domingo, 27 de noviembre de 2011

sensaciones de ti

(área de descanso nº 161)
·
so much depends
upon
·
a red wheel
barrow
·
glazed with rain
water
·
beside the white
chickens.
···············(The Red Wheelbarrow, 1923, William Carlos Williams)

Algunos escritos incitan a expresar admiraciones como esta: "¡qué hermosas palabras!".
No porque las palabras sean hermosas por sí mismas, cuando reposan inertes en el diccionario que las contiene a todas. Y cierto es que incluso en ese estado latente hay palabras que ya son bellas, por diferentes motivos. Pero no. Incluso las palabras más corrientes resultan hermosas cuando se combinan de tal forma que cautivan los sentidos. Elegidas unas, desechadas otras, componiendo una precisa sinfonía de sensaciones y ritmos que hace vibrar esas misteriosas cuerdas que, tensas en nuestro interior, esperan el momento de ser pulsadas. Algo así.
No es la hermosura propia de las piedras, ladrillos, hormigón, madera, vidrio, acero... la que garantiza que un edificio me parezca hermoso. Ni es el sonido de un do, un re, un fa, un la... interpretados por diversos instrumentos, el motivo por el que una melodía determinada atraviesa mis entrañas y deja ahí grabada su huella de fuego.

Y cuando contemplo el poema de tu rostro y de tu entera figura, también entiendo que no hay nada distinto o singular en cada detalle, excepto el hecho de ser parte de ti misma. La precisión con que se combina armónicamente el color de tus mejillas, el brillo de tu mirada, la textura de tu boca, la elegancia de tu cuello, la fragancia de tu cabello, la delicadeza de tus manos, la suavidad de tu pecho, el equilibrio de tu cintura, el torneado de tus piernas... son las sensaciones que te convierten en real, paradójicamente, como si fueras el resultado de la operación de un poder irresistible dominado por mi imaginación. Un juego minucioso de sencillez, tu voluntad de reflejarte en el espejo que atraviesas, para mirarme desde el otro lado, incluso más exquisita. Un juego que consiste en no dejarte atrapar, cuya máxima diversión está en ese correteo constante en procura de ser capturada o evitándolo. Un juego con las formas que redescubro en ti a cada instante y con lo que pueden llegar a atesorar. Una deriva guiada, tal vez, en un rumbo distinto que me vas sugiriendo, paso a paso. Críptica a la vez que libre de artificio, natural y espontánea, como la formidablemente simple estampa de una escena simple, como la carretilla roja de Williams, como la sinceridad y humildad de esas palabras que componen textos hermosos. Para que las sensaciones de ti se metamorfoseen en ti misma, para que pueda crearte y darte vida en la realidad objetiva cuando estás inaccesible y me resulta imposible e insatisfactorio acariciar las meras sensaciones.

Jugando a tu juego, logré entender el poema de las sensaciones de ti y por qué tantas cosas dependen de ello.


miércoles, 23 de noviembre de 2011

rorschach

(área de descanso nº 160)

- Veo un mercado. Pero un mercado de esos que oprimen a la gente, de los que controlan a los gobiernos. A ver... no me refiero al mercado de mi barrio, ese no. Ahí están Remigio el pescadero, que siempre me ha parecido buena persona y me tiene reservados los mejores ejemplares, porque nos conocemos de muchos años y ya sabe lo que me gusta. Bueno, y no quiero olvidarme de Manolita la frutera, gran mujer, que ahora tiene que cuidar a su madre, que ya está muy mayor. Y que sigue sacando adelante a sus cuatro hijos, a pesar de que el golfo de su ex-marido hace todo lo posible para no pasarle la pensión. ¡Y en estos tiempos que corren!
Pero no, no, no. No me refiero a ese mercado. Me refiero a esos otros mercados, que no sé muy bien lo que son, pero todo el mundo habla mal de ellos. Claro, estarán llenos de ladrones y de toda esa gentuza que se aprovecha de los demás y que solo piensan en hacerse ricos ellos a costa de dejar en la pobreza a las personas que se han partido el espinazo para salir adelante con el sudor de sus frentes, como Manolita y como Remigio, que ellos no serían capaces de hacerle daño ni a una mosca.
Yo no sé de qué pasta están hechos esos banqueros y especuladores sin entrañas, que venderían a sus propias madres por cuatro perras. Y tampoco sé qué hace exactamente un especulador, pero es que oigo la palabra y ya me suena mal. Nada bueno puede hacer alguien que se llame especulador. Es que, vamos a ver, ¿hay derecho a que echen de su casa a una pobre anciana que no tiene de qué vivir? ¿Dónde se ha visto eso? Yo no sé cómo lo permiten. Pero, claro, si los que mandan están dominados por gente sin corazón, ¿qué puede esperarse?
Y vayámonos preparando para lo peor, que ahora no te pongas enfermo, que a ver con qué pagas las medicinas y los tratamientos. Si va a ser mejor morirse. No hay dinero que llegue para nada, cada vez se cobra menos y cada vez las cosas son más caras. En el mercado, está todo por las nubes. En el mercado del barrio, quiero decir ahora. Pero la culpa de que el mercado esté así es de los otros mercados, de los que están llenos de ladrones de guante blanco y sinvergüenzas con traje. Que no sé ni qué venderán en esos mercados. Pescados y fruta me supongo que no.

- ¿Pero todo eso le dijiste?

- Pues sí. Y más que le hubiera dicho, pero no me dejó seguir. Es que de tanto escuchar las noticias se me van quedando estas cosas y ya no pienso en nada más. Oye, que no hay nada como informarse bien. Porque, la verdad, lo que yo veía en el dibujo era como la pelvis de un esqueleto o algo así. Pero eso no quiere decir nada. Bueno, sí, que nos vamos a quedar en los huesos por culpa de los dichosos mercados. Ya lo verás, ya.

domingo, 20 de noviembre de 2011

desliz

(área de descanso nº 159)

Todos mis músculos quisieron crisparse al unísono. Pero no permití que ni uno solo cambiara el tono establecido en la sinfonía corporal.
Mil látigos azotaron mis carnes en una fracción de segundo. Sin pestañear, mi piel no mostró ni la más leve cicatriz después de la descarga.
Diez mil mariposas pterodáctilos revolotearon de pronto y se agitaron ansiosos en mi estómago. Impertérrita, tragué saliva discretamente para ahogarlos en las entrañas.
El vello se esforzaba en ponerse de punta. Me tocó domesticar sus ímpetus sin despeinarme.
También unas gotas de sudor amenazaron con perlar mis sienes. Sin embargo, evaporé todo el líquido con cálidos pensamientos aun antes de que pudiera aflorar.
El corazón trató de desbocarse al galope tendido. Aborté la crisis apretando fuerte sus riendas y tirando del freno, para adelantarme a la taquicardia.
El aire parecía escasear y los pulmones comenzaron a marcar ritmo de jadeo. Sin ni siquiera levantar las aletas de la nariz, conjuré espíritus que me sirvieran de aliento.
Pero un pequeño descuido hizo inútil todos mis esfuerzos.
Y tú percibiste la casi imperceptible dilatación de mis pupilas.
Y, desde ese instante, ya fue como si jugaras con mis cartas marcadas.

Fue mi desliz.
Solo fue para verte mejor.
Y ahora ya solo quiero comerte mejor...


martes, 15 de noviembre de 2011

última edición

(área de descanso nº 158)
Catherine's Freedom by Robyn Miller on Grooveshark

La Tierra ya no es plana ni todo gira a su alrededor: Sigmund Freud asegura que el sexo ha ocupado ese lugar... En la despedida de su Armada, el monarca Felipe II se muestra optimista: "Si no caneamos a los ingleses, me hago luterano", ha dicho entre el alborozo y las risas de la concurrencia... Iósif Stalin: decidido a abandonar su cargo y convocar elecciones en la URSS, ante el inminente final del conflicto europeo... 500 millas de Indianápolis: los neutrinos a punto de batir la supremacía de los fotones... Tras el incidente de Bosworth, Ricardo III demanda a la compañía local de taxis, exigiendo una indemnización de cuatro millones de libras... Johannes Gutenberg estudia aceptar la suculenta oferta de Epson y abandonar su relación con Hewlett Packard... Crónicas de Manhattan: Eva arroja la manzana, golpea en la cabeza de Isaac Newton, rebota y es atrapada por Steve Jobs, quien le da un mordisco para luego colocarla sobre la cabeza del hijo de Wilhelm Tell... Ajuste de cuentas en la costa de Turquía: Héctor mata a Patroclo, Aquiles mata a Héctor, Paris mata a Aquiles, pero las autoridades no llegan a tiempo para detener al joven... El Cuerpo de Mosqueteros de la Guardia nombra director de recursos humanos al soissonneais Alexandre Dumas... El físico Erwin Schrödinger anuncia la próxima apertura de su caja después de la gran presión ejercida por la Asociación de amigos de los gatos de la ciudad de Graz... Técnicos bizantinos han contrarrestado el efecto del virus informático lanzado por hackers otomanos y que amenazaba sus sistemas de defensa: se prevé un aplazamiento indefinido del efecto renacimiento... Después de desechar el cilindro y la esfera, las obras del panteón familiar del monarca egipcio Zoser comenzarán el próximo mes, de acuerdo a las declaraciones de su arquitecto Imhotep... Derbi de Kentucky: contra todo pronóstico, se proclamó vencedor Marengo, por delante de Bucéfalo y Babieca, con Pegaso y Caballo-de-Troya descalificados por conducta antideportiva... El rey Midas dona su mano a la Sociedad Alquímica Internacional... El representante de Laika afirma que solo unos flecos en el contrato son el último obstáculo para concretar su fichaje por la NASA... El Ministerio de Sanidad Azteca muestra su satisfacción por el galardón que ha recibido el Tenochtitlan Medical Center, al encabezar el ranking mundial de trasplantes de corazón... Información bursátil: tras la feroz campaña publicitaria emprendida por la firma Ulises & Associates, la naviera Ítaca Transmediterránea S.A. duplica el valor de sus acciones... Ola de vandalismo: sigue abierta la investigación sobre el paradero de dos individuos que en el día de ayer provocaron graves destrozos en un molino de viento situado en un lugar de La Mancha cuyo nombre no ha sido facilitado a esta redacción...

Y yo sigo, un día más, sin tener noticias tuyas...


jueves, 10 de noviembre de 2011

hallazgo

(área de descanso nº 157)

Me he encontrado una horquilla. De esas del pelo.
Esperando a quien no acaba de llegar, me he sentado cerca del edificio de la biblioteca en un coqueto banco de piedra de los que flanquean la avenida del campus de esta universidad. Y, mirando hacia ninguna parte en concreto pero concretamente hacia el suelo próximo a mis pies, la he visto allí tirada sobre el pavimento gris: una horquilla de las corrientes, sin adornos. Apenas tonos dorados, pero ni una florecilla, ni una estrellita, ni una figurita, ni una filigrana que revelen algún dato más en que pudiera espaciarse la imaginación. Tan desnuda de adornos aparecía esa horquilla ante mis ojos que ni siquiera la fina hebra de un cabello resplandecía entre sus fauces metálicas. En definitiva, ni una pista para reconstruir el suceso: ¿por qué una horquilla decidiría independizarse para acabar suicidándose de semejante manera? ¿O fue víctima de un abandono premeditado?
Imposible saber nada de su propietaria. Al menos, un cabello revelaría datos de la mujer que llevaba esa horquilla. Muy pocos datos a simple vista, pero otros más podrían averiguarse de la gran cantidad de información genética que llega a contener un solo pelo (¡qué tiempos estos en que resulta así de fácil acceder a algunos de nuestros secretos tan bien atesorados en el críptico código de los nucleótidos!). Sin embargo, por más análisis que pudieran hacerse de un sencillo filamento abandonado, estos nunca revelarían las cosas realmente importantes que hacen de esa mujer anónima alguien singular y fascinante para otra persona. Cosas como por ejemplo si le ponen triste los días de lluvia, si disfruta con la poesía de Benedetti, qué siente al contemplar el mar, qué le pareció la última película de Woody Allen, cuál es su mejor recuerdo o cuál es su sueño más recurrente, si le gusta vestir de color lavanda, si se le eriza el vello cuando escucha música de Debussy, ¿ama los gatos? ¿qué le hizo llorar por última vez? ¿cuál es su sabor de helado preferido? ¿detesta los lunes?
Infinidad de preguntas de las que solo se podría obtener la solución por boca de la mujer que extravió la horquilla. O quizás sin palabras, compartiendo tiempo a su lado para obtener las mejores respuestas y, lo que es mejor, descubriendo nuevas preguntas.
Sigue el suceso desdibujado en conjeturas... ¿Acaso tan perturbadoras eran las emociones que bullían en esa cabeza que llevaron a la horquilla a dejarse caer al vacío? ¿Quizás fue un salto de alegría el que la alejó de ella para siempre?

Eclipse de sol sobre la horquilla. La oscura silueta de una cabeza se dibuja en el hormigón, cubriendo el objeto que ha hecho revolotear mi mente durante un tiempo que no consigo calibrar.

- Hola, ya estoy aquí.

Suena apresurada y jadeante la voz que esperaba y me arranca del ensimismamiento. Me levanto y dejo a la horquilla con sus propios desvaríos...

domingo, 6 de noviembre de 2011

ilusión fractal

(área de descanso nº 156)
"Mi trabajo ha intentado siempre unir la verdad con la belleza; pero si en alguna ocasión tuve que decidirme entre una y otra, escogí la belleza".
(Hermann Weyl)

En el gran arcón de la memoria quedan atesoradas muchas escenas de la vida: unas parecen triviales y otras desprenden un aroma más trascendental. Pero allí se van amontonando y superponiendo unas y otras, a veces sin una etiqueta que revele el nivel de importancia de cada recuerdo. Quizás el tiempo se lo irá asignando.
Tengo un recuerdo de infancia que, aunque parecía comenzar apenas como una percepción insignificante, no se ha perdido en el fondo del contenedor mental, precisamente porque el paso de los años lo ha ido reforzando con otras experiencias en paralelo. Experiencias que a priori no serían fáciles de asociar a aquel antiguo y nimio recuerdo por el análisis de los meros hechos, pero experiencias llenas de sensaciones y vibraciones similares. Y son estas las que permiten enlazar en la memoria sucesos que de ahí en adelante se considerarán conectados.

Aquella cartilla de cuentas y caligrafía de preescolar tenía una tapa no muy gruesa de color verde pálido y textura algo tosca. No es ninguno de estos detalles los que hubieran cautivado mi atención, pero sí el dibujo impreso en esa cubierta rústica. Allí estaba un niño sonriente sobre un patinete, acompañado por un amistoso perro en cuya boca sostenía una cartilla. Y se podía apreciar que el dibujo de la tapa de la cartilla que sostenía el perro con su boca era el de un niño en patinete acompañado por un perrito con una cartilla en su boca. Eso abría la puerta hacia algo inquietante, como un vértigo repentino...
Imaginé (porque ya era imposible ver tal cosa) que la cartilla que sostenía el perro-de-la-cartilla-sostenida-por-el-perro-de-la-tapa-de-mi-cartilla también tendría un dibujo similar, con un niño, su perro y otra cartilla en la boca del perro. Y esa cartilla volvería a tener otro niño, otro perro y otra cartilla. Y así, ¿hasta dónde, hasta cuándo?
Por otra parte, si yo tuviera un perro y un patinete, y me subiera a mi patinete y le pusiera a mi perro la cartilla en la boca, podría organizar el mismo encadenamiento de escenas en sentido inverso: no empequeñeciendo, sino agrandando.

Sin saber el nombre que Benoît Mandelbrot habría de dar a semejantes geometrías uno o dos años más tarde, lo cierto es que yo ya era una presa de la fascinación por los fractales. Y eso supuso el comienzo precoz de una forma distinta de ver las cosas, desde lo microscópico hasta lo macroscópico, del conjunto a los detalles ...y viceversa, ida y vuelta. Con el pasar del tiempo, cautivado por la belleza que se podía descubrir (y que otros ojos expertos me iban revelando) en todo el rango de escalas que va desde algo más ínfimo que los orbitales atómicos hasta algo aún más gigantesco que conjuntos de galaxias, pasando por la escala humana, decidí que dedicar numerosas horas de mi vida a la observación minuciosa nunca sería tiempo desperdiciado. Un deleite del que difícilmente podría arrepentirme.


miércoles, 2 de noviembre de 2011

criticando, que es gerundio

(área de descanso nº 155)
"En muchos sentidos, el trabajo de un crítico es fácil. Arriesgamos poco, porque gozamos de una posición que está por encima de los que exponen su trabajo y a sí mismos a nuestro criterio. Nos regodeamos en las críticas negativas, que son divertidas de escribir y de leer. Pero el hecho más amargo que debemos afrontar los críticos es que, a la hora de la verdad, cualquier producto mediocre tiene probablemente más sentido que la crítica en la que lo tachamos de basura".
(Anton Ego, crítico gastronómico en el film de animación "Ratatouille")

Quizás sea una mala costumbre bastante habitual, pero suele ocurrir que las acepciones peyorativas de los términos son las que acaban apropiándose de la identidad de numerosas palabras, tal vez entre las más interesantes. ¿Qué decir de la palabra de origen griego "crisis" (κρίσις, que a su vez procede del verbo κρίνειν: juzgar, separar, decidir) y de muchos de sus derivados? Es una cuestión ya comentada en este blog.

Cuando pensamos en crisis o en crítica, es raro que nos refiramos a algo distinto que a una situación angustiosa (en el aspecto que sea: económico, social, político, psicológico, clínico, personal...) o al feroz despelleje que le dedicamos a otras personas o que otras personas nos dedican. Y es igual de raro que adivinemos el parentesco entre palabras como estas dos citadas y criterio, por más que el parecido familiar (su idéntica raíz) las delate. Será porque nos hemos acostumbrado a que las personas que más "critican" son las que menos criterio demuestran. Será porque a veces llamamos "criticar" simplemente a soltar valoraciones con escasa profundidad de análisis, muy vacías en sí mismas, o destinadas particularmente al desahogo de quien las dice y el perjuicio gratuito de quien las recibe. Sea como fuere, este abuso ha degenerado en una mala concepción de la crítica y, como asevera Anton Ego (aunque sea un personaje de ficción), las críticas negativas producen más placer a quien las emite y a quien no las padece, aunque terminen destrozando a sus destinatarios.

Entonces, ¿qué se necesita para criticar? Pues eso dependerá de qué tipo de crítica se quiera hacer. Para una buena crítica de Arte, por ejemplo, se me ocurre que el crítico deberá demostrar conocimientos apropiados; haber entrenado debidamente su capacidad de análisis e interpretación de las obras; saber relacionar tendencias y encajar con maestría cada cosa en su lugar; poner aparte, si fuera posible, filias y fobias personales en busca de mayor objetividad (o evitando la ofuscación); no venderse al mejor postor, etcétera. Si lo que se quiere criticar son actitudes o comportamientos ajenos, aquí la prudencia se impone. Recomiendo aplicar ese viejo dicho de los indios chéroquis (también lo he visto adjudicado a los siouxes): "Antes de juzgar a tu hermano, camina tres lunas con sus mocasines" ...a ver si después de eso sigues pensando lo mismo, les faltó añadir, dando por supuesto lo fácil que es deducir tal consecuencia. Teniendo en cuenta que el propósito de la crítica es mejorar una situación (que sea susceptible de mejora, claro está) después de haber realizado el análisis correcto de la misma, qué menos que ser sumamente cuidadoso en cada detalle y no precipitar conclusiones.
Ahora bien, si lo que se pretende es realizar una crítica ligera y destructiva, torpe y lenguaraz, infame e inútil, entonces es necesario prescindir de todo tipo de cuidado y discreción. A cambio, añádase despropósito, mala uva, envidia (si fuera preciso) y necedad en proporciones a gusto del crítico. Pero, eso sí, sabiendo que toda esta acción destructiva puede degenerar en una reacción en cadena que, como en una guerra termonuclear a gran escala, destruiría incluso a los que hubieran lanzado la primera ojiva atómica o, siendo menos catastrofistas, que quizás exista la espada afilada de una justicia kármica para cortar las lenguas malas.


Montserrat Figueras & Hespèrion XX (director: Jordi Savall)
Entremeses del Siglo de Oro - Lope de Vega y su tiempo: 1550 - 1650.

Corten espadas afiladas
lenguas malas.

Mañana de San Francisco
levantado me han dicho.
Corten espadas afiladas
lenguas malas.

Libérame, Domine a labiis yniquis
et a lingua dolosa.
Lenguas malas.

Levantado me han dicho:
que dormí con la niña virgo.
Lenguas malas.

Beatus vir qui timet Dominum
un mandatis ejus volet nimis.
Lenguas malas.

Corten espadas afiladas
lenguas malas.