domingo, 26 de septiembre de 2010

animal de costumbres

(área de descanso nº 101)

Cada uno tiene sus costumbres y hay quienes las tienen incompatibles con las de otros. Así de sencillo.
Por ejemplo: Yo tengo la costumbre de acostumbrarme a las cosas (valga la redundancia) y hay quienes tienen la costumbre de cambiarlas todas en cuanto pueden. Recuerdo que, de casado, esto me valía algún que otro tropezón nocturno contra los muebles... por esa costumbre mía de caminar a oscuras, de memoria, por la casa, combinada con la costumbre de mi antigua compañera de cambiar la disposición del mobiliario en cuanto se aburría de la anterior configuración.
Ahora, los golpes me los doy contra los programas informáticos que, como muebles, también los van cambiando de lugar los programadores en cuanto se aburren de ellos, mientras que yo, como un ciego, los sigo manejando como siempre, de memoria.

Y así están las cosas: usted tiene un equipo que funciona a la perfección, pero que ya no le sirve porque no es capaz de seguirles el ritmo a las nuevas actualizaciones de los programas. Entonces usted decide renovar su equipo, pero el sistema operativo al que se había acostumbrado (y que tan bien iba) ya no le sirve en el nuevo equipo, que lo reconoce como un extraño (o, sencillamente, no lo reconoce). El siguiente paso es cambiar de sistema operativo, aunque con el nuevo se sienta usted como un pulpo en un garaje: ¿dónde estará esto y dónde habrán puesto aquello?
Lo mejor de todo es que, al cambiar el sistema operativo, ahora es éste el que reconoce como extraños a los programas que usted estaba utilizando y que tan bien iban (hasta que algunos componentes se fueron actualizando y su antiguo ordenador sudaba tinta china para correr al ritmo de ellos). Así que ahora hay que hacerse con las nuevas versiones actualizadas de los programas (sólo para que las reconozca ese nuevo sistema operativo al que usted le tiene casi tanta manía como a los mismos virus que le amenazan a diario), aumentando aún más la sensación de estar completamente perdido en este virtual mundo silícico... Y luego va uno, se informa sobre el coltan, y le dan ganas de mandar todo este circo a paseo y ponerse a contar con ábacos y a dibujar y escribir a mano...
Cuando me da por recordar que con un 486 se puso a un hombre en la Luna, mientras que ahora con procesadores de doble (o triple o cuádruple...) núcleo estamos manejando hojas de cálculo, retocando fotos o enviando e-mails, me convenzo de que nos encanta matar moscas a cañonazos. Pero, eso sí, con un estilazo que quita el sentido, porque ¡qué presentaciones, qué gráficos y qué calidad de sonido, oiga usted! Antes muertos que sencillos.

Bueno, allá me voy, a por otra trompada cibernética, que también a esto me acabaré acostumbrando.
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5 comentarios:

  1. Coincidimos. A mí también me gusta acostumbrarme a lo habitual aunque sólo sea por poder poner un paréntesis en ellos y dedicarme a lo creativo que yo mismo elijo.
    Ahora somos víctimas del negocio de cambiar para que la actividad y el crecimiento económico se mantengan aunque sólo sea tejiendo y destejiendo como Penélope.
    A mí me llevan a rastras y aún recuerdo con añoranza el primer ordenador que tuve -y me ensamblé- con un procesador de 8 bits (un 6502 de Rockwell con 1 Mhz de velocidad) y una memoria de 1 KB en la que programé mi primer procesador de textos directamente en lenguaje de máquina.
    Hoy es otra cosa. Hemos mejorado mucho pero a costa de una insoportable presión del cambiar por cambiar.

    Abrazos.

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  2. Ya te digo...y cuando te acostumbres al nuevo sistema, te lo cambiarán. Se trata de hacernos sentir perdidos de una manera continua.

    Un abrazo

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  3. Jajajajaja, hola Rain, no sabes lo identificada que me siento hoy con tu entrada,
    yo también soy animal de costumbres....¿quien no? y con esto de los cambios tan rápidos de la informática, me pongo "enfermita"...y a muchos me resisto firmemente...que para eso soy más cabezona que nadie jajaja.Ah! y no me va mal.
    Abrazotedecisivo

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  4. Y que lo digas. Siempre les digo a mis alumnos que lo que tienen que aprender son los fundamentos de las cosas, porque las herramientas (léase software) cambian cada cinco minutos y más vale asimilar bien la esencia que luego ya se verá cómo se aplican los condimentos.

    Un abrazo

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  5. Coincido con que hay que ir a las razones y a la base de las cosas y equilibrar la fuerza de la costumbre. Si te acostumbras mucho a algo, puedes perder la perspectiva de mejorarlo por pereza al cambio, y al reves, a veces las ganas de cambiar y otras presiones pueden empujar a gente a equivocarse y empeorar lo que funcionaba bien.
    De todos modos en el tema tecnologico no hay mucha escapatoria. Los mercados se las arreglaran para que no puedas funcionar con lo antiguo.

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