martes, 26 de marzo de 2013

etiquetas

(etapa 15.13)

Recordaba ahora una película que vi estas navidades, en una sobremesa en casa de mi hermana. Es una película india titulada Mi nombre es Khan. No es un peliculón (también he leído unas cuantas críticas desfavorables), sin embargo se deja ver y contiene algún mensaje sencillo pero que merece la pena tener presente. En un momento de la película, cuando Khan es todavía un niño que vive en Bombay, se muestra alguna escena del conflicto entre los musulmanes y los hindús en la ciudad. Khan y su familia son musulmanes y, aunque en el corazón del muchacho comienzan a brotar sentimientos de desprecio hacia los hindús, su madre le dice una verdad esencial (no cito literalmente, sino la idea que recuerdo): No pienses en musulmanes o hindús. No es un conflicto entre "buenos" y "malos", porque en la vida solo hay buenas personas y malas personas, y tanto unas como otras pueden estar en cualquiera de los grupos que llegues a imaginar. Esto no tiene nada que ver con la religión que practiquen o que digan practicar. En la segunda parte de la película, con un Khan ya adulto y viviendo en los Estados Unidos después del atentado del 11-S, la comunidad musulmana se convierte en sospechosa de terrorismo e incluso él mismo es confundido con un terrorista. Desde ese momento (y tras una serie de vicisitudes personales), su objetivo será encontrarse con el presidente del país y decirle en persona: "Mi nombre es Khan y no soy un terrorista".

Así parecen ser las cosas. La película lo narra con mucha dosis de sensiblería y simplismo, pero el mensaje no puede ser más claro: nuestra sociedad es víctima del vicio de etiquetarlo todo.
Etiquetar está bien cuando se trata de objetos. Si guardas un líquido venenoso en un frasco, es mejor marcarlo con una etiqueta para no caer en el error de confundirlo con algo que se pueda beber. Si una prenda está hecha de cierto material, no está de más indicarlo con una etiqueta. Si vas a comprar al supermercado, se agradece que lo que te encuentres envasado tenga una etiqueta que indique su contenido y composición. Pero, ¿etiquetar a las personas?
Etiquetar a las personas es como congelarlas a perpetuidad e impedir la posibilidad de que cambien a ojos de quien etiqueta. Etiquetar a una persona es cosificarla, convertila en un objeto, en algo inerte. Es una injusticia que envilece a la gente.

No faltan etiquetas, las hay para todo. Las hay en política, las hay en el ámbito de los deportes, las hay en el terreno de las religiones, las hay en la organización territorial de un país o de todo el mundo. Y cada etiqueta se asocia con un calificativo (o con una descalificación) que acompañará a todos los que la reciban. ¿Eres alemán? Entonces eres un cabeza cuadrada. ¿Eres catalán? Entonces eres un agarrado. ¿Eres madrileño? Entonces eres un chulo. Ya ves: los gentilicios como adjetivos calificativos. Lo mismo si hablamos de religión, política o lo que sea. Además, las etiquetas son tan perversas que suelen ir en grupos indisolubles. Es decir, si tienes la etiqueta "A", entonces también te corresponden por decreto la "B", la "C" y la "D". Todos lo van a asumir de esta forma aunque, en realidad, esto no tiene por qué ser así. ¡Qué sorpresa será si eres catalogado como "A", pero no encajaras en "B"! ¡No podría ser, algo estaría mal en ti! Parece que alguien lo ha decidido así y no hay más discusión al respecto. Se han creado una serie de perfiles que han polarizado el mundo. Ya no se puede disfrutar de la riqueza que hay en la variedad, sino que ahora las cosas se sitúan en un extremo o en el opuesto. El horror del maniqueísmo.

Todo esto me fatiga muchísimo. Estoy más que harto de estas visiones paupérrimamente simplistas. Las etiquetas que se les ponen a las personas son como las muletas mentales de la gente estúpida, el vicio de los que tienen una visión de corto alcance y llena de tinieblas.

20 comentarios:

  1. Tus reflexiones, sin tener intención de etiquetarlas, son críticas y acertadas. Compartimos opinión de nuevo... Dinamitemos los tópicos, por favor.

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    1. Sí, ahora me acuerdo perfectamente de haberlo leído. Muy buen post escribiste.

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  2. pero a veces parece quer casi todo està hecho las etiquetas, las cajas donde debe ir todo, los colores... los fonemas... los remakes

    los reencuentros...

    a veces podría etiquetarme con tantas cosas y te apuesto que sigo sin encajar en un lugar....

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    1. No tengo problema con etiquetar objetos. Por lo general, son fáciles de catalogar.
      ¿Pero personas? Eso sí que me parece muy discutible. Mejor que no encajes en ninguna etiqueta: de ser así, te habrías convertido en un objeto.

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  3. Etiquetar para simplificar al máximo, para no tener que pensar, que esforzarse en conocer algo o a alguien. No me extraña, no hay tiempo para eso, hay que estar pendiente del whatsapp, de facebook, de twitter, de como va la liga, de quien gana Gran hermano... No hay tiempo para tontadas como pensar de qué van las cosas de verdad.

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    1. Creo que has hecho el resumen perfecto del post.
      Me dan ganas de copiarlo y pegarlo en el texto como epílogo ;)

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  4. ¿Podemos ser capaces de observar las cosas sin catalogarlas?, tal vez se etiqueta por miedo, juzgamos y atribuimos características que tal vez no se posean…………si alguna mujer viste con ropa ceñida, insinuante...............o un hombre con pelo rapado, cazadora negra, con piercing.......automáticamente los etiquetamos, sin pararnos a pensar que nos podemos equivocar.
    Cuando catalogamos, inconscientemente ponemos un obstáculo que nos impide ver la simplicidad que tienen las cosas, debemos de huir de las etiquetas porque estas tienden a encarcelar al etiquetado.........nos llevaríamos gratas sorpresas si lo intentásemos.

    Besos

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    1. Es una lástima que al etiquetar (es decir, al prejuzgar) se está negando la posibilidad de que existan un montón de cualidades en las personas, y no se van a tener en cuenta.
      Merece la pena actuar con menos comodidad para ver mejor y más allá de lo habitual.
      besos

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  5. A veces contribuímos de forma más o menos conscientes a albergarnos en una etiqueta por la calidez del grupo. Somos gregarios hasta el tuétano y aborrecemos la soledad. Enarbolar una bandera, un escudo o un carnet de socio de algo nos resarce del sempiterno "Nacemos solos, morimos solos".

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    1. Aunque es muy limitante dejarse encasillar por parámetros diseñados y decididos por otras personas.
      Recuerdo haber escrito en este blog sobre la conformidad social y adjuntaba un extraordinario vídeo que merece la pena recordar.

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  6. Pues sabia reflexion la tuya pero que lleva implicita un esfuerzo que no todos/as estan ni capacitados ni dispuestos a cumplir... El no estereotipar lleva consigo entender, escuchar, observar, empatizar... y eso querido mio da trabajo. Las personas, desde que nacemos, somos animales de rutina (cuando eres madre lo descubres aún más, la estabilidad emocional de un bebé va estrechamente a rutinas de habito diario! curioso...) y el hecho de poner etiquetas nos exime de tener que salvar cada dia situaciones nuevas... correcto? por supuesto que no, pero debería cambiar enterita la sociedad para practicar algo diferente. Yo, por supuesto, me apuntaría al cambio... un beso.

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    1. Yo me apunto al "trabajo extra". Es preferible desgastarse un poco antes que vivir en este ambiente tan rígido y corrosivo que nos hemos montado.
      besos

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  7. Yo no etiqueto a nadie, es una pérdida de tiempo. Para mí todos los humanos sois iguales y cuando mi capitán dé la señal no habrá piedad para nadie >:D

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    1. jajajaja vamos a acabar todos como pienso para peces.
      Al menos, espero que esté bien etiquetado xD
      besos

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  8. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Una vez escuché decir a alguien que no se fiaba de mi porque no lograba etiquetarme. Eso me hizo mucha gracia. Y pena al mismo tiempo.

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    1. Vaya. Alguien que solo se fía de las etiquetas. Claro, con muchas personas así, no extraña que abunden tanto las etiquetas. La manía por clasificar y cosificar no nos va a llevar muy lejos.
      besos

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  9. Hay personas que deberían venir con su etiqueta de advertencia, como esas del tabaco que dice "Fumar mata". Y también las hay que se etiquetan solas.

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    1. Sin embargo, me resisto a creerme las etiquetas. Mientras exista la posibilidad de cambio constante, la etiqueta es algo que carece de sentido.
      besos

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  10. Hola Rain....tema que me apasiona y del que he hablado en varias ocasiones ya en mi blog...si es que todo está en la educación...en esa bendita educación que hace aguas por todas partes...que está más en sombras que el propio tiempo que nos ha tocado padecer...tiempos revueltos de sombras y etiquetas.
    Un abrazotedecisivo de alguien... a quien han puesto tantas etiquetas...que ya hasta las adorno yo y todo...menos mal que jamás me han condicionado.

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    1. Una vez más (¡muy cierto!) la educación es clave en este asunto.
      Pero me parece que marchamos con unas carencias estructurales en este apartado, ¿no es cierto?
      Vamos a ver si construimos un mundo "label free" ;)
      besos

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