domingo, 30 de septiembre de 2007

palabras perversas

(9ª parada)
"Una buena persona saca buenas cosas del buen tesoro que hay en su interior y una mala persona saca lo malo de su mal tesoro interior; porque de lo que abunda en el interior de cada uno es de lo que habla su boca".
(Evangelio según San Lucas, cap. 6: 45)
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Es el 14 de septiembre de 1964. Una extraordinaria mujer recibe el tributo civil más alto de su país: la Medalla Presidencial de la Libertad, que le es concedida por el presidente de los Estados Unidos Lyndon B. Johnson. ¿Quién es esta extraordinaria mujer? Desde su nacimiento, el 27 de junio de 1880, lleva una vida de lucha constante para superar sus circunstancias personales y para tratar de mejorar el mundo que le ha tocado vivir. Fue conocida como brillante conferenciante, entusiasta activista y sorprendente escritora, que desarrolló su carrera en clara desventaja: A partir de los 19 meses de edad, una "fiebre del cerebro" (ése es el diagnóstico de los médicos del momento) le priva permanentemente de los sentidos de la vista y del oído. Su nombre es Helen Keller. Su vida es un ejemplo de valor. Su condición de sordociega no le impidió graduarse cum laude a los 24 años, doctorarse en Filosofía, Letras y Ciencias, además de aprender varios idiomas. Tampoco fue obstáculo insalvable para que en 1920 se encontrara entre los fundadores de la Unión Americana por las Libertades Civiles, ni para que hubiera desarrollado una gran labor a favor de los sensorialmente discapacitados del mundo (algo que planteó como la meta más importante de su vida), ni para enfrentar la incomprensión y críticas de cierto sector de periodistas que inicialmente la habían elogiado, pero que empezaron a llamar la atención hacia sus incapacidades (para desprestigiar su labor) en el momento en que Helen Keller comenzó a trabajar activamente contra la explotación de las clases obreras.

Esta valiosa vida recibió el valioso impulso de otra valiosa mujer en el momento en que más lo había necesitado. Esa otra mujer cuyo nombre está fuertemente ligado al de Helen Keller (igual que sus vidas transcurrieron de la mano durante 49 años) es Anne Sullivan. La profesora de Keller también tuvo que superar una serie de circunstancias adversas, pero que no podrían mermar nada de su auténtica valía. Nació el 14 de abril de 1866 en el seno de una familia de muy escasos recursos, hija de un hombre iracundo y una mujer gravemente enferma de tuberculosis. A los 5 años de edad, Anne perdió la vista a causa de un tracoma. Finalmente, tras la muerte de su madre, fue abandonada por su padre a los 10 años para ser acogida posteriormente en el Perkins Institute para ciegos de Boston. Pasados varios años y después de ser sometida a dos operaciones con éxito, recuperó algo de visión y esto le permitió desarrollar nuevas tareas. Se graduó, obteniendo el título de honor, y a los 20 años le fue encomendada la educación de la niña Helen Keller. Al principio, debido a la pérdida de capacidad para comunicarse, Helen se mostraba incontrolable. Pero Anne Sullivan, trabajando con energía y paciencia, logró frenar la agresividad de su alumna a la vez que desarrolló un método de comunicación mediante signos combinados con el contacto de labios y garganta para poder sentir las vibraciones del sonido.

La vida de estas dos mujeres, siendo tan notable, no es más que una muestra del gran valor de tantas personas que en circunstancias similares han tenido que ir desarrollando su potencial.

El principal motivo que me ha llevado a traer estos trozos de historia hasta aquí es el interés que tengo en ser plenamente consciente del gran valor de cada vida, independientemente de qué envoltorio presente o de las limitaciones que le afecten. Me hacen daño las palabras perversas. Confío mucho en la utilidad del lenguaje como elemento de terapia mental. Estoy convencido de que nuestras palabras y nuestras ideas se influyen mutuamente y se retroalimentan: pensamientos congruentes pueden generar palabras congruentes, a la vez que las palabras congruentes influyen en la formación de pensamientos congruentes. Es como si las palabras actuasen como un cincel que va esculpiendo nuestro cerebro. Pero, en ocasiones, se pervierte el uso de las palabras con el consiguiente doble problema: pueden generarse ideas equivocadas a partir de las palabras o bien las ideas erróneas que ya existían permiten que esas palabras perversas arraiguen en el lenguaje y se acepten sin discusión. Es cierto que nuestro diccionario convierte en sinónimos términos como minusválido y discapacitado (o inválido e incapacitado). Pero es éste un uso pervertido y aceptado. ¿Cómo afecta a nuestro patrón mental asumir estas palabras como sinónimos sin rebelarnos contra ello? En mi ciudad, las zonas reservadas para estacionamiento de vehículos de personas que sufren discapacidad están señalizadas con el correspondiente disco prohibitivo sobre un cartelito que dice: "reservado minusválido". ¡Y me dan ganas de arrancarlos para que los sustituyan por otros que no mientan! No digo que no crea en la necesidad de reservar esas plazas (por supuesto), sino que quiero que el Ayuntamiento sea justo con todos sus ciudadanos y no cuestione el VALOR de las personas (especialmente las discapacitadas). ¿Acaso las personas discapacitadas son menos valiosas ("minus-válidas")? ¿Por qué les ponemos ese cartel? ¿Pretendemos creer que tengan menos derechos, aunque les entreguemos ciertas migajas que tranquilicen nuestra sensibilidad? En ciertos momentos y por ciertas causas, la rebelión contra lo establecido no es tanto un derecho como un deber. Y ésta puede ser una de esas oportunidades. Llega la hora de poner fin a una injusticia que puede estar viviendo en nuestra mente y en nuestro léxico. Ambos están conectados y ya es momento de darles el reposo de la coherencia.

Una breve historia antes de terminar: Un conferenciante trataba de explicar a su público el concepto del verdadero valor de las personas. Sacó de su bolsillo un billete costoso y preguntó: "¿Quién quiere este billete?". Todas las manos se levantaron. El orador estrujó el billete con fuerza, lo arrojó al suelo y lo pisoteó enérgicamente. Y preguntó: "Y ahora, ¿quién lo quiere?". Otra vez, todas las manos volvieron a levantarse.
Es fácil entender. Todos sabemos que el valor del billete no depende de que esté más o menos arrugado, más o menos sucio o estropeado. Su valor sólo depende de lo que es. Y si sabemos que esto sucede con un trozo de papel impreso, ¿no es más importante que lo tengamos claro cuando nos referimos a una persona?

Un periodista le preguntó en cierta ocasión a Helen Keller:
- ¿Hay alguna cosa peor que ser ciego?
- Sí - le respondió ella - : ¡Tener vista pero no tener visión!

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Dedicado, con todo mi cariño y respeto, a Álvaro, a quien he conocido recientemente en la blogosfera (Álvaro publica 2 blogs que se pueden visitar aquí: http://vozdealvaro.blogspot.com/ y aquí: http://de-que-depende.blogspot.com/. ¡No dejéis de hacerlo!).
Álvaro: por más 'arrugado' y 'pisoteado' que puedas llegar a sentirte, recuerda siempre que tú vales mucho, amigo.

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post scríptum:
ACTUALIZACIÓN
El Ayuntamiento ha retirado por fin los carteles "reservado minusválido" y ha dejado solamente los logotipos correspondientes para señalizar la reserva de plaza de aparcamiento para personas con discapacidad (sin más texto).
¡Algo es algo!

11 comentarios:

  1. Vengo de leer tu comentario en mi blog sobre la cantidad de entradas que hago........pues mira, esta entrada que has escrito tú vale por cien mil que ponga yo.

    Ahora soy yo la que te da las gracias por haber escrito esta entrada tan maravillosa.

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  2. Instantáneo saludo con promesa de parar ver y sentir si tus vibraciones son positivas...
    jajaja, en menudo post me encuentras...
    Encantada!!!

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  3. Te regalo una lágrima... la que tu escrito ha dejado fluir por mi mejilla. tienes el don de la palabra y una madures poco habitual para contar cosas que pasan.GRACIAS!

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  4. pilar: Demasiado cumplido me haces, lo digo en serio.

    maría manuela: ¡Bienvenida! A ver si vibramos todos a gusto. Espero que lo pases bien por estos lares.

    mas de mi que de... lirio: Recojo con mis manos tu lágrima. Gracias.
    Insisto en que me aupáis con estos piropos muchísimo más de lo que es mi estatura real. Gracias de todos modos.

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  5. He estado algo perdida Rain...
    Rain, no estamos acostumbrados a que nadie dedique parte de su tiempo y más aún de su cerebro a implicarse en algo que aparentemente creiamos que solo nos concernía a nosotros. Desde hace años peleamos para que los démás hablen como tú lo acabas de hacer,en voz alta y dándole el justo nombre a las cosas y más aún a las personas.
    Existen millares de Hellen Keller en la penúmbra, y muchas otras Anne Sullivan que intentan dar la vualta al calcetín y deshacer el entuerto en el que muchos psíquicamente se ven metidos. SOlo faltarian mentes sensibles, abiertas a una manera distinta de ver y hacer funcionar esto que sigue siendo un enorme galimatias, y que de forma politicamente incorrecta nos quieren vender como el gran avance de este siglo.
    Decir que te lo agradezco, sería frio y escaso, es mucho más lo que me ha producido tu post, pero creo que tú sabes a qué me refiero.
    Hoy creo un poco más, y veo que aún puedo confiar en que este mundo camabiará gracias a gentes MARAVILLOSAS que sigo encontrándome en el camino.
    Un beso mio...
    Y Álvaro te manda un choque de manos¡¡

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  6. sib: Gracias. Apenas he puesto mi humilde granito de arena, mientras que el enorme peso de esta lucha diaria (generalmente en la sombra) lo lleváis vosotros. Es lo menos que podía hacer.
    Os admiro profundamente por vuestro VALOR, que más brilla cuanto más duras son las circunstancias.

    Besos para Álvaro y para ti.

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  7. Todo un ejemplo de motivación, muy buen artículo. La historia ha sido llevada al cine varias veces con el título de "El milagro de Anna Sullivan", en una de las versiones la actriz que protagoniza a Hellen Keller es Anne Bancroft.
    Gracias por pasarte por mi blog, tendré muy en cuenta lo de recuperar mi pasión por el dibujo.

    Un saludo

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  8. pilar: puedes poner todos los comentarios que quieras. No me molesta en absoluto. Al contrario, me agrada que podamos tener buenas conversaciones.
    Y tienes mucha razón en lo que dices. Cada ser humano es ÚNICO. Esto es lo que le da tan extraordinario valor: Jamás se repetirá.
    ¿Qué pasaría si nos dijeran que vamos a ver la última puesta de sol que se va a producir en este mundo? ¿No sería un evento extraordinario? ¿Quién querría perdérselo?
    ...Y, sin embargo, ¡cuántas "últimas puestas de sol" pasan por esta vida sin pena ni gloria!

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  9. Y viendo ya la meta de lejos (aunque ya hice todo el recorrido) y disimulo para no parecer que ando sobrada de fuerzas...
    Uno de los más impactantes recuerdos que tengo de la infancia fue el de una película de esta mujer, ejemplo de superación. A veces esto te hace pensar en que como los monosabios, no hay cosa peor que los que no quieren ver, oír, ni hablar del difícil camino de la discapacidad, la integración, en este mundo de oportunidades para todos tan maravilloso en que vivimos...

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  10. Y me olvidaba recomendar una visita por el blog de esta mujer que no se deja arrugar...Lamima:

    http://lamima.blogia.com/

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  11. La visita a Lamima la puedes dar por hecha :)

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