(63ª parada)
“De boca de niñitos y de lactantes has establecido tu fortaleza por causa de tus adversarios, para acallar al enemigo y al vengativo”.
(Salmo 8: 2)
En casa, cada vez que se tiraba algo de comida, mis padres siempre nos sermoneaban acerca de lo incorrecto que era tirar la comida cuando otros niños en el mundo se morían de hambre. Recuerdo la primera vez que vi en televisión a un niño esquelético africano, un auténtico cadáver viviente de vientre hinchado de parásitos y piernas tan delgadas que hacían destacar unas exageradamente nudosas rodillas. Quedé horrorizado y empecé a pensar que eso que me decían mis padres era algo más que un intento de que me comiera todo lo que tenía en el plato. Comiera yo o no comiera, algo tan horrible no dejaba de existir. Ni aunque cerrara los ojos. Esa imagen de la desnutrición extrema se había grabado incluso en la cara interna de mis párpados. No había forma de apagar tanto ruido. Con el tiempo, el recuerdo de ese horror constante me enseñaba que cada vez que me dedicara al despilfarro de los privilegios que la vida me ha querido ir concediendo, no hacía sino seguir participando en la perpetuación de un régimen terrible. Por acción o por omisión, como se quiera ver. Es una culpa de la que es difícil librarse. Hay formas, por supuesto: la insensibilización, la justificación, la apelación a lo inevitable, la desviación de responsabilidades o, incluso, la desviación de la mirada...
Hoy escribo con un verdadero nudo en las neuronas. Me resulta tan difícil hacerlo que incluso he tratado de eludir mi habitual cita con el blog. Y aunque escribirlo, a estas alturas, creo que sirve de muy poco, callarse indefinidamente tampoco arregla nada.
Empiezo a dudar seriamente de que un saludable sentimiento de culpa sobre la desastrosa forma en que los seres humanos manejamos los asuntos del planeta sea capaz de derrotar al monstruo interior que parece habitar en cada persona. Tan sólo se trataría de una cuestión de responsabilidad. Pero seguimos siendo capaces de lo peor. Y, peor aún, seguimos siendo capaces de quedarnos como si no pasara nada fuera de lo normal. Estos días no dejo de oír lamentos acerca de la situación en Gaza. Es natural que el sufrimiento de ancianos, hombres, mujeres y niños sea un desgarro en las conciencias. Pero ¿por qué llega tarde, mal y arrastro? Miramos hacia otro lado cuando es momento de solucionar las cosas y luego nos mesamos los cabellos y rasgamos las vestiduras ante los hechos consumados. Y aún hay más: padecemos de ceguera mediática. Quiero decir, que lo que no aparece en los medios es como si no existiera. Sólo somos capaces de ver a través de un miope ojo de cristal. Y es por eso que todos hablamos de lo mismo al mismo tiempo y nos olvidamos del resto. Es cierto que Oriente Medio acapara la atención informativa y no sé (bueno, en realidad sí sé) por qué. Incluso el pueblo palestino tiene su propio UNRWA (United Nations Relief and Works Agency for Palestine Refugees in the Near East), mientras que el resto de refugiados del mundo entero tienen que compartir el saco común de UNHCR (o ACNUR en castellano). El conflicto palestino-israelí no ocuparía ni de lejos una posición en el top ten de los conflictos que se mantienen activos en la actualidad (por víctimas y desastres provocados) y, sin embargo, ocupa el indiscutible número uno en atención mediática. No se me puede olvidar que el día de Navidad una auténtica masacre en el Congo (más de 400 víctimas de un solo saque) fue mayoritariamente acallada en los medios de masas por los bombardeos israelíes, ni mucho menos tan mortíferos, al norte de la franja de Gaza. Así fue. Llego a pensar que, a los occidentales, los niños africanos nos importan un pimiento (o menos). Los niños congoleños se dejan la vida en las minas de coltan para que nosotros podamos tener nuestros equipos electrónicos y cambiar de móvil a ritmo frenético, renovar el ordenador cuando al anterior no le ha dado ni tiempo de empezar a envejecer, estrenar GPS... ¿Para qué? Incluso con GPS nos comportamos como si estuviéramos perdidos. Ganamos milisegundos en velocidad de procesado informático que gastamos mirando al techo. Hablamos a través de un móvil (entre sus múltiples funciones parece que aún sigue estando la de hablar) con gente lejana y pasamos de la más cercana... Hacemos muchas cosas al revés y no medimos el elevado coste que otros pagan para que mantengamos ese estilo de vida. Y desde nuestros ordenadores fabricados gracias al coltan apenas sí tenemos alguna palabra de consideración hacia quienes lo hicieron posible. Con sus vidas.
Pero hay interés en que África no crezca nunca, en que sus niños sigan portando armas desde que no levantan ni un palmo del suelo y que su tierra se siga desangrando mientras hacemos caja a su costa. Aquí seguiremos hablando de lo malo-malísimos que son los israelíes, seguiremos repitiendo consignas de la mejor tradición estalinista, seguiremos negándoles el derecho a la legítima defensa, seguiremos consintiendo cómo algunos piden la vuelta de las cámaras de gas o los hornos crematorios y lucen esvásticas en pancartas y banderolas (curiosa contradicción de quienes niegan el holocausto). Combatiendo terror con mucho más terror, apoyando a terroristas y haciéndonos enemigos de quienes defienden las libertades y los derechos humanos. ¿Todo porque en la lucha entre David y Goliat siempre tomamos partido por David? Y, en este símil, el que llegaría a ser rey judío no está representando a su propio pueblo. Quizás me haya perdido, sin GPS, pero he investigado acerca de dónde existen los índices más altos del planeta en violencia de género (dejaría las sangrantes estadísticas de nuestro país en mera anécdota), en ataques y desconsideración flagrante a los derechos humanos y, en especial, a los derechos de los niños de ser educados, cuidados y protegidos por sus adultos (en lugar de ser enseñados a odiar visceralmente y a desear inmolarse como bombas humanas en medio de los 'enemigos'). Y ese lugar no es Israel, ni de lejos. Cuando alguien grite “Palestina libre” yo estaré de acuerdo con esa persona, porque deseo el bienestar del pueblo palestino. Su sino parece haber sido servir a intereses ajenos aun en contra de los suyos propios: desde los tiempos de la Unión Soviética, que utilizó en bloque a todos los países árabes de la zona para tratar de extirpar el grano israelí (esa especie de sucursal del otro lado del 'telón de acero') que le salió en una región que podía tener sobradamente controlada, hasta el momento actual, en que el propósito de Hamás o Hizbullah sigue siendo el de machacar a los infieles (a propósito de 'infieles', el número de víctimas que se produce en enfrentamientos entre Fatah y Hamás suele ser muy superior al que dejan los israelíes, pero nunca se forma tanto revuelo mediático... se ve que entre palestinos no está tan mal visto zurrarse). Así que, de quien tiene que estar libre Palestina es de sus terroristas dirigentes, que son capaces de ver muerto a su propio pueblo con tal de satisfacer su odio anti-israelí. En el ideario de Hamás no hay mención a la creación de un estado palestino pero sí a la destrucción del estado israelí. Y no les importa utilizar a su propia gente como escudos humanos entre ellos y sus enemigos. No les importa haber destruido toda la infraestructura económica que Israel dejó en Gaza, y que serviría a los palestinos para no verse tan asfixiados. Tampoco les importa utilizar las instalaciones civiles (incluidas las donaciones de ONU) con fines militares. El culto a la muerte parece su forma de entender la vida. Irónico. Que no cuenten ni con un gramo de mi apoyo para esto.
No quiero pensar qué sucedería si una persona, parapetada detrás de un niño, disparara sin cesar sobre mi propio hijo y yo tuviera un arma para impedirlo. No puedo imaginarlo porque ni tengo hijos ni he empuñado un arma en ninguna ocasión (en los tiempos de la mili fui objetor). Espero no estar nunca en esa situación. Pero Israel ya ha pasado muchas veces por ahí en las últimas décadas y no puedo criticarles porque no sé lo que yo haría. Golda Meir, quien fue primera ministra de Israel entre 1969 y 1974, dejó una frase al respecto: Podemos perdonar a los árabes por matar a nuestros hijos. Pero nunca les vamos a perdonar el hacernos matar a los suyos.
Y, mientras discutimos electrónicamente sobre el tema, el precio de un kilo de coltan refinado seguirá siendo la vida de dos niños congoleños muertos en las minas. El mineral pasará a través de Rwanda, permitiendo que se armen todavía más las guerrillas locales, y daremos otra vuelta de tuerca a un horror silenciado y del que todos somos culpables.
La muerte debería ser siempre heroica, emocionante, fascinadora, por un fin grande y convincente. En realidad, ¿qué es? Es reventar, morir de hambre, de hielo, nada más que un hecho biológico como comer y beber. Caen como moscas y nadie piensa en ellos, nadie los entierra. Yacen por todas partes aquí en torno, sin brazos, sin piernas, sin ojos, con el vientre desgarrado. Se debería rodar una película para hacer imposible “la más bella muerte del mundo”. Es una muerte bestial que luego un día será glorificada en frisos de granito con “guerreros moribundos”, con la cabeza o el brazo vendados.
Fragmento de una carta escrita por un soldado alemán durante la batalla de Stalingrado (muchas cartas habían sido recogidas por la censura militar por considerarlas “derrotistas” y “desmoralizantes”, pero se recuperaron y publicaron al final de la guerra)
Te leo detenidamente.
ResponderEliminarSólo me cabe darte la razón en tu inmensa duda y tus básicas convicciones.
Lo malo es en el fondo la guerra. Lo malo es el fanatismo que conduce a la guerra. Lo malo es la explotación y la injusticia que conducen a la guerra. Lo malo es el egoísmo consumista de los países desarrollados. Lo malo es el olvido de unos muertos a favor de otros
Y lo peor de todo es que se recurre a la guerra como una solución cuando en realidad sólo sirve para sacarse una espina a cañonazos.
Nadie me sacará de la idea de que ningún acuerdo, ninguna resolución de la ONU sería peor que la más pequeña de las guerras.
Un abrazo.
Tambien decia Golda Meir que luchabamos contra los arabes por una razon y era, que no teniamos otra alternativa.
ResponderEliminarcomo una solución cuando en realidad sólo sirve para sacarse una espina a cañonazos.
Se que lo dice con la mejor intencion, pero lo que hace Israel no es sacarse una espina, es responder a unos ataques despues de haber estado ocho anos pidiendo que parasen, despues de haber desalojado a la poblacion judia, despues de haber liberado presos, despues de haber hecho comunicados y comunicados pidiendo al pueblo de Gaza que hiciese algo para parar los misiles de sus gobernantes. Pero no hemos visto manifestaciones de esos civiles de Gaza pidiendo a sus jefes mafiosos el fin de la agresion, el respeto por la vida de quienes se marcharon para dejarles gestionar su camino hacia ese Estado que no parece que quieran.
El problema del terrorismo islamico no lo tiene que "resolver" Israel, lo tiene que resolver, o combatir, todo el mundo libre, con decision , con inteligencia, con un acuerdo honesto y un periodismo honesto.
Raindrop,has dado una idea muy clara sobre el Congo, me interesa mucho el tema. Shalom
Errata
ResponderEliminarQuiero decir tambien has dado una idea muy clara sobre el Congo", ademas del tema principal.
Muy bonito, muy cierto, desgarrador, pero... ¿qué hacemos?
ResponderEliminarYo no tengo palabras para semejante drama....lo siento pero no...
ResponderEliminarSé que puede sonar a desinterés, pero no lo es, es simplemente...desilusión...
Estas guerras sin sentido, este mirar por unos intereses que ya pierden fundamento y dan paso al orgullo humano...
Y respecto a la forma de absorver otras culturas mediante la explotación...de arrebatarles lo poco que tienen durante siglos...dios! qué vergüenza!
Vergüenza me da pertenecer a esta sociedad, vergüenza de no ser consciente la mayoría del tiempo de que mis actos me hacen cómplice de estas injusticias, vergüenza de no saber qué ni cómo hacer algo....
Pensativa me dejas, Raindrop.
Te dejo un beso!!
Jodido me lo pones. El caso es que no conozco la realidad. Me debato entre la facultad de una nación para defenderse de ataques terroristas, que si, y la desverguenza de una nación que lleva arrastrando la lacra de ser un pueblo odiador, y por tanto odiado. Todo se reduce a diferentes maneras de ver a un dios, de propiedades adquiridas y de odios profundos. La cosa es que no creo que tenga solución porque me temo que tampoco es eso lo que quieren.
ResponderEliminarLo de Africa, para que hablar. Lo poco que sacan los gobienos con la venta de sus materias primas, lo utilizan para comprar armas con las que aniqular a los suyos. Mientras, el hambre, las carencias de lo básico se ceban en los más pobres. Y china y URSS llevándose por cuatro perras las demás materias primas que les dejarán en la ruina para siempre...jamás.
Creo que me tomaré un valium.
Abrazos
La culpa la tiene William Shackespeare. Inventó una forma de eneagrama "sufí" de las inmundicias humanas. Y se quedaron allí todos los agnósticos.
ResponderEliminarLuego llegaron los del "ojo de la Sarmouni" lee algo al respecto, igual te interesa. Hay tres partes en conflicto.
Sufis, ingleses y el ojo.
Besos
Te has superado con este texto. Lo he impreso para tenerlo archivado y volver a él de vez en cuando.
ResponderEliminarYo creo que la caridad, la piedad y la misericordia exigen imparcialidad. Pero "ser bueno" porque odio a "A" que se supone está oprimido por "B" no es la mejor forma de "ser bueno".
El mundo tiene demasiados infiernos a los que mirar. Si nos obcecamos en uno sólo, perderemos la perspectiva de todos los demás. Y los olvidaremos.
África es un infierno, lo es Afganistán aún, lo son los países árabes para sus mujeres...
Y el infierno es el olvido.
Un abrazo
Que bien me viene este artículo Rain, la verdad es que lo necesitaba.
ResponderEliminarEstoy rodeada de todos aquellos que no hablan nada mas que de la indignación que tienen contra los israelitas y lo bueno que son los palestinos..... en fin el maniqueismo y la falsedad de nuestra sociedad, de la que tu has expuesto magistralmente lo que de verdad ocurre en las entretelas....
...por eso me ha gustado y lo he leido ademas... lo siento, con un claro criterio de identificación y proximidad que me gusta y en el que me siento confortable.
Un abrazo Rain
Estimadisimo Raindrop, si leerte habitualmente es un lujazo, un placer, hoy es todo eso multiplicado por mil, que artículo más necesario, me sumo a la opinión de nuestra querida Estrella, y si me permites lo guardaré muy cerquita de mi, y si no te importa lo utilizaré ne el aula ¿me das tu permiso? creo que es sincero, sentido, coherente, escrito con razón, con garra, con energía positiva y dignidad para que TODA esta sinrazón de las guerras termine y termine ya, sin mirar hacia otro lado como despistados, como que no va con nosotro@s.
ResponderEliminarUn alumno mio, hizo una exposición oral sobre la guerra abierta DESDE SIEMPRE en el CONGO que te habría encantado escuchar,nos dejó a todos...tenía pensado hablar sobre ella en mi blog, desde el mes pasado, estaba preparando algo, ahora no tengo ninguna duda, tú me has dado el ultimo empujoncito que necesitaba.
Gracias por esta parada tuya, ha sido...extraordinaria y un gustazo y una lección leerte.
Abrazotes
me quda poco por añadir,la verdad, pero dicen que somos por lo que hacemos muchas veces y qué hacemos? cuando vemos estás injusticias? hacemos algo de verdad, qué podemos hacer? claro que está en la mano de todo el mundo,la solaridad, debería estar más presente pero no es así, y por desgracia al final..muchos acaban mirando su propio ombligo,menos mal, que también abunda lo bueno..y de verdad se ayuda.
ResponderEliminarSaludos majo!.
Yo me avergüenzo de las injusticias que la sociedad no quiere ver. Yo aborrezco el egoísmo de los que no tienen problemas y pasan de los que sí los tienen y no buscan soluciones. Yo no sé cual es la solución al terrorismo, èro no creo que sea la guerra. A que unos niños de un país mueran no puede ser la solución que mueran los de otro.
ResponderEliminarBesos
Pues yo pienso que cualquier guerra es odiosa, y lo peor es que sus consecuencias siempre las sufren los "desheredados".
ResponderEliminarEl conflicto que hay desde hace décadas entre judios y palestinos es mediático, lo sé. Y está lo suficientemente alejado de nosotros como para poder mirarlo a través de la televisión, lanzar una mirada de horror y seguir comiendo tranquilamente. Además es ideal para entumecer a una sociedad occidental repleta de problemas.
De todas formas, sigo pensando que Israel se está pasando de la raya, y que lo hace porque sabe que puede hacerlo.
Nadie me oirá jamás decir nada a favor de quien mata a personas, sean del signo que sean. Pero en este caso, creo que la contestacion del estado judio es exageradamente desproporcionada. Indigna.
Y sí, sigue habiendo otros conflictos en todo el mundo, que como no salen por la televisión pues no son realidad para nosotros, y la guerra del coltán es un clarísimo ejemplo. Claro que quizás nos afecte un poco más de cerca, como usuarios de esa materia prima, y quizás por eso nos negamos la evidencia.
Realmente en demasiadas ocasiones es vergonzoso pertenecer a la raza humana.
Tus posts siempre me hacen "quitarme el sombrero", de tan sobrios y bien hechos, por eso los voy dejando para el final ante dejarte comentarios que no estén a la altura. Aunque no te comente al completo lo que debiera, lo haré con más agilidad, ya que no me gusta retrasarme tanto.
ResponderEliminarHay situaciones ante las que se impone nuestra denuncia, pese a que no podamos hacer nada. Seguiremos lamentando, criticando-sin saber muy bien a quién en concreto-, y mientras tanto, seguirán los problemas del mundo.
Sabes? Con frecuencia me replanteo si me ocupo bien de los asuntos de los que me considero responsable como mi familia, mi trabajo, por ejemplo, mejos dicho, de las personas que conforman estos grupos, y veo que puedo actuar. Pero ante los problemas del hambre en el mundo y de las guerras, esque no puedo hacer nada, me veo im- potente.
¿QUE SE PUEDE HACER, MI AMIGO?
UN BESO MUY MUY GRANDE.
Estoy encantado de responder a los comentarios que con tanta amabilidad me dejáis.
ResponderEliminarLamento hacerlo con tanto retraso.
ybris
Las malditas guerras: un cáncer que se ha aferrado a la humanidad y que cada vez más tiene toda la pinta de una metástasis incurable.
No veo que abunden los acuerdos y sí los conflictos. En fin...
un fuerte abrazo
samuel
Es cierto. El problema del terrorismo islámico no sólo afecta a Israel. Por tanto, las soluciones no tiene que darlas sólo Israel. Yo estoy muy extrañado estos días por la poca contundencia con que se está tratando semejante lacra, que lo es para todos los seres humanos.
Para el asunto del Congo no encuentro más palabras. ¿Qué estamos haciendo? Nada.
un fuerte abrazo
soloyo
¡zás, la pregunta! ¿qué hacemos?
De momento, lo primero será saber que existen esas cosas. No taparlas. Como cuando estás enfermo: hasta que no reconoces que tienes una enfermedad no hay posibilidad de curación.
Esto ya es difícil. Lo demás debe de ser muchísimo más difícil todavía.
besos
Xiketä
Podría decirse que el primer mundo actúa como un parásito del tercer mundo. Le chupa todos sus recursos y a otra cosa. Y si se mueren, que se mueran.
Una verdadera pena.
besos
el instigador
Sí, ya ves. No ha sido un post como para hacer sonar las castañuelas.
Y ahí está (y sigue) todo ese horror. Maldita sea.
un fuerte abrazo
Susana
En fin, no creo que se trate de andar delegando culpas en otros. Siempre habría, entonces, un culpable allá afuera a quien cargarle el mochuelo.
besos
Carmen
Esa frase final es contundente:
El infierno es el olvido.
Y aún hay quien pretende tapar unas cosas enormes con otras algo más pequeñas. Incomprensible (¿o no?)
besos
Como muchos deambulo entre este y otros muchos más disparates bélicos, me da miedo pensar quien es el bueno y quien el malo, no encuentro motivos por más que repaso para semejante episodio de la historia...
ResponderEliminarPero si me aterroriza pensar que de una forma u otra todos colaboramos a que esto se produzca en el caso de Gaza y en todos los demás...si creo que la culpa entera es de la humanidad y eso me apabulla.
Seguir denunciándolo es un paso fácil pero es el único que tenemos a mano.
Un abrazo enorme ,Rain.
Estrella Altair
ResponderEliminarSi de algo te ha servido este artículo, de verdad que me hace sentir algo mejor, porque lo escribí con una pesadumbre que es difícil de explicar.
Gracias por tus palabras.
besos
Sara
Por supuesto que puedes emplear todo lo que aquí se publica. Está a completa disposición de los lectores.
Espero con mucho interés tu tema acerca del Congo.
besos
Tormenta
Fíjate que en ocasiones nos sentimos tan impotentes que preferimos tapar ojos y oídos y practicar la táctica del avestruz: si no me entero de nada es como si no sucediera.
Se acalla la conciencia, pero el sufrimiento sigue ahí.
Gracias por tu buen comentario.
besos
Siberia
La búsqueda de soluciones suele ser difícil porque siempre se da un choque entre voluntades. Faltan acuerdos.
besos
Pilar
No entiendo qué quiere decir la palabra "desproporción" cuando he asistido a un vergonzoso silencio durante meses ante los lanzamientos de misiles (qazzam, grad y katiushas) sobre Israel por parte de los fanáticos de Hamas.
¿Acaso Israel debe permanecer indefenso mientras Hamas cumple con su intención de aniquilarlos? El artículo 11 de la Carta Fundacional de Hamas especifica inequívocamente que "la tierra de Palestina es un un Waqf [don] islámico consagrado para futuras generaciones musulmanas hasta el Día del Juicio Final. Nadie puede renunciar a ella o a parte de ella, tampoco abandonarla por completo o parte de ella". ¿No es esto una "desproporción" que a muchos conviene silenciar? Ni los israelíes son tan malos como los pintas ni los palestinos tan buenos.
besos
Yuria
Tienes razón en que dedicar nuestras energías a resolver los problemas de nuestro entorno más inmediato resulte ser lo más eficaz que podamos hacer. Trabajar en círculos concéntricos tiene mucho sentido.
A mí me gustaría saber qué se puede hacer para ayudar a otras personas que en la lejanía sufren enormemente. Y quizás, una de las pocas cosas que esté en nuestas manos es no ignorarlos. Contar su historia y denunciar los abusos.
Lamentablemente, no confío en que una "policía internacinal" aporte muchas soluciones, por la gran cantidad de intereses que subyacen bajo cada conflicto.
besos
sib
En los conflictos es muy difícil decidir quién es el bueno y quién es el malo. Las cuestiones se enfangan de tal modo que es muy complejo trazar la línea de lo justo y lo injusto. Sin embargo, seguimos siendo seres racionales. Debemos hacer algún esfuerzo para esclarecer estos temas y proponer soluciones.
besos
Confieso que tu post lo he leído varias veces y siempre que me enfrentaba al comentario no sabía muy bien que poner. Esto no ha cambiado en el día de hoy lo que ocurre es que he tenido un poco de valor para hacerlo.
ResponderEliminarSomos seres mediáticos, manipulados y manipuladores, seres que se creen solo lo que aparece en los medios, seres que ignoran muchas de las barbaridades que ocurren en el mundo, seres que incluso ignoran lo que ocurre a dos tabiques más allá del nuestro.
En la era de la información, cuando deberíamos sentirnos más seguros, todo eso juega en nuestra contra y nos sentimos perdidos y culpables. Todos no, es cierto, hay gente que ni se lo plantea, pero leyendote, pensando en todo lo que hacemos sin darnos cuenta de lo que supone yo me siento un poco perdida...
Quisiera decir que hago cosas para cambiar la situación pero algo me dice que no debo mentirme aunque bien es cierto que ese insignificante "algo" significa moverse un poco hacia delante.
Bss
Es muy complicado expresarse, porque las palabras pueden leerse con ira y rabia, o impotencia, y todo formar un combinado que ciegue la visión. Este es un tema muy peliagudo, ciertamente complicado, pero son muchas las cosas que planteas, y que te propongo retomes en el futuro para trazar otro debate tan rico y abierto como éste. Por un lado, lo de Gaza. Condeno totalmente la indefensión de Israel ante los cohetes, los kamikaces fundamentalistas que masacran a la población inocente, la gentuza indeseable de Hamas. Pero no considero que la respuesta de Israel sea la acertada. Ahí no hay un conflicto liviano, de hace dos días y medio. Hay un drama de muchos años atrás, que divide y sangra a seres humanos por vete a saber qué creencias o qué cuestiones. Y no hay que olvidar que Israel no ha acabado con Hamas en su ataque, no ha matado a Hamas, sencillamente ha empleado sus potentes armas contra gente indefensa (niños que nada tienen que ver con Hamas, por ejemplo). No tengo ni pajolera idea de cómo se puede resolver esto, ni tampoco puedo decantarme por un lado ni por el otro. Sencillamente no sé qué decir ni qué pensar. Así de espantada, perpleja e impotente me hallo.
ResponderEliminarLuego tratas el interesantísimo tema de la implicación ciudadana, la actitud activa ante las injusticias. Siempre he creído en ella, siempre he pensado que es nuestro deber actuar, reclamar información veraz, hacer acopio de ella como sea (obviamente no por los medios oficiales), y sobre todo, el desarrollo de las conciencias, el conocimiento. Pero ¿cómo avanzamos, cómo encaramos una solución a partir de ahí? Qué complicado, leñe.
La manipulación mediática es un hecho ciertísimo, nos creemos hasta lo que cuentan en "el diario de Patricia" y el objetivo es buscar una homogeneización en la que retocemos en mediocreidad. Pero no todo está perdido, por lo menos algunos intentan (mos) buscar otras respuestas.
Un beso de paz, amigo.
Avellaneda
ResponderEliminarLa información, que debería servir para dar transparencia a la forma en que se gobierna este mundo, muchas veces no es más que otra forma de poder oscurantista añadida a las anteriores.
Hay que rebuscar bajo las piedras para enterarse de algo.
besos
Tamara
Me ha gustado mucho este mensaje que has dejado. Es una muy buena reflexión.
Gracias.
besos