domingo, 25 de noviembre de 2007

"monopoly": globalización de la pobreza

(17ª parada)
“Cuando hagas la siega de tus campos, no siegues hasta los últimos rincones ni recojas las espigas que queden en lo segado. Tampoco rebusques tus viñas, ni recojas los racimos que caigan en ellas. Deja todo esto para que sirva a los pobres y a los extranjeros”.

(Libro del Levítico, cap. 19: 9-10)

He jugado al ajedrez, me gusta el ajedrez. Es un juego de guerra, pero su reglamento proporciona partidas incruentas y, aunque llegues a asediar a tu adversario, nunca llegas a ensañarte contra él. Sólo tratas de realizar un bonito juego combinativo, poner belleza en sesenta y cuatro escaques, coordinar estrategia y táctica. Y una vez terminada la partida (como dice aquella frase), el rey y el peón vuelven a la misma caja. Si amas el ajedrez, ya ganes, ya pierdas, ya hagas tablas, puedes tener la sensación de que has ganado de todas formas. Te sientes bien después de una gran partida, independientemente del resultado.

He jugado al 'monopoly'. Éste no es un juego de guerra, pero casi. Tienes que conseguir arruinar o destrozar sin piedad a varios rivales. Hay que ser implacable... Te alegras de la desgracia de tus contrarios: si tienen la mala suerte de acabar en la cárcel, mejor para ti; si un imprevisto de la partida les deja maltrecha la economía, mejor para ti; si por casualidad caen en esa propiedad tuya tan cara y además con hotel (lo que llevas esperando que suceda varias vueltas al tablero), mucho mejor para ti... Cuando el juego termina, sólo puede quedar uno con toda la pasta del resto. Si ganas, hasta te puedes sentir bien; pero si pierdes, ¡maldita sea, necesitarás otra partida para resarcirte! Las reglas son más abiertas: puedes negociar, aliarte temporalmente con otro jugador... y esto sí que te permite ser todo lo cruel que te consientan las vísceras.

Estamos jugando al monopoly. Llevamos siglos jugando a este maldito juego, pero da la sensación de que la partida estuviera a punto de terminar. Los ricos son ya demasiado ricos y los pobres demasiado pobres. Se juega con mucha saña, las reglas permiten todo lo deshonesto, todo lo depravado, que se pueda llegar a ser. En este siglo, todos estamos ya operados de las vísceras (y de tripas hemos hecho corazón), así que no hay impedimentos para abonar el tablero con lo peor que pueda generar la Humanidad. A los países pobres los tenemos trincados por sus 'partes blandas' y pronto tendrán que abandonar y dejarnos (o malvendernos) sus propiedades a los más ricos... Pero, dentro de los países ricos, también habrá que ir desembarazándose de todos aquellos elementos que impidan ganar la partida. Incluso en los países ricos hay demasiados pobres y el lastre de la pobreza puede ser muy perjudicial si se piensa en la victoria: mucho gasto social y muchas gaitas, que es como tratar de llenar un saco sin fondo. Además, los pobres ya no son clientes y, por tanto, hay que ir echándolos del juego.

No sé si nos alegramos de las desgracias ajenas (¡quiero creer que NO!), pero podemos estar llegando a ser sus causantes, ¿y qué hacemos? Se me encoge el corazón al ver tantas catástrofes que asolan las zonas más pobres y subdesarrolladas del planeta, sin que sus habitantes puedan hacer gran cosa. En los últimos años, una gran parte de esas tragedias puede haber aumentado su intensidad como consecuencia del cambio climático. Y somos los países desarrollados los principales responsables de ese cambio: nuestro ritmo de vida está tan acelerado que hemos desequilibrado el orden natural de forma irreversible, según ya vaticinan los científicos. Esto es jugar al monopoly de la forma más brutal. Las soluciones que les estamos dando a los sufridores de estos males son las ayudas que los gobiernos de los países ricos envían a los países pobres. La manzana de la bruja del cuento de Blancanieves tenía menos peligro que estas ayudas... Éste es el asunto: A lo que llamamos “ayudas” de los gobiernos, deberíamos llamarles más exactamente “préstamos que vosotros, países pobres, deberéis devolvernos con sus intereses”, porque es lo que son en realidad. Y es muy triste tener que admitirlo, pero es así. Cuando uno de nuestros gobiernos está aprobando este tipo de ayudas lo hace en estos términos: es un préstamo que debe ser devuelto, nada de donación a fondo perdido. Esto está sirviendo para que la deuda externa de los más pobres aumente de forma muy alarmante. Y con ello se consigue que los campeones mundiales de la pobreza nos deban un montón de favores y tengan su futuro literalmente hipotecado, en muchos casos por los problemas que nosotros mismos les estamos causando. Interesante forma de extorsión, pero así nos las gastamos los ricos cuando jugamos al monopoly. No es de extrañar que, en ciertas ocasiones, el gobernador de turno de alguno de estos países se vea obligado a rechazar las supuestas ayudas de sus 'preocupados benefactores', sólo porque no quiere tener que estar pagando favores indefinidamente. También es cierto que es difícil obviar las críticas que semejante decisión en un caso de emergencia van a llover tanto desde dentro como desde fuera del país afectado. Y esto sirve para aumentar la inestabilidad en la zona.

Es una forma muy sucia de jugar, pero todos estamos implicados en ella. En el antiguo pueblo de Israel, había leyes que trataban de aliviar la situación de los pobres y de los extranjeros con necesidades, de una forma muy sencilla: ya que tú tienes de sobra, permite que otros tengan de lo que a ti te sobra. Más sencillo no puede ser. La trituradora capitalista (verdadera máquina de picar carne) en la que estamos metidos nos está haciendo creer que ya no tenemos de sobra: ¡Estamos endeudados! ¡Nos falta, no nos sobra!: hipotecas, pagos aplazados, créditos... Pero ésta es la mentira más ladina que nos ha vendido el capitalismo. Porque, en el fondo, para el capitalismo no somos más que la mano de obra de sus ganancias, sus clientes potenciales de donde obtendrán su riqueza los ya muy ricos. Así que: gastemos. Y a ser posible: gastemos sin freno, muy por encima de nuestras posibilidades reales y, por supuesto, de nuestras verdaderas necesidades. ¡Ojo!: las navidades están ahí al lado. Habrá dinero para gastar a mansalva (con ese dinero se pagaría la deuda externa de varios países) y se encenderán luces y más luces sin sentido, con un gasto energético desmesurado e incomprensible en la coyuntura ambiental en que vivimos. Pero se hará. Y esto me hace desconfiar de los gobiernos que tenemos (sean del tipo que sean, aquí no voy a entrar, porque compruebo que los resultados son siempre muy parecidos al tratar este asunto) y me hace pensar que los verdaderos remedios no consisten en delegar en estos gobiernos la solución de los problemas que ha causado “el monopoly”, sino en asumir como propia, de cada ciudadano, la tarea de reparar las desgracias ajenas.

Se dice que la unión hace la fuerza ...¡Y vaya si es verdad! Nuestro gobierno ha aprobado una ayuda (es decir, aunque no se dice, préstamo) de 750.000 euros para las víctimas del ciclón 'Sidr' en Bangladesh. Si hubiera 20 millones de españoles que apartáramos tan sólo 1 euro cada uno de las compras de navidad y lo donáramos para cubrir esta emergencia, tendríamos una verdadera ayuda (sin devoluciones) de 20 millones de euros. Los números no mienten. Alguien se hará la pregunta: Pero, ¿cómo hago llegar mi euro hasta Bangladesh? Pues habrá que darse el trabajo de investigar qué personas de confianza están llevando a cabo estas tareas con eficacia, sin avaricia y con transparencia. Para empezar a tirar del hilo, se me ocurre consultar, por ejemplo, a la Fundación Lealtad, que es una guía de la transparencia y buenas prácticas de las ONGs y ONGDs, ONGs de Desarrollo ...e insisto en lo de “No Gubernamental”, porque creo que de los gobiernos no vendrán las soluciones por iniciativa propia. En fin, que no hay excusa posible.

El mejor regalo que hoy (no esperemos a la navidad) podemos hacer a los países pobres es recoger las fichas, las casitas verdes, los hoteles rojos, los billetes de pega, plegar el tablero de cartón, meter todo en su caja y no volver a sacar más el dichoso monopoly del armario de los juegos.
Siempre nos quedará el ajedrez.

21 comentarios:

  1. Tercera vez que escribo este comentario... porque no se que decirte sin que suene a sentimentalismo... Lo has explicado muy bien y solo quiero unirme a tu grito. Todo lo que diga sera decir lo mismo que dices tú. Somos egoistas, no solo es culpa del gobierno, politicos, grupos de ayuda... nosotros no hacemos mucho para ayudar a los que más nos necesitan... ni siquiera en nuestra propia ciudad. Nos quedamos en Navidad y los buenos propositos, y suele ser en esa fecha cuando la gente toma conciencia pero... acaba cuando acaba la navidad... en Enero...

    Bueno, tú lo has explicado muy bien.

    Besicos!

    ResponderEliminar
  2. No puedo estar más de acuerdo contigo.
    A veces caemos en el error de creernos ser víctimas del consumismo cuando somos los principales culpables, no es excusa creer lo que nos venden y pensar que otros lo solucionan, que en el tercer mundo se mueren de hambre y no tiene que ver con nosotros.
    ¿Recuerdas una de las últimas viñetas del Blog de Montt? el del pez chiquito que quiere romper la cadena alimenticia? Puede ser un buen ejemplo de lo que dices, desde nuestro cómodo sitio tenemos mucho que hacer...

    Opino como Nerea, no se puede explicar mejor
    Bss

    ResponderEliminar
  3. El caso es que no creo en las ayudas en dinero a gobiernos indignos. Mi dinero no puede incrementar las cuentas corrientes de paises que lo usan para comprar armas o abrir cuentas personales en Suiza.

    Prefiero donar una cantidad mensual a una entidad "auditada" que sea una ONG que ayude de verdad. Que el beneficio sea para el pueblo, dentro de lo posible.

    Y si esa ONG no pasa la auditoría, cierro el grifo y me cambio a otra.

    entro de mis posibilidades, por mi que no quede.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Raindrop, la forma en la que los "dueños" del mundo han montado su "empresa", en la que como dices, todos nosotros somos sus clientes potenciales, es una forma violenta, cruel y despiadada.
    Los pobres solo son gente sin dinero, los de clase media solo somos comodines constantes, los de clase alta son clientes a tener en cuenta. Es una especie de sanguijuela gigante que reventará algún dia y Dios sabe cómo.
    Podríamos plantear una partida de ajedrez, la gente dispuesta a que esto cambie somos los peones, los caballos serán los más fuertes en convicción. Las torres serán las leyes que nos amparen. Los alfiles deben ser personas apoderadas con contactos serios moralmente. El rey y la reina deberían ser dos "Robin Hoods" (que deben existir, no lo dudes).
    Magnífica partida nos esperaría!!
    Un saludo

    ResponderEliminar
  5. Lo más desesperante de todo es esa corrupción que te hace desconfiar, porque esos 20 mill que aportaríamos dando sólo 1 euro por español... ¿y si lo hiciéramos todos los meses! y si todas las semanas? Hay argumentos comerciales que dicen ¡por sólo 1 euro al día tienes internet+TDT+tlf! Y si dijéramos... ¡por sólo 1 euro al día acabamos con la pobreza! ¿por qué es que me cuesta tanto creérmelo?

    Me parece sangrante también un punto del que hablas... ¡el gasto energético de las luces de navidad! Si no las pusieran igual se nos olvida que es navida y no hacemos gasto no? anda ya!
    ¿Y las fuentes? El otro día lo pensaba. Me encantan. Son preciosas. A penas gastan agua porque van por circuito cerrado, ¿pero y el motor que las hace funcionar? Más gasto energético... Somos todos unos hipócritas.

    Por cierto Rain... ¿con quién jugaste al monopoly? ¿salió esta teoría durante la partida? Tuvo que ser una gran conversación...

    Besos mil.

    ResponderEliminar
  6. nerea
    Has nombrado el peor de los defectos que nos lleva a esta situación: el egoísmo, la cara más oscura de los seres humanos. El día que encontremos la vacuna contra este mal, ¡qué diferencia!
    besos

    avellaneda
    Al final, una persona sí puede marcar la diferencia. Espero que no tengamos que llegar a reventarnos para demostrarlo ;)
    (aunque sé que muchos estamos ya a punto de explotar)
    besos

    instigador
    Estoy de acuerdo contigo y propongo ese plan. Hay que tener mucho cuidado con 'quién trinca la pasta' porque con ese dinero se puede hacer mucho bien o mucho mal (todo depende de en qué manos caiga).
    Otra vez, gracias por tu visita.

    xiketä
    Esa partida de ajedrez sería tremendamente interesante... ¡no habría que perdérsela por nada!
    Pues habrá que decidirse por plantearla de una vez:
    seres HUMANOS vs. Deep Money
    (las personas de verdad contra la máquina trituradora capitalista)
    besos

    soloyo
    A veces, en ese tipo de publicidad aun se añade: "por un MÍSERO euro al día" (¡la leche, con ese mísero euro le dábamos la vuelta a la tortilla!). Quizás los peores "corruptos" somos los que participamos en este endiablado juego... no sé, no sé...
    Hace un montón que no echo una partida al monopoly (nunca me gustó mucho ese juego). De verdad que me hace sentir mal tener que ensañarme con los rivales.
    besos

    ResponderEliminar
  7. dejar de catalogarlos en "pobres" y "ricos" también ayuda: la etiqueta no hace sino reforzar en la mentalidad de la gente la idea de pobreza (que en sus realidades cotidianas es mas que solo una "idea" por cierto).
    Dato poco alentador es que desde la nuit des temps las cosas vienen repitiéndose asi: historicamente ha habido pueblos completos que han vivido como esclavos (el equivalente al pais pobre); el medioevo con sus seniores feudales por un lado y los siervos de la gleva, por otro; la misma "epoca moderna" en que se supone se quita el velo del oscurantismo medieval para iluminar la existencia humana con los valores de la razon y el progreso... mientras el escalon de abajo de la escalera social se podria, literalmente, en condiciones de vida insalubres, en completo analfabetismo, sin escape.
    Mirando con perspectiva hhhmmmm como que no hay perspetiva :S

    ResponderEliminar
  8. mademoiselle P
    Coincido contigo en que la historia va cambiando los nombres pero mantiene los personajes y las situaciones... ¡qué digo, la Historia! ¡somos los seres humanos los que estamos perpetuando esta historia!
    Con la primera parte de tu comentario no coincido tanto, aunque también me sirve como reflexión. No creo que se trate de una etiqueta, sino de una realidad (igual que 'cielo' y 'tierra' pueden parecer etiquetas, pero ahí están y no se confunden). Y no pienso que se esté reforzando la "idea de pobreza" (sólo como idea) al sacarla a la luz, aunque compruebo que cada vez más nos comportamos como pacientes desesperados en busca del analgésico (o anestésico, directamente) que nos haga olvidar que tenemos que convivir con la pobreza por ser sus principales promotores. Tratamos de acallar la conciencia y el tener que enfrentar la verdadera situación se nos hace insoportable. Me resisto a no distinguir entre un "mundo rico" y un "mundo pobre" porque las diferencias son abismales y los que tienen que vivir en 'el otro lado' cada día no merecen que nos comportemos como si nada sucediera.
    Pero, bueno, sólo es mi opinión. Gracias por darme también la tuya ;)
    besos

    ResponderEliminar
  9. Raindrop, te escribo para informarte que he cambiado la dirección de mi blog:
    http://laxiketa.blogspot.com
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  10. Eres un genio Raindrop...
    Y es que cuando una lee las mismas cosas qué piensa, siente ese abrazo que es la comprensión.

    No podría estar más de acuerdo en tus preciaciones, así que aportaré como pincelada el modo en que somos según jugamos:

    Están los que no saben ganar ni perder. (no es lo mismo y queda igual de mal), los que no sabemos ganar (aquí estoy yo) porque nos empatizamos tanto con el rival que no podemos hacer nada para que pierda (luego te mata o te arruina alguien menos empático), aquí llega el nacido para ganar, es una mentalidad y un modo de ser (sólo entiende la victoria) y es el que le lleva al éxito.

    En general no me gustan los juegos, nunca gano y sé perder muy bien porque siempre ganaba mi hermana.

    Besos.

    ResponderEliminar
  11. Recuerdo cuando jugaba al monopoly la angustia que me producía el sentirme arruinado. Me entraba una mala leche cuando veía la cara de codicia o la chulería y displicencia de los que me machacaban en el juego que hubiera satisfecho gustoso tal malestar con un puñetazo directo a los morros de más de uno.
    En cuanto al problema de la pobreza en el tercer mundo, comparto cosas que has expuesto, pero no deberíamos olvidar los resultados de experiencias no capitalistas. Tampoco olvidar que determinadas "culturas" que por su naturaleza están ancladas en la edad media, no son el resultado del liberalismo económico. Lo mismo no se me entiende, pero el factor Darwinista creo que también influye.
    Y por supuesto que estoy de acuerdo contigo en que la reflexión personal que nos lleve a conductas consusmistas razonables es beneficioso para todos.

    Lo de las luces en Navidad siempre lo he visto desde otra perspectiva distinta a la consumista: me da la sensación que los gerifantes de la política se han dado cuenta que lo de las luces y las campañas navideñas hipnotizan a las masas, volviéndose mansas y condescendientes. Suelen generar una especie de parón que va más allá de los tres días festivos similar al de las vacaciones de verano, y eso les viene de perlas.

    A pesar de todo esto, me encanta pasear por el centro de mi ciudad en navidad, pasear por los puestos de belenes, detenerme a escuchar los campanilleros, comer mantecados y mirar los escaparates y las luces.

    En todo caso la solidaridad es saludable para todos y no es patrimonio exclusivo de ideología alguna.

    Saludos viajero...

    ResponderEliminar
  12. Ya sabes que en un mundo globalizado todo se ve. De todos modos decirte que estamos viendo que las ONG están tan podridas como los gobiernos.

    Primero limpiamos y despues jugamos. Besos

    ResponderEliminar
  13. Nunca me gustó el Monopoly Rain, demasiadas casillas por las que perder la cabeza, demasiado dinero injustamente ganado a costa de ser más "malote" que el contrincante, estrategias viles, y muchisimas hipotecas.... Yo no sé si somos egoistas o estamos contaminados por lo que vivimos, nadamos en la abundancia sin pensar o pensar (como decía en mi post último,solo en los "días de"), que muchos otros con una sola moneda nuestra podrían subsistir e incluso reorganizar su vida. Las culpas? yo no voy a quitarselas a los Gobiernos claro que no, ellos son los encargados de manejar nuestra pasta y la mia quiero que vaya a fines que lo merezcan...
    Nosotros podemos y de hecho muchos ya lo hacemos, participar con ONGS y únicamente nos queda confiar en ellas,pero también ellas como los Gobiernos deben rendir cuentas, pasar auditorías que salgan positivas es su obligación,y hacernos saber que todo es cierto y que en este tema del hambre, de la pobreza, de la sed en el tercer mundo, y de los otros mundos más cercanos en los que también hay quien padece..,en estos temas humanitarios, ni estamos de broma, ni queremos jugar al Monopoly...
    besitos

    ResponderEliminar
  14. ah si, evidentemente la diferencia esta, existe, es tangible, no solo "deducible" y ademas de todo es cruel, infinitamente cruel. En ningun caso creo que se deba hacer "la vista gorda" respecto a ella, sino que hacer cosas practicas por superar al diferencia, por mejorar la calidad de vida las personas, eso creo que es un valor universal.
    Por otro lado existe un concepto que se me mezcla entre lo politico y lo religioso: "ayudate, que Yo te ayudaré".. Si bien es cierto la pobreza enturbia aun mas el circulo de falta de oportunidades, hay tb el vicio de creer que si a uno le falta, el que tiene un poco mas tiene la obligacion de darle.
    Cuando era chica y mis padres nos compraban helados a mi hermano y a mi, yo deboraba ansiosa el mio y mi hermano lo tomaba leeeentamente. Como es obvio yo terminaba babeandome a su lado, pidiendole un poco y él me decia "no, yo hice el esfuerzo de comermelo lentito para que me dure mas tiempo, tu no". Esa ensenianza de mi hermano menor me marco para siempre. El no tiene idea jejeje.
    Se que no es la norma y que hay tb mil ejemplos para rebatir lo que digo, pero he visto a la gente no valorar nada cuando se le regala y he visto a otras ser super agradecidos y empeniosos y obtener mejoras en sus vidas por sus propios esfuerzos (y ojala un poco de apoyo principalmente moral)
    Extrapolo estas pequenias realidades pueblerinas a la aldea global. Y por eso hablo de la "etiqueta" en tanto nociva: soy pobre? entonces me porto como pobre; soy malcriado? entonces ya veran como actuo de malcriado; y asi, per secula seculorum

    ResponderEliminar
  15. xiketä
    Gracias por el aviso: queda corregido el enlace.
    besos

    maría manuela
    Como en el caso de Menotti-Bilardo, cada uno tenemos nuestra particular forma de entender "el juego". Yo reconozco que a veces me resisto a ganar a alguien a quien quiero mucho (dependiendo de cómo se tome la derrota), pero otras veces me gusta frotar en las narices de un rival más antipático esas dos palabras: "Has perdido". En caso de que pierda yo, considero que también hay derrotas más dulces que otras ;)
    besos

    batanero
    Sí, es como dices: hubo otras épocas con coyunturas diferentes pero siempre ha habido pobres. El caso es que ahora hay que lidiar con lo que tenemos y tratar de no repetir errores ni presentes ni pasados (porque ¿tantos siglos de progreso para que los pobres sigan siendo pobres? Eso no es verdadero progreso).
    En cuanto a las luces de navidad: también a mí me gusta ver las luces, los belenes... como si nada cambiara. Mantener vivos los recuerdos de la infancia y tener la seguridad de que el planeta no se apaga, que todo sigue y seguirá siempre igual. Pero hay que afrontar la realidad: hemos hecho enfermar seriamente al planeta y tenemos que dar un giro en las costumbres que beneficie a nuestra vieja Tierra y a nosotros mismos con ella.
    ¡Qué bien se viaja acompañado!
    saludos

    susana
    Las ONGs que estén podridas tendrán que dar cuentas por ello. Por eso decía en el artículo: "gente de confianza" (creo recordar). Yo he trabajado como voluntario en una ONGD y sigo siendo socio. No se respiraban miasmas de putrefacción en aquel ambiente. Todo lo contrario: allí había gente dejándose la piel a cambio de nada (a fin de cuentas, el mundo de las ONGs se puede conocer desde dentro con transparencia... sólo hay que querer dedicarles nuestro tiempo). La ONGD es auditada según las leyes y sus cuentas nunca han dejado de estar en orden (figura siempre en la lista de la Fundación Lealtad).
    No me atrevería a decir lo mismo de mi gobierno, por desgracia.
    besos

    sib
    Por supuesto, insisto en que se debe exigir máxima transparencia cuando hablamos del destino de fondos que se entregan a otros para que los gestionen, sean gobiernos, ONGs o cualquier tipo de entidad.
    besos

    ResponderEliminar
  16. mademoiselle P
    Me gustan mucho tus visitas y tus comentarios.
    Entiendo mejor lo que me dices y comparto contigo que el peso de las etiquetas puede ser dañino (esa reflexión que haces me parece súper-interesante y me da pie para escribir en otra ocasión). Pero el daño se produce, sobre todo, cuando etiquetas a alguien erróneamente y llegas a inducirlo a que se comporte tan como indica su etiqueta. En el caso de la pobreza extrema (a la que, desgraciadamente, están abonadas tantas regiones del planeta), los que la padecen no se comportan como pobres porque nosotros se lo llamemos, sino porque no tienen qué comer ni casi qué beber. Aunque les llamara ricos, eso no iba a hacer que se comportaran (o intentaran comportarse) como ricos.
    También conozco la fábula de la cigarra y la hormiga (o, en este caso, de los dos hermanitos con sendos helados). En caso de que las condiciones iniciales fueran iguales para todo el mundo, la única excusa que se me ocurre es que una catástrofe natural no provocada haya desequilibrado la igualdad. Pero mientras que un "niño rico" tiene todos los helados que quiera para comérselos al ritmo que quiera, un "niño pobre" a veces tiene difícil conseguir una miga de pan para llevarse a la boca.
    Pero insisto en que entiendo lo que quieres decir y reconozco que estoy siendo un tanto ventajista con mi respuesta ;)
    besos

    ResponderEliminar
  17. Nadie da lo que no tiene.

    Concretando más, si sientes que te falta (sea cierto o no)...; en cambio, si sientes que te sobra...

    ¿Que siento yo?, ¿qué sientes tu?

    Estamos en una sociedad formada por individuos que sienten profundamente que "les falta"; todo lo demás, "monopoly" incluido, es una mera consecuencia de ello

    ResponderEliminar
  18. celebrador
    Me parece interesantísima tu puntualización. Y, curiosamente, el sentir que me sobre o me falte no depende de mi realidad sino de mi subjetividad. Un rico avaro siente que le faltan cosas materiales, pero en realidad le sobran. Recuerdo en los Evangelios el caso del 'joven rico' que, cuando se encontró con Jesucristo, obtuvo esta respuesta (aproximada, sin perder fidelidad de contenido con el texto griego): "Si quieres ser feliz, da de lo que tienes a los más necesitados, porque eso es lo que te falta". Muchas veces, lo que nos falta es dar.
    saludos y gracias por tu visita y tu comentario

    ResponderEliminar
  19. No me había dado cuenta del cambio del titulo hasta que no he leido un comentario de Soloyo... Muy muy chula... asi nos tienes vigilados a todos... jajajajaj... en el buen sentido ¿eh? jajajajja... Extoy con ellas, bonitos ojos.

    Besicos!

    ResponderEliminar
  20. Bueno, creo que ya puedo ponerte lo que te comentaba. En resúmen se habla del "engaño" en el que vivimos y que,parte del dinero que circlula en el mundo, no existe. Es una teoría curiosa...
    Pertenece al guión de la película "El concursante" de Rodrigo Cortés. Es un poco largo pero bueno, espero que te guste. Bss y buena semana!

    EDMUNDO
    Yo tengo gallinas y usted tiene un huerto con tomates. Yo quiero tomates y usted quiere huevos ¿qué hacemos?

    MARTIN
    Un intercambio…

    EDMUNDO
    Un simple intercambio. Por ejemplo, un huevo por cada tomate.
    Así eran las cosas al principio, pero claro, a veces sus tomates serán mejores y a veces peores, o tal vez yo quiera un caballo y no tenga muy claro cuántos huevos necesito pero si usamos como referencia , por ejemplo, es un simple ejemplo, un poco de oro… (…) podemos hacer una tabla de conversión. Si una docena de huevos vale lo mismo que una pepita de oro y un caballo cuesta 100 pepitas, es fácil saber que un caballo vale lo mismo que…

    MARTÍN
    Que 100 docenas de huevos

    EDMUNDO
    Sencillo ¿verdad? El oro se convierte así en moneda de cambio, para simplificar… Ya no se puede comprar un caballo con huevos… se cambian los huevos por monedas(…)Ese es el primer paso, todo es más o menos igual que al principio,

    La persona que inventó el sistema tiene un establecimiento, un lugar donde se almacena el oro y nosotros podemos conseguirlo.
    El hombre es un altruista, claro, no quiere vendernos el oro, le basta con prestárnoslo… Por ejemplo, a mí me da 10 monedas, para mí y me las deja en préstamo durante doce meses. Solo me pide un módico interés lógico, pongamos que un 10%; eso sí, el arriesga su oro y yo no arriesgo nada, así que necesita una garantía para cubrir la posibilidad de que yo no cumpla mi parte del trato… (…) en su caso, si también quiere oro, hipotecará su huerto, así que el hombre le presta 10 monedas ¿a cambio de sus zanahorias?

    MARTÍN
    No

    EDMUNDO
    No, usted sigue con sus tomates y sus zanahorias,(…) no se tiene que deshacer de nada y puede seguir comerciando
    Solo tiene que devolver al banco 11 monedas al cabo de un año, las 10 que le prestaron más el interés ¿cómo lo hará?

    MARTÍN
    Bueno, tengo un huerto, puedo vender mis productos

    EDMUNDO
    Y tiene usted todo un año; sólo si no cumple, el banco se quedará con el huerto ¿de acuerdo? No hay problema, ¿hay problema? No hay problema ¿cuál es el problema?
    Imaginemos que le banco posee una cantidad total de, digamos, 100 monedas de oro, que es la cantidad de oro total que existe, 100 monedas, ni una más
    Además del hombre bueno existimos otras diez personas; usted, yo, un herrero…. Y todos hemos pedido un préstamo, 10 monedas para cada uno, un total de 100 monedas, ¿se pierde? Claro que no, el banquero nos ha entregado todo su oro, con absoluta generosidad ¿y a cambio de qué?, ¿un simple 10%? ¿Una monedita por persona? Es justo

    MARTIN
    Pero…

    EDMUNDO
    Eso es: pero. Según Pitágoras, tenemos un problema: si al cabo de doce meses hemos de pagar al banco 11 monedas cada uno ¿de dónde las vamos a sacar? 11 monedas cada uno son 110 monedas; eso significa que existen 10 monedas en intereses que nunca podrán pagarse, nunca, suceda lo que suceda
    ¡No hay problema! El Banco fue inventado para facilitar las cosas, no para complicarlas, hay una solución razonable “no se preocupen, devuélvanme sólo los intereses, una moneda cada uno…” esperaré y el próximo año ya me devolverán la cantidad inicialmente las primeras 10 monedas en definitiva” Adelante

    MARTÍN
    Sin embargo… sin embargo si devolvemos una moneda, nos quedarán nueve, nueve cada uno así que si… si aún debemos 10 monedas, al cabo de un año seguiremos con el mismo problema y, además… tendremos menos dinero.

    EDMUNDO
    Correcto. Una moneda menos que el año anterior, si repetimos la operación guante 10 años, y eso siempre que nos dejen pagar solo el interés, en ese tiempo nos quedaremos sin nada, desaparecerá todo el dinero ¡y sin embargo seguiremos debiendo el préstamo inicial!
    El banco habrá recuperado todo el oro, nosotros no tendremos nada y aún deberemos lo que nos prestaron al principio, 100 monedas entre todos, que nunca podremos devolver porque, sencillamente, no existen…
    Así que perderemos las tierras
    Los animales,(...) y los alimentos que hipotecamos como garantía al principio, hace diez años. En diez años el banco tendrá lo que tenía al principio… más todas nuestras posesiones y nosotros no tendremos nada, absolutamente nada, con lo que en la práctica nos habremos convertido… en esclavos del banco ¿y por qué? Por nada y a cambio de nada.

    ResponderEliminar
  21. nerea
    jajaja vigilados en el buen sentido de la palabra, es decir, atendidos.
    (y gracias por el piropo, que los rubores mejoran la circulación) ;)
    besos

    avellaneda
    es impresionante!! los bancos han inventado la cuadratura del círculo para tenernos a todos bien pillados ¡y lo han conseguido!
    Serán bandidos...
    Gracias por el relato ;)
    besos

    ResponderEliminar

Sin tu comentario, algo importante le faltaría a este post.

Gracias por mejorarlo :D