(área de descanso nº 107)
Dice la primera ley de Newton (o ley de la inercia) que todo cuerpo continúa en su estado de reposo o movimiento rectilíneo uniforme a menos que sobre él actúe una fuerza neta, que lo llevará a cambiar ese estado. Algo así.
Lanzando con precisión absoluta una bola de esas tan puliditas en una pista de esas también tan puliditas que hay en las boleras, si la pista fuera de directriz completamente recta y los bolos estuvieran a una distancia infinita (así, ya puestos a exagerar...), comprobaríamos algo sospechado de antemano: que la bola nunca llega hasta los bolos, ni en todo el tiempo que se le quiera dar. No por cuestión de falta de puntería, ni porque no se le haya dado suficiente fuerza a la bola, ni porque falle la ley de la inercia. Es porque la propia materialidad de la bola y de la pista implica la presencia de otra fuerza con la que el lanzador no tiene nada que ver, de sentido contrario al movimiento, que va frenando la bola. Es el rozamiento. Y una Física ideal, en que los modelos funcionarían idealmente, se ve corregida por estos matices microscópicos, más propios de la teoría del caos, para dar paso a la Física real en que vivimos.
Al margen de este concepto teórico de rozamiento, me gusta pensar también en cómo toda nuestra existencia está inmersa en infinidad de rozamientos, una auténtica red de caos. Imposible olvidar, al acercarse estas fechas festivas, las reacciones de las personas al ver el calendario, las coloridas luces parpadeantes, los trajines en los comercios, los adornos por doquier, el bombardeo publicitario, la planificación en las agendas... Y todo eso (y más aún lo que representa) actúa como agentes de rozamiento en la piel interior de cada uno, con efectos bien distintos. Hay quien lo pasa realmente mal cuando se acerca el solsticio de invierno y no es por el hecho astronómico. Otros lo viven con una ilusión extraordinaria. A algunos se les hace interminable y para otros es fugaz...
En definitiva, todos los estímulos para la memoria se convierten en el roce que pone de manifiesto cuán sana está esa piel interior, cómo de cerradas o abiertas permanecen ciertas heridas, en qué nivel se sitúa nuestra sensibilidad cutánea.
En estos días, una mano pasa por encima de lo vivido y se siente una suave caricia cuando todo está bien...
En estos días, una mano pasa por encima de lo vivido y un dolor agudo revela una desgarradura mal cicatrizada...
Hace unos años, en una multitudinaria reunión, una abuela conversaba conmigo en la sobremesa de la comida. Me hablaba de su papel como madre en primer lugar y como abuela después. Me decía que su gran objetivo había sido el de dar a sus seres queridos los más gratos momentos posibles, que fueran la semilla de los recuerdos más entrañables. Me aseguraba que pocos cementos hay tan poderosos como éste para conseguir que la familia estuviera unida y feliz.
Y lo recuerdo en estos días porque quizás sea la más eficaz escapatoria al roce con la lija. Ya no puedo cambiar el pasado, ahí permanecen los recuerdos que provocan irritación en la piel. Pero siempre podré seguir construyendo ahora, a pesar de ciertas amarguras, los buenos recuerdos del futuro. Si el recuerdo del ayer me molesta, el propósito para el mañana me ilusiona.
Ser consciente de esta oportunidad es exactamente la caricia que estaba necesitando.
Qué buenos son los recuerdos, cuando consigues recordarlos claro está,o cuando , como en mi caso ,son otros quienes te ayudan a recordar cosas vividas. Me ha gustado tu punto de partida y como llegas a lo más intenso que es el proposito del mañana.
ResponderEliminarDe todas formas los recuerdos buenos y malos , forjan lazos fuertes, siempre que prevalezcan los primeros sobre los segundos.
Me gusta como y lo que escribes. Un beso prenavideño.
Creo que se puede construir cada instante.
ResponderEliminarOtro beso prenavideño.
Que final tan precioso. Me ha inspirado una nueva navidad allá para Junio. Aunque creo que no tendré éxito.
ResponderEliminarEl tiempo pasa tan inevitablemente como inevitable es su roce contra nuestra vida.
ResponderEliminarDebe de ser asunto de recuerdos.
La verdad es que quizás en el fondo vivir sea guardar recuerdos para el futuro propio.
Y, cuando el nuestro es demasiado exiguo, para el ajeno.
Abrazos.
Y lo que cambiamos en Navidad. Es ver las luces, los detalles navideños, los nacimientos... que todos nos volvemos "buenos" y llenas de buenos sentimientos. Es en estas fechas cuando nos damos cuenta de los que debemos hacer por aquellos menos afortunados... que suelen acabar (esos buenos sentimientos) cuando llegan las rebajas...
ResponderEliminarGracias a dios, los recuerdos estan siempre vivitos en nosotros. Da igual la fecha pq siempre hay un recuerdo que llega a nuestra memoria según nos encontremos en un momento u otro. Esos recuerdos son nuestras fotos, nuestros momentos solos y de la persona que recordamos...
Besicos!
Son eso infinitos rozamientos en nuestras vidas los que le dan sabor, color, los que nos hacen sentirnos así, vivos. Cada rozamiento, cada momento es un pasito más en nuesto deambular por este mundo.
ResponderEliminarPrecioso post amigo clos2u,
un saludo y feliz navidad
Pd.- supongo que todos los bloguros que nos comentamos por aquí o por cualesquiera otros rincones de la red también nos rozamos ¿no?
La vida es la suma de momentos, de instantes, se pequeñas secuencias y es nuestra obligación que sean agradables y felices porque ahora edificamos todos esos gratos recuerdos del futuro construyendo momento a momento un rascacielos de felicidad presente, mirando al futuro y una vez ahí repasando el pasado. Pero todo absolutamente todo se hace desde el Ahora. Feliz Navidad
ResponderEliminarRain, otra joya que nos regalas...y ya son...tengo todos tus escritos en una carpeta especial...pues sabes que son especiales, y los leo con admiración total, como enlazas las palabras, las ideas...como construyes....hoy nunca mejor dicho esos momentos del futuro, que es precisamente lo que pido en mi postal navideña y lo que os deseo a todos los amigos.
ResponderEliminarGracias por un año más en momentosdecisivos,aunque estés bastante desaparecido jejejeje, y que seas muy feliz y que el 2011 te llene de todo lo que necesites.
abrazotedecisivo cargadito de navidad.
Mirar hacia adelante y no darse la vuelta a cada momento, asegura una vida más feliz.
ResponderEliminarComo de costumbre no predico con el ejemplo y soy de las que miran mucho hacia atrás, quizás por eso soy de sal (porque cualquier tiempo pasado fue siempre mejor).
Un abrazo cálido y de corazón,
Jeanne