viernes, 16 de diciembre de 2011

la mano en el fuego

(amarrado a puerto en pleno temporal)
·
··········"El vano ayer engendrará un mañana
··········vacío y ¡por ventura! pasajero,
··········la sombra de un lechuzo tarambana,
··········de un sayón con hechuras de bolero;
··········el vacuo ayer dará un mañana huero".
····················(Antonio Machado, 'El mañana efímero', 'Campos de Castilla', 1912)

En "Ab urbe condita libri" (o las "Décadas") nos relata Tito Livio la historia que posteriormente dará origen a la expresión poner la mano en el fuego. En la Roma de mediados del siglo VI a.C., el fin de la dinastía tarquinia sobrevino con la revolución que llevó a la expulsión de su último rey, Tarquinio el Soberbio, y a la proclamación de la República, capitaneada por dos cónsules: Lucio Juno Bruto y Lucio Tarquinio Collatino (quien, aun siendo personalmente honesto, también será expulsado de Roma por su pertenencia a la familia real recién depuesta del trono). Pero Tarquinio el Soberbio no se resignó a la pérdida de su cargo en Roma y persuadió al etrusco Lars Porsena, rey de Clusium (actual Chiusi), a marchar con un ejército contra la ciudad que le había derrocado. Al acercarse los enemigos, los romanos se aseguraron el apoyo de la plebe concediéndoles la exención de ciertos tributos, y se prepararon para la defensa. Finalmente, en el relato de Tito Livio, Porsena decidió dejar en paz a los romanos, enviar embajadores, pese a las protestas de Tarquinio, y retirarse. El motivo fue el asombro que le produjo el valor demostrado por Cayo Mucio, y la sorpresa por la revelación de que otros cuatrocientos jóvenes en Roma estaban decididos a imitar su ejemplo.
¿Qué sucedió? Un joven romano llamado Cayo Mucio, previendo el fatal desenlace que para su ciudad podría tener el férreo asedio etrusco, decide infiltrarse en el campamento de Porsena para asesinarlo y desnivelar la balanza a favor de los sitiados. Avisando al Senado de Roma (para evitar la acusación por desertor) y debidamente ataviado como etrusco, se cuela en la tienda de Porsena y, con las prisas del momento por la posibilidad de ser capturado, descarga el golpe sobre la persona equivocada (confundió las ropas del tesorero real con las del propio rey), que es mortalmente herida con el puñal de Mucio clavado en el pecho. Inmediatamente, el romano es apresado e interrogado. Porsena lo amenaza con ser torturado por el fuego de las antorchas que alumbran en la noche, si no revela su verdadera identidad, sus intenciones, sus cómplices... En un descuido de los soldados etruscos, Mucio se zafa de sus captores y mete su mano derecha (la que falló el golpe) en los carbones encendidos de un gran brasero que estaba próximo. Mientras el fuego va consumiendo la carne de la mano, Mucio exclama una frase: "Poca cosa es el cuerpo, para quien solo aspira a la gloria". Y no solo eso, sino que confiesa a Porsena que en Roma otros cuatrocientos jóvenes con igual coraje que él han jurado dar muerte al etrusco. Una mentira del romano, pero que (ante una puesta en escena tan efectista) es creída por el rey, y sirve como detonante para la retirada de los sitiadores.
Cayo Mucio es liberado por su muestra de valor, y en Roma será conocido con el sobrenombre de Scévola (es decir, zurdo) por el inestimable sacrificio de su mano derecha.

El gesto de Mucio Scévola, que se deja quemar la mano por haber errado el golpe, es puramente legendario, aunque lo relate el historiador Tito Livio. Igualmente figurado es ese poner la mano en el fuego que, de ser literal, tantas manos maltrechas dejaría. No hay que engañarse: poner la mano en el fuego es sinónimo de quemársela. No hay ordalía que valga. La cuestión es si merece la pena quemársela o no: si hay un motivo glorioso para entregar ese miembro (porque ya dijo el maestro galileo que es mejor perder un ojo o una mano si el final es un lugar de gloria) o si no existe nada digno de tamaño sacrificio. Y esa duda es lo inquietante.
Se acumulan decepciones, se pierde equipaje de valores, se gana desconfianza, desilusión, desencanto. Tantas veces se ha sufrido la quemazón del desengaño... Fuego que provoca incendios, que consume voluntades y abrasa esperanzas. Y si se habla de Roma, podemos hablar de nuestra Roma particular, de nuestra piel de toro. Será como dice Machado, que esta España solo embiste cuando (al fin) se digna a usar la cabeza. Queda tanto camino por recorrer, tantas cosas que aprender, tanta siembra que todavía espera la estación...

Pero...
Por otra parte, una estirpe de audaces, un linaje de héroes que no se dejan abatir por frustraciones, que no escarmientan en la desesperación, todavía tienen manos que poner en el fuego. Ellos mismos son como el fuego y no temen quemarse. Fuego versus fuego, fundiéndose con un estremecimiento.
Su vida es pasión, inmune al desaliento.
Y la pasión se hizo fuego y habitó entre nosotros.


11 comentarios:

  1. Pero cuanto aprendo por Diox.
    La imagen es una pasada, me gusta mucho.
    La mano en el fuego... Por mis seres queridos me quemo a lo bonzo y así pensando en más cosas... Eso es todo.
    Besabrazos, no te beso los brazos, te abrazo mientras te beso :)

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  2. Cada día mi estimado Rain me quemaría la mano en el fuego por menos cosas y semejantes...una pena...porque tiene una que luchar a diario con sus valores y principios...contra los del mundo mundial...pero como sabes soy fuego puro, signo de fuego y para según con quien me encanta provocar fuegos...a ver si a base del calor despiertan del letargo.
    Te dejo mi abrazotedecisivo lleno de navidad y agradecimiento por todo este año en tu compañía, con esos regalos de textos que nos ofreces y... que sabes que yo he utilizado para con esas personitas que se están formando.
    Gracias arquitecto de las letras, pongo la mano en el fuego por tu creatividad.Se muy feliz estas navidades y siempre en tu vida Rain.

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  3. ay pero esto esta maravilloso!!!
    uno siempre creo que pone la mano en el fuego y sobre todo por aquello en que crees o quieres
    tal vez metaforicamente suena muy fácil pero es con valor cuando se demuestra...

    ahora bien mientras te leia estas cosas tan miticas y heroicas con un toque de tragedia (cosa que amo y adoro)
    pensaba en algo basico

    se dice que hay quien apuesta por la tragedia estilo shakespereano
    si, a veces hay quien resuelve las cosas asi o trata
    pero ahi uno termina con la justicia hecha girones y hasta sangre y muerte con traiciones de por medio...

    por el otro lado esta el drama
    al estilo chejov...
    que e sbasicamente si
    terminar maltratado
    herido un poco raspado o quemado....

    pero vivo.


    como me gusta venir a leerte

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  4. Por poca, poquísima gente pondría la mano en el fuego, aunque en esa apuesta estoy seguro que no me equivocaría, no me quemaría.

    p.d. Gracias por la reconstrucción histórica.

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  5. Jamás pondría las manos en el fuego por nadie amigo, por nadie.

    ¿Y tu?... somos seres humanos amigo y eso es incompatible para determinados actos heroicos.

    Como siempre brillante!! Me encanta tu forma de expresar la historia, tus sentimientos... amigo eres un mago con el teclado. Ya queda un poco antiguo decir con la pluma, pero es bonito. :*) Besotes!!

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  6. River
    Tú seguro que no te quemas. Que tiemble el fuego, como te le acerques xD
    besos

    Sara
    Habrá que ser fuego, entonces.
    Felices fiestas, amiga.
    besos

    Jo
    Hummmm... pues me has dejado pensativo con esas dos opciones que planteas... ¡vaya!
    Y sí, hace falta mucho valor para quemarse, aunque sea por algo que crees o quieres.
    besos

    Sergio
    Al menos, que el quemazón sea menor que la satisfacción por haberse quemado.
    un abrazo

    Vicky
    Yo soy muy caguetas para el dolor y el sufrimiento. No me veo poniendo manos en el fuego. Es que tengo muy poca madera de héroe y soy de combustión fácil xD
    besos

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  7. "Y el fuego se hico carne ya campó entre nosotros"

    Y tanto. ;P

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  8. Modelar el fuego en carne es la mejor manera de no quemarse la mano ^^

    besos

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  9. Tu post me dejó "en llamas".
    Hay una frase que se hizo muy famosa aquí porque es el título de una película (dirigida por Sergio Renán) pero está basada en el libro de un escritor que tú vas a saber reconocer sin que te lo nombre.

    La lectura de tus textos, éste en particular, por la complejidad de los temas y por la elaboración de su estética me hace querer decirte "Gracias por el fuego".

    Nunca dejes de escribir.

    abrazo

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  10. uy, don Mario.
    Ya no se puede decir nada más.

    Gracias y besos

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  11. Hola! Excelente historia! Gracias por compartirla connosotros, yo la desconocia completamente... Y tenia entendido que esa frase habia surgido hace no mucho en algunos hoteles en
    bariloche
    . Que iluso, jaja. Saludos

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