelleando como si trataran de captar la atención de otros navegantes. Con destellos fugaces, como lo es el surco de luz que pinta una partícula consumiéndose en los cielos. Son minúsculos ejercicios de orgullo que llegan a seducirme con el recuerdo de las luciérnagas que visitaban las orillas de mi querido río.
A veces, he sentido sobre mí la caricia de un tentáculo. Otras veces, he visto cómo el brazo gelatinoso se posaba sobre un compañero de viaje. Hay calamares gigantes en el océano. Y, a pesar de que pueda haber terribles monstruos viviendo en las aguas, he conocido peces grandes que no comen peces chicos.
He visto lugares de ensueño. Entornos creados por asombrosas comunidades de peces que dan luz al agua con sus escamas. Es posible que la mejor explicación del fenómeno sea mi propia sugestión, pero qué hermoso es comprobar que el cielo también cabe dentro del océano. En sus aguas, he contemplado con admiración soberbios arrecifes de coral semejantes a galaxias en el éter, llenos de vida, llenos de brillo, llenos de emociones.
Todavía no he visto a Poseidón (¿será inaccesible para un pez de río?), aunque sí he podido ver sirenas y es cierto que su canto es irresistible. Por el contrario, decepcionantes me han parecido las estrellas de mar... Caídas del cielo para arrastrarse por el suelo, como si fueran viejas glorias que aspiran a ser viejas glorias.
He visto peces solitarios, navegando con rumbo y propósito. Imperturbables. Dejan una estela solemne, pero no parecen desear que otros la sigan.
En pocas ocasiones, algún pez abisal se deja ver cuando sale de la profundidad de lo oscuro. Al rato, muestra su malestar por la falta de presión y el exceso de luz y devuelve sus bioluminiscencias a los fondos más negros.
Un día, contemplé embelesado una entrañable criatura: un hipocampo. Otro día, reconocí a compañeros venidos del río. Otro día más, encontré un pez de mi misma especie, todo un hallazgo.
El océano es fascinante. Tanto que a veces es necesario que unas cuantas lágrimas saladas venzan al raudal de emociones. Ahora sé cómo hemos logrado entre todos que los mares tengan su sabor.
Precioso. Sólo puedo decir eso. El mar es nuestra esencia, de él venimos. Pero a mí me asusta. Estuve a punto de ahogarme cuando era pequeña y no puedo soportar verme bajo la superficie. Aún así lo adoro, lo necesito. Tal vez algún día que nade sobre él me atreva a zambullirme bajo el agua y puede que me encuentre con otra de mi especie.
ResponderEliminarLo dicho, precioso, Rain.
Estoy con Carmen, es muy bonito este cuento de un viaje náutico que relatas. Pero hay una cosa que yo veo diferente a tí: La mar no es salada porque contenga muchas lágrimas, sinó que nuestras lágrimas son la "parte de mar" que todos tenemos dentro. Al fin y al cabo, la vida surgió dentro de su inmensidad.
ResponderEliminarUn beso
Me acabo de dar cuenta de una cosa: ¿el mar? ¿la mar?
ResponderEliminar................
carmen
ResponderEliminarGracias por el cumplido :)
Uf! vaya experiencia la que me cuentas...!
Yo me crié tierra adentro, pero me ha pasado como a ti: el mar se ha convertido en algo muy especial e imprescindible en mi paisaje interior y exterior.
Está de más decir que el mar del que hablo hoy es el interior.
besos
pilar
La gente del mar le llama la mar, creo. Yo sólo soy un hijo adoptivo, así que le trato de "el".
Me gusta mucho lo que has comentado. Es una imagen preciosa y muy sugerente, verdaderamente encantadora. En realidad, no sé si la vida surgió del mar o de las estrellas... quizás las estrellas también tengan sabor salado :)
Pero el mar del que hablo es creación de sus propios peces. (¡qué cosas!)
besos
Raindrop, ufff, ufff y uffff.
ResponderEliminarQué decir, me repito, que pasada! en serio,precioso de verdad.
Y tranquilidad,mirar al mar,¿no? no se piensa en nada cuando estás allí,verdad?..
En cuanto al tema del abismo, una persona una vez me dijo, que si pasas mucho tiempo mirando a un abismo, él termina apoderándose de ti... Asusta..
Besos,guapo.
A mi me pasa un poco lo que a ti, me crié mar adentro, pero el mar ejerce sobre mi una fascinación inigualable, por otro lado lo que mas me gusta de estar a pie de mar, es que me relaja enormemente, me gusta, pero le tengo mucho respeto.
ResponderEliminarDe todas formas Raindrop, a mi este artículo me ha parecido una especie de metáfora, me evoca otras cosas diferentes.
Mientras lo leía no pensaba en el mar, sino en el mundo, el mundo como un óceano, en salir al exterior, como cuando sales de tu ciudad, de tu pueblo y te das cuenta que ese ócenao es tan grande y la vida tan corta y que te apetece tanto....... no solo viajar a un lugar sino conocer a sus gentes, sus costumbres, su forma de entender la vida y sientes una rabia interior, de que no solo no te va a dar tiempo, sino que también esta la dimensión económica y la lingüística que limitan un montón.
Y ese océano es el que yo veia cuando te leia, no sé por qué.
Un besazo muy fuerte.
Sencillamente genial. Evocador, luminoso y con un estilo raindrop que en vez de provocar la inevitable sucesión de opiniones sobre un tema concreto, deja al albedrío del lector las reflexiones sobre su propio océano.
ResponderEliminarYo también soy de río. Trucho, que no trucha, supongo.
Un fuerte abrazo.
Vaya, vaya... a una piscis como yo la has metido de lleno en la corriente.
ResponderEliminarMenos mal que aunque a veces me despiste mi radar marino suele estar enchufado ;-)
Bello mar... bello padre y madre... bello vientre andrógino y creador de vida. Me ha encantao
Me gustas cuando te pones literario. Y reflexivo tambien...que bonito!!!.
ResponderEliminarRain, todos los ríos desembocan en el mar antes o después, así es la vida, no podemos siempre controlarlo todo, hay demasiados factores, pero como bien dices, también está lleno de posibilidades y a veces encontramos algún pez de nuestra especie que hace más agradable el viaje. A veces no son de nuestra especie pero son compatibles, no son perfectos, pero acompañan (como Dori) y eso hace que mientras encontramos a los de nuestra especie no nos sintamos sólos.
ResponderEliminarDéjate acompañar, disfruta el paseo, que igual la de tu especie te encuentra a ti...
Estoy muy de acuerdo con Soloyo (con todo el resto también, te ha quedado precioso). Siempre hay alguien que nos acompaña para que nuestro baño y nuestro viaje sea más agradable... A veces es más dificil y pensamos que estamos solos y vemos esas bandadas de peces todos juntos y felices y miras a tu alrededor y no ves a nadie... pero no es cierto, no queremos verlos pq sí estan y estan esperando que los veamos haciendo mil señales... Uf... creo que me ido por las ramas otra vez...
ResponderEliminarBesicos!!
tormenta
ResponderEliminarMe alegro mucho de que te haya gustado.
Eso del abismo sí que tiene un no-sé-qué que qué-sé-yo :D
besos
estrella altair
Sí, lo cierto es que escribí en sentido alegórico. Podría haber utilizado otro telón de fondo, pero algo tiene el mar que atrae lo suyo, ¿verdad?
besos
el instigador
Me gusta cuando un texto sugiere cosas diferentes a las que pretende el autor. Y estoy encantado: de momento nadie ha hecho referencia a ese sentido primario que tenía en mente.
De todas formas, me sigo viendo poco hábil en estos lances (menos mal que cuento con vuestro entusiasmo).
un abrazo
susana
Ajá... entonces tú, piscis, entenderás mucho acerca de nadar por todo tipo de aguas, eh?
un besazo
maría manuela
:D se hace lo que se puede...
Bueno, no sé cómo me metí en esto de los blogs... Lo mío no es escribir, si no ¡os ibais a cagar por la pata abajo! jajaja
Gracias por tu aliento
besos
soloyo
Creo que está conseguido: bien acompañado. La verdad es que océano de logs es una reflexión personal sobre la blogosfera.
jajaja me encanta Dori :D
un besazo muy grande
nerea
ajjaaj ¿por las ramas? En el fondo del mar, yo diría que te has ido por las algas...
Pero no, me gusta que digas todo lo que sientas. Me gusta leer todo lo que me quieras decir :)
besos
Pues... poco podría añadir a lo ya dicho porque, como cada vez que escribes, lo leo con suma atención y me empapa y necesito leerlo con más calma para que termine de calarme. Nunca he estado más cerca que en este caso de sentir las dos cosas, ¡estoy ahora mismo con la toalla enroscada! :-p.
ResponderEliminarGracias a tu fábula he olido a mar, ese mar que me encanta y que me relaja. Y me he sentido pececillo de ojos enormes que busca y observa, y a veces tiene suerte de compartir su viaje con especies parecidas y dispares, bien en la blogosfera, bien en cualquier parcela, momento y lugar.
Me ha encantad tu relato que para mi es un sentido de lo que es esta vida que nos toca vivir.
Un beso. Por cierto, para mi es un gusto sentirme acompañada por estas corrientes cálidas
perdón... este dedillo con parkinson... (he sido yo la que ha eliminado la entrada) :-p
ResponderEliminarEl paralelismo del océano se puede establecer con un montón de cosas, queda a elección de cada lector (jajja ¡qué te voy a contar a ti, peasopoetisa!). Pero lo que sí me había gustado desde el principio fue elegir esa referencia, ese sentir fresco, azul y salado donde parece transcurrir toda la vida.
ResponderEliminarAquí me tienes, navegando la corriente cálida :)
besos
(por los restos accidentados del comentario no te preocupes, que paso yo con la fregona empapada en lejía y ¡hop! ya ves: ni rastro)
Rain, perdona por desvelar lo que creo que pretendes, pero tu visión de tí y tu blog frente a la blogosfera me pareció tan inspirado y tan poético que no consideré oportuno ponerlo en el comentario. Como tu has dado el paso, yo le sigo. Y si no es lo que pienso, pues vaya, pero me jugaría una cena a que si.
ResponderEliminarUn abrazo.
casi siempre la gran utilidad de las condiciones extremas -como pasar de pez de rio a pez de mar- es darnos mejores indicios sobre nosotros mismos, aprender a conocer aspectos que en el entorno que nos formo no se ven porque no ha sido necesario desplegar, despertar, activar, desarrollar... y es asi entonces como, sometidos a la voragine oceanica, llegamos a crecer para lados que ni sabiamos que se podia crecer y aprendemos a mirar con mas atencion porque las cosas (y los individuos) ya no son tan evidentes como eran "antes" sin embargo, como siempre, hay que (sobre)vivir.
ResponderEliminarMe pregunto, eso si... mmmhhh (reflexion de boca torcida y mirada al cielo)que tan "nosotros" seguimos siendo en esas circunstancias. Es cierto que son nuestras reacciones, nuestras observaciones, nuestras consignas, pero tb es cierto que en otro paisaje esas observaciones - reacciones - consignas seria seguramente diferentes y por lo tanto existen, potencialmente, (casi)infinitas variaciones posibles a partir de la base "pez de rio" y, entonces, es esta base mas real que la variante de agua salada? es que nos desnaturalizamos al irnos del rio hacia el oceano y vivenciar estos cambios? o eso es lo perfectamente natural (notese que dije "natural" y no "normal" :D ) y por tanto lo que nos da la verdadera y unica posible identidad personal?
Soy mas yo en mi memoria de hidrogeno flotante creando estrellas o en mi futuro metano una vez cuerpo descompuesto? o "yo" soy toda la mazamorra esa junta?
:S
aie
Muyyyy bonito, Raindrop!
ResponderEliminarLo has relatado con una delicadeza y una belleza que me ha hecho adentrarme en el océano, pero viendo los colores, y sintiendo el sabor a sal...
Creo que has hecho una metáfora, puede que de la vida, no sé, pero yo he visto reflejadas mis propias experiencias en algunos de esos encuentros por los que has pasado en tu vida de pez de río...
Las personas somos como cuaquier especie, las hay cercanas, las hay oscuras, las hay que se parecen mucho a uno mismo, las hay que son como mosntruos...
Solo espero y te deseo que en tu viaje, ya sea por mar, aire o tierra, encuentres siempre a tu alrededor a las personas que te mereces...las que te hagan ser tú mismo y las que te hagan sonrerir...
Besos
Gracias guapo!
ResponderEliminarel instigador
ResponderEliminarSí, ése era el sentido inicial del texto (no me importaba que lo hubieras comentado, por supuesto :D)
jajaja en caso de apuesta, habrías cenado gratis.
un abrazo
p
Las reflexiones a posteriori que planteas (que más bien las entiendo personalmente como a priori, en este tema) me perecen súper-interesantes. Algunas respuestas me pueden llevar años...
Me alegra que dejes tus comentarios porque siempre me enriquecen enormemente :D
un besazo
xiketä
Si has disfrutado de la alegoría, ya me doy por satisfecho. Y si además te sirve como base para una posterior consideración de otros asuntos como los que propones, entonces ya ni te cuento el nivel de satisfacción al que me llevas :D
Vive la mer!
(se me olvidó poner banda sonora de Débussy)
besos
nerea
No hay por qué darlas ;) ¡es un placer!
besos
El océano es fascinante, un microcosmos, toda una sociedad nadando a corriente, contracorriente, sumido en un banco de peces sin sentirse acompañado, solo y explorando el universo salado...en fin.
ResponderEliminarTe ha quedado un texto muy lírico, precioso, evocador...
Un besote.
Con esto de estar de vacaciones acabo de leer tu anterior post ahora... dios mio!!!! ahora lo entiendo todo!!! :-D ¿¿¿un perrito??? le regalaste un perrito??? pero no nos acordamos que somos de gatos!!! jajajjjajaja
ResponderEliminarQue casi que no hace falta que me consigas entradas de su última peli ¿eh?.
¿Haciendo cambios?Mola mola ese fondo negro..uuuuuu jajajaj.Me gusta!
ResponderEliminarTus ojos resaltan más jejeje.
Besos.
tamara
ResponderEliminarA nuestro planeta le llamamos azul por sus océanos. Nuestros mundos también pueden ser azules y oceánicos :D
besos
nerea
jajajaj he sido "famosillo" por un día. No me ha gustado mucho la sensación, pero que me quiten lo bailao: ¡y lo que me he reído, qué! ;D
besos
tormenta
Le he pegado un lavaodecara al blog, que ya me estaba cansando de los topos de colorines y las columnas estrechucas.
jeje gracias por ese piropazo :D
un beso
Manejas la palabra con envidiable maestria y mucho más cuando haces comparaciones, metáforas con las que muchos nos sentimos alineados, el miedo al abismo interior, los arrecifes repletos de corales engañosos, las mareas contra las que pelear y por supuesto los tiempos de calma en los que nos adormecemos al compás de las olas calmosas..
ResponderEliminarHijos adoptivos o naturales el mar ejerce un poder de fascinación increible y siempre encontramos compañeros con aletas o sin ellas con los que sobrellevar y devorar la vida... Aqui mismo tenemos un inmenso océano no os parece? distintas especies, más o menos coloreados, pero muchas palabras dónde encontrar el apoyo justo por si el oleaje se pone bravo...
Un besazo grande
Qué buena literatura. Y en ella subyace, así lo veo, la metáfora del mundo océano.
ResponderEliminarTodo el texto es muy bueno, pero déjame decirte lo que personalmente me atrapó más:
“He visto que hay formas de vida que generan corrientes y, lo más importante, si has descubierto una, aprovéchala, disfrútala. Mis favoritas, como poiquilotérmico que soy, son las cálidas.
“pero qué hermoso es comprobar que el cielo también cabe dentro del océano.
“El océano es fascinante. Tanto que a veces es necesario que unas cuantas lágrimas saladas venzan al raudal de emociones. Ahora sé cómo hemos logrado entre todos que los mares tengan su sabor.
Un beso, escritor.
sib
ResponderEliminarDe todo se puede encontrar en el océano, ¿verdad que sí?
Para mí, lo mejor sin duda es haber encontrado grandes amigos, como tú :D
besos
yuria
Me llena de satisfacción tu reconocimiento. Y que destaques esas frases es una auténtica delicia... me gusta que te gusten :D
Gracias
besos
SIEMPRE ES UN PLACER TENER TUS COMENTARIOS EN MI BLOG. ERES MI FAN NUMERO 1
ResponderEliminarCONOZCO PONTEVEDRA,DE VEZ EN CUANDO VOY POR ALLI.
ALVARITO = ALBARIÑO
UN SALUDO
ALVARO
Desde luego, Álvaro. No sé si tu fan nº 1 (que seguro que la lista es enorme :D), pero sí incondicional.
ResponderEliminarYo también me paso por Pontevedra de cuando en cuando. Por cierto, es la ciudad gallega con el casco histórico mejor conservado, urbanísticamente hablando.
un fuerte abrazo