"Dad al Dios Eterno la gloria que se debe a su Nombre; adorad al Dios Eterno en la hermosura de la santidad".
(Salmo 29: 2)
Se dice que el gusto es algo muy personal, así que no quiero entrar en discusión con nadie a este respecto. Pero voy a poner frente a frente a dos personas muy diferentes para examinarlas desde la perspectiva del gusto: Doña Agnes y Doña Victoria. Es decir, la Madre Teresa de Calcuta y Victoria -Adams- Beckham. Reconozco que Teresa de Calcuta no era una belleza, físicamente hablando, en los años conocidos de su vida, en la India; pero... no puedo evitar ver una belleza extraordinaria en sus actos, en sus palabras, en su mirada, en sus manos... Por otra parte, no puedo dejar de sentirme extrañamente ofendido con las poses arrogantes, con las miradas despreocupadas (casi de "perdona-vidas") de la señora Adams, siempre rodeada de una nube de fotógrafos y reporteros improductivos, que la encumbran al rango de Very Important Person (sin serlo, realmente).
¡Qué extraño es esto de la belleza! Si veo las fotos de estas dos mujeres y no sé nada más de ellas, seguro que me sentiría más atraído por la Beckham. Pero se trataría de una atracción simplemente física que iría creando justificaciones de "bondad" en mi interior hacia ella. Es cierto, se ha comprobado que a las personas bellas (físicamente hablando) se las trata con mayor consideración que a las no tan bellas. Como si nuestros cerebros identificaran la belleza como sinónimo de otros rasgos espirituales más profundos. Esto supone incluso un debate artístico desde los clásicos hasta las últimas vanguardias.Creo que ha quedado clara mi preferencia entre estas dos mujeres, porque (inevitablemente) conozco mucho más de ellas que sólo sus imágenes. ¡Qué reto es conocer a la gente! ¿Encontraríamos belleza incluso en una Victoria? Seguro que sí, por poca que fuera.
Estos días miraba la caja-tonta y veía un programa en cierto canal donde un montón de chiquillas se presentan a unas pruebas de calificación y selección para trabajar como perchas de ropa. Ahora se hacen llamar modelos (o más megalómanamente, supermodelos). Pero, ¿modelos de qué? Es curioso que lo que se trata de destacar es la ropa y al final lo que cobra importancia es la percha. Si se me permite, es el ejemplo de sinécdoque (aquella figura literaria que consiste en destacar la parte por el todo, el continente por el contenido, etc) más descarado que conozco. La verdad es que me produce cierto estupor ver llorar a esas pobres niñitas por cualquier cosa delante de unos examinadores con poco respeto y mucho afán de protagonismo; pero, en fin, para eso están los malos programas: para verlos por error una vez y pasar de ellos a partir de ese momento.
Si hoy quiero homenajear a una supermodelo de verdad, que sea a la señora Agnes Gonxha Bojaxhin, natural de Skopje, pero mundialmente conocida como Teresa de Calcuta. Supermodelo por su dedicación hacia los más necesitados de un país muy necesitado; supermodelo por su influencia también en los que no creen en Dios; supermodelo por ser un ejemplo para imitar, que al fin es la mejor explicación de lo que significa esa palabra: MODELO.
raindrop comienza otra etapa de su viaje en este mismo momento y se despide con mucho cariño hasta la próxima parada.


