(81ª parada)
"Ahí está el mar, grande y espacioso".
(Salmo 104: 25)
Sólo conozco dos formas de fabricar bronce. Una: alear cobre y estaño. Dos: fundir sol y piel. Ahora que terminó el verano (aunque nos regalen este veranillo en miniatura del día del arcángel) ya sólo nos queda el recurso de los metales... pero difícil olvidar, al contemplar dermis tostadas, lo relajantes que fueron las horas pasadas al borde del océano.
Me place visitar la playa en los momentos, días o lugares en que se ve más arena que carne, cosa difícil tantas veces. Ocupar un espacio-sobre-toalla a considerable distancia del visitante más próximo me ha convertido en compañero de surfistas meciéndose sobre olas demasiado bajas para bailarlas, aves marinas cada vez más acostumbradas a tolerar la presencia humana, aunque sin dejar nunca de respetar la tácita orden de alejamiento, y jubilados que se pasean apresuradamente, como quien llega tarde a una cita, de un extremo a otro del arenal, siempre sobre la línea difusa de espuma en que el mar lame a la tierra sin descanso.
Por cierto... que, en todas las oportunidades que he tenido este verano, no he dejado de fijarme con sorpresa en que si usted arroja un número indeterminado de seres humanos sobre una playa, notará que al cabo de un tiempo presentan una inexplicable tendencia a pasearse de un lado a otro sobre el filo que separa arena y agua, convirtiéndolo en improvisada avenida principal, bulevar deforestado o calle mayor playera, con sólo el capricho de la marea como única condicionante urbanística. Espero que algún científico estudie y encuentre explicación a tan curioso fenómeno. Lo mismo ya está investigado y se ha publicado alguna conclusión, pero (de ser así) yo desconozco lo que se haya dicho al respecto.
Echaré de menos al mar, esa amante cálida de abrazo frío y salado. En estas latitudes norteñas, el Atlántico tiene sus pocos meses en que es cariñosamente accesible. Luego, fuera de temporada, gusta tornarse en apto sólo para valientes. Dichosos ellos.
Echaré de menos sumergirme otra vez más en el líquido amniótico del útero de Gaia, en el caldo frígido de la vida terrícola.
Y recordaré, como no podía ser de otro modo, igual que se recuerda el elemento disonante (la casa pintada de verde en medio de las encaladas, la oveja blanca en medio del rebaño de las de lanas parduzcas, la nube solitaria en un cielo ciánico, la palmera en el desierto...), el único día de densa niebla que disfruté en una recogida playa de la bahía. Allí, en las fronteras del reino de las algas, con el salitroso frescor húmedo sobre la piel desnuda y perdido en una inmensidad blanca que hacía eterno el mar, onírica la luz y misteriosa la extensión de la duna, grabé inmarcesible en mi memoria la imagen más bella que podía regalarme la amante azulada.
Y es que hay mares que aman como mujeres. Y al revés.
Ahora te quiero,
como el mar quiere a su agua:
desde fuera, por arriba,
haciéndose sin parar
con ella tormentas, fugas,
albergues, descansos, calmas.
¡Qué frenesíes, quererte!
¡Qué entusiasmo de olas altas,
y qué desmayos de espuma
van y vienen! Un tropel
de formas, hechas, deshechas,
galopan desmelenadas.
Pero detrás de sus flancos
está soñándose un sueño
de otra forma más profunda
de querer, que está allá abajo:
de no ser ya movimiento,
de acabar este vaivén,
este ir y venir, de cielos
a abismos, de hallar por fin
la inmóvil flor sin otoño
de un quererse quieto, quieto.
Más allá de ola y espuma
el querer busca su fondo.
Esta hondura donde el mar
hizo la paz con su agua
y están queriéndose ya
sin signo, sin movimiento.
Amor
tan sepultado en su ser,
tan entregado, tan quieto,
que nuestro querer en vida
se sintiese
seguro de no acabar
cuando terminan los besos,
las miradas, las señales.
Tan cierto de no morir,
como está
el gran amor de los muertos.
......................................(Pedro Salinas)
mucho que comentarte, y muy temprano.
ResponderEliminar(no pude evitar bajar el cursor a ver el autor de la poesía, con la esperanza de que fuese tuya). Otra vez será.
La playa es para el verano, eso acabo de decirle a mi hija desayunando en la churrería al ver el tiempo, lluvias en Levante. Sin embargo, muchas cosas que son del verano, estoy tratando de hacerlas de otoño y de invierno, y se consigue, créeme que se consigue.
Eres despiadado :) con ese hormiguero que dices que camina por la línea q separa arena y agua , me incluyo entre esas hormigas, y es que la arena es buena para los pies y, bueno, qué sé yo por qué se anda por ahí, también es verdad que observando a otros a mí también ha llegado a parecerme automático y absurdo.
Bueno, por tener el mar al lado, no te olvides de lo que vale.
*_*
en mi calidad de adora-dora del mar, de cachorro - anhelante - perpetuo de la seguridad amniotica del lametazo de la ola y del regalo de la bruma rezagada, no puedo sino quedarme hipnotizada en el sentimiento a-mar.
ResponderEliminarEs una de esas veces en que cuando te leo me leo. Las otras veces la riqueza viene del intercambio, éstas viene del reflejo.
Qué mas decir, si ya dije todo en el texto :D (presumida esta lectora reflejada, hein) lo tacito y lo explicito estan ahi dejando espacio a todas las lecturas y ese es su regalo de fin de estio.
[y "estio" -mira qué lindo el desarrollo y la vuelta- esta hecho sobre la raiz latina Aestas, ligado a la idea de arder, misma raiz que esta presente en aedes = casa ("hogar" al origen) y aedificare = edificar > aedes+facere(literalmente "hacer una casa")]
pues yo estoy deseando que el mar vuelva a ser lugar para los solos; que todos los "extras" salgan de escena y que la playa vuelva a ser mar, océano mar, como el de Baricco, donde una encuentra refugio para sus ahogos, donde los faros son hitos de cartografías interiores. Creo que por aquí, por los destinos atlánticos del finisterrae, es un lujo el mar de invierno, el que a mi más me gusta y que celebro cada otoño que llega
ResponderEliminar(sobre esto mismo he escrito yo el otro día, sobre el mar de otoño, el mar de los solos)
saludos, un placer leerte
Genial, como siempre. Me moría de risa leyendo la parte de los "paseantes" automáticos, sobre todo porque, según en que playas, ¡yo también lo hago!Ahora dudo si será porque realmente me apetece o por imitación de la plebe, ja, ja.
ResponderEliminarEste verano el mar me dio momentos estupendos, de esos que sabes que no vuelven, mágicos, únicos, cuando parece que el tiempo se detiene por unos instantes para que grabemos bien en nuestra memoria las sensaciones que nos produce tal momento. Desde un paseíto en barco por la ría hasta una playa escondida y desierta en buena compañía, desde una pequeña playita frente a la Illa de San Simón hasta acercarme sola (como tanto me gusta) a contemplar el mar desde la Torre y escribir en mi diario allí mismo. Muchos momentos... Un abrazo Rain.
Me gusta la mar y todo lo que inspira, como tu post por ejemplo y me ha encantado cómo lo inicias con las dos formas de fabricar bronce... lo dicho, corre sangre de poeta por tus venas! :D
ResponderEliminarBesos
Rainnnnnnnnnnnnn, ¡'que bonito! ¡como me ha prestado tu entrada! tenía un ratito y vine corriendo a verte, a tu mar desde mi mar, porque ya sabes! somos olitas del mismo mar jajajajaja, tenemos telepatía o qué????jejejeje.
ResponderEliminarSiempre que tenga un ratito serás de los primeros que venga a visitar, si este ritmo frenético de trabajo no puede conmigo, creo que no eh!!! que para eso soy una leona (ya se que tú no crees en eso)pero por si acaso...moriré en el intento como una leona, luchando y sintiendo a-mar, que tengo una añoranza de mi cantábrico llanisco que no se si no necesitaré hasta terapia fijate bien! jajajaja.
Te dejo un abrazote grandote
Yuria
ResponderEliminarCon la debilidad que yo tengo por Salinas... éste es un poema que no hace falta ir hasta abajo para conocer al autor: ya desprende aroma de Pedro Salinas en cada verso ;D (además de que es de los muy conocidos suyos y de que yo ya dejé bien claro que no voy a escribir poesía por respeto a mis lectores xD)
jajaja sí, he sido malo a propósito con las hormiguitas, pero es que no veas la cara de estupor que se me quedaba cada vez que veía esa hilera de personas apresuradas sin rumbo definido y siempre sin salirse de la línea... ¡qué estrés en plenas vacaciones! Y por más vueltas que le he dado al asunto no le he encontrado una explicación satisfactoria (otras explicaciones sí que he encontrado, aunque como se resumen en aborregamiento prefiero desecharlas :P)
Disfrutaré del mar también por los que no lo tenéis :D
besos
P
¡Caramba! Me siento muy elogiado por tus palabras... Coincidir en sentimientos con alguien que adora tanto el mar me hace sentir bien, porque tiene que ver exactamente con la devoción que quería transmitir por esa masa de agua salada que tantas cosas nos evoca y nos hace vivir.
Y ese colofón erudito me ha parecido sencillamente magnífico. ¡Qué interesante y sugerente! :D
besos
Calpurnia
Hola, bienvenida. Gracias por tu comentario :D
Pues, precisamente, yo que soy un amante de esos mares océanos, lugares para solos, como tú dices, estoy descubriendo que la inmensidad del mar radica también en que en él no existen 'extras', que es lugar para disfrute de todos y cada cual con su propia forma de llevar a cabo ese disfrute. Que tiene sus momentos, sus estaciones, sus lugares, todos igualmente válidos. También es lugar de los que siempre viven en él, marinos de toda la vida, con una concepción muy distinta a la nuestra de diletantes de la mar océana. Me asombran todas las facetas de la vida que existen allí, en el borde del océano.
Estos días, el mar devolvía a la arena las hojas ya amarillentas de los árboles otoñales y se adivinaba una especie de decadencia en las playas: algas amontonadas, soles que no calientan, desierto en la duna... El mar nos regala otro tipo de belleza que unos no prefieren gozar (o ya no tienen tiempo vacacional para gozar), pero que otros seguimos amando, que jamás nos produce hastío :D
besos
Ana
Es esa colección de momentos vívidamente grabados en el interior lo que hace tan especial la experiencia con el mar.
Hay un instante en que, sintiendo el momento, llegas a pensar: raindrop, activa la grabadora conscientemente, porque esto que está pasando ahora mismo es irrepetible y magnífico...
Son recuerdos que perduran mucho más allá de que el bronce abandone la piel o el calor del sol se desvanezca en los fríos invernales.
Una maravilla :D
besos
Avellaneda
¡Ay! "la mar"... Eso que no me he atrevido a decir en ningún momento en todo el post de forma consciente. Lo he evitado a toda costa. La gente que vive en el mar y del mar sí que lo tratan en femenino. Yo me he limitado a hacer la referencia del mar como mujer, pero me ha resultado imposible darle ese género. Quizás sea el respeto que me inspiran esos marineros que se embarcan valerosamente a surcar los procelosos destinos oceánicos. No sé. Pero cada vez que los veo en el puerto, me sacude algún estremecimiento inevitable.
Weno, de lo del poeta... no hablemos de eso jeje que ya digo que por respeto no voy a arrancarme por esos andurriales ;D
besos
Sara
Gracias por tu visita en estas circunstancias de apuro. Ya sabes que no escribo con mucha frecuencia, así que no te será tan complicado visitarme y estar actualizada ;D
¡Vaya que entra nostalgia del mar! ¿eh? Hasta yo, que soy de tierra adentro, entiendo el tirón que produce el océano. A veces paso mucho tiempo sin acudir a la orilla. Pero, cuando vuelvo, entiendo que me estaba esperando. Allí mismo.
besos
Que bonito Rain, no conocemos mucho esta faceta tuya, mas sensible, mas próxima, más liviana.....
ResponderEliminar.... dejame que te deje algo que dijo Julian Marías, al que sabes que tanto admiro de Salinas:
"Salinas no habla de la mujer amada, sino a ella; es una lírica del vocativo; se trata de un amor "compartido", sea o no correspondido; la amada es próxima, siempre amiga, vivida en su concreción, rodeada de todo lo que está en torno suyo, que queda en cierto modo salvado y glorificado"
Una amada como la que tu sientes, como el mar, inmensa.
De verdad que me ha encantado la entrada, la foto, el comentario de la mujer y el amor y el mar....
... y como no... Pedro Salinas, que me encanta... siempre....
... gran maestro Salinas.... al que recurrir para entender el amor...
Besos Rain y gracias por tu participación inteligente en mi blog
Yo no fui a la playa ni un sólo día. Y no sólo porque la arena - a excepción de cuando era pequeña- no me guste, no tenía con quien ir que me hiciese ver la hermosura del mar. Hoy, leyendo, la veo. Hoy quisiera estar allí, aunque fuese sola.
ResponderEliminarUn abrazo
Tengo una imagen parecida a la fotografia que muestras en mi casa enmarcada en la pared, de un viejo embarcadero, con las montanas al fondo, bajas, que dejan ver el cielo, no es gran cosa, pero me gustan esos ambientes, un poco lluviosos, solitarios, pero con mucho color. Estar rodeado de gente puede estar bien pero para disfrutar de la naturaleza es mejor un toque de soledad, aunque entiendo perfectamente que hay lugares donde eso es imposible.
ResponderEliminarAun asi, estar cerca de donde uno pueda darse un respiro, mar, lago, playa, montana o espacio abierto, es calidad de vida.
Abrazos
raindrop, los médicos han recomendado que para rebajar el colesterol, hay que darle a la pierna con brío y a los brazos con salero. Y si es en "ringlera", pues anima más: ris, ras, ris, ras y Vuelta! Qué automatismo, qué sincronización!. Creo que en las muchas horas de playa, hay mucho de "pasmoneo" y aburrimiento.
ResponderEliminarDices que no escribes poesía. Perdón, pero el último párrafo de este texto lo es. No importa la disposición de las líneas.
Me parece tan bello, como "esa amante azulada", y tan único como ese día de niebla.
Salinas, es grande.
Te imagino como un alquimista fuera de su tiempo. Te imagiano entrando en el frío mar de tu norte para dejarte mecer en el azul líquido amniótico.
ResponderEliminarHas escrito tantas frases que querría llevarme, que al final no encuentro una cesta lo suficientemente grande.
Y además has concluido con Pedro Salinas, el poeta del amor con su amor desmedido hacía Katherine Whitmore....(no te pierdas el libro que recoge las cartas que se enviaron durante años....es delicioso).
Un abrazo.
J.
Te paso una de esas cartas que utilicé para un post hace unos meses:
ResponderEliminarEl amor es localizar lo abstracto.
http://hebuterne.blogspot.com/2009/03/el-amor-es-localizar-lo-abstracto.html
J.
Gracias amigo Rain por tu comentario en mi blog, me ha encantado, tendré que retomar a Punset..y no dudes que lo haré....
ResponderEliminar... es increible....
... la pregunta..."¿para qué diablos sirve la consciencia?, eso mismo dice mi maestro.....
..... y bueno ahí estamos.
Besos
Parece mentira que tenga que venir un mesetario para explicar lo del paseito al borde.
ResponderEliminarLa arena dura fortalece el pie. El agua fresca que entra mejora la circulación y, lo más importante, las tias buenas casi siempre están cerca del agua.
Si es que no entendís, que diría Gil que belcebú tenga bien vigilado.
Abrazos.
Ya metida en el Otoño de pleno casi me pierdo este paseo por la orilla del mar que nos ofreces...y como lo relatas entre sorna y una realidad aplastante.
ResponderEliminarEs el mar posiblemente el elemento más atractivo para casi todos nosotros tal vez ese recuerdo primario del vientre materno, tal vez su alto contenido en nostalgias, aromas, colores que danzan en nuestros sueños...
Me gusta hasta en esos meses tradicionalmente atiborrados de todos nosotros, ni esos momentos me niego a caer rendida entre sus olas y su espuma...
Un beso grandisimo Rain..
Estrella Altair
ResponderEliminarPues coincidimos en esa admiración por Salinas, ya lo creo.
Y encantado de comentar en tu blog, lo sabes :D
besos
Siberia
Pues tengo la sensación de que te has perdido algo muy bueno. Yo he ido a la playa solo todas las veces, incluso creo que me gusta más así: a mi aire.
Pero, bueno, nunca es tarde para darse un agradable paseíto por la orilla. Estás a tiempo ;D
besos
samuel
Estoy de acuerdo contigo en que cierta soledad permite disfrutar mejor de estos ambientes.
Para mí fue un gran placer.
un fuerte abrazo
Shandy
jajajaj sí: los paseos del colesterol... lo curioso es cómo se organizan justo encima de la espuma, ni más acá ni más allá.
A la prosa poética le falta un poquito del ritmo de la poesía propiamente dicha, pero sí que me produce similar deleite.
besos
Jeanne
Gracias por compartir esa entrada. Fascinante.
besos
el instigador
jajajajaj pues vaya que sí: lo has clavao. Ahora que visualizo el tema tías buenas, ya está resuelto el misterio xD
un fuerte abrazo
sib
Ay, sí. El mar es tan hermoso...
Y siempre tan sugerente, que es uno de los placeres imprescindibles para los que vivimos cerquita de sus orillas.
besos
Guau!!!!!!!! Del poema hay poco que decir, solo tengo que dejarme llevar por sus letras y explorar ese lado sensible que todos tenemos………….Huelo a mar!!!!!!!!!!……… excepcional combinación de música y palabras……me gusta contemplar el mar en las playas vacías, escuchar como se hace cuerpo y alma,...........cuando esto sucede la paz y la serenidad emergen desde el interior.
ResponderEliminarBesos